En relación
con este tema de la integración de los medios de comunicación en la escuela
desde un modelo crítico, hay que dejar constancia de un punto de partida que ha
expuesto Pérez Tornero. “Una escuela
situada al margen de los medios, que les diese la espalda, se condenaría a sí
misma a sucumbir ante la televisión más adocenante. Una escuela que sólo sea crítica
con ellos tiene la batalla de la influencia perdida. En cambio una escuela
aliada críticamente con los mass-media tiene la posibilidad de conseguir sus
propias finalidades; pero a condición siempre de desarrollar una educación activa
y creativa ante los mismos medios de comunicación”.
La puesta en
práctica del enfoque crítico -entendida la crítica como es obvio en sentido
amplio, negativa o positiva- es recomendable en todas las áreas curriculares y en
todas las etapas y niveles de enseñanza, pero en el caso que nos ocupa, el
trabajo sobre y con medios y tecnologías de la información y la comunicación,
no es sólo un ejercicio recomendable o complementario de otras enseñanzas y
aprendizajes. El contenido y las herramientas de trabajo poseen una justificación
propia en educación y exigen una mirada crítica.
Los medios de
comunicación trabajan con los materiales más sensibles y más etéreos, pero al
mismo tiempo más relevantes: valores, estereotipos, modelos, pautas de
conducta... ofrecen un producto que tiene influencia en las formas de pensar y
de actuar, en las formas de consumir los productos fungibles y las cosas
físicas, materiales. Pero también en la construcción del mundo de lo simbólico,
cuya trascendencia no se puede negar.
En
definitiva, pese a sus artificios (o quizá gracias también a ellos), los medios
aportan una apariencia de naturalidad e incluso de neutralidad y transparencia,
unos efectos de realidad, una forma de legitimidad mediante las
autorreferencias abundantes, mediante la práctica ausencia de rectificaciones,
con relatos contundentes, con simplificaciones en alguna medida, sólo en alguna
medida, inevitables por motivos de espacio, tiempo, desconocimiento del emisor.
A ello habría
que añadir otros múltiples factores: percepción sensorial del receptor, fuerza
emotiva de la imagen en movimiento, dificultad para procesar de forma fiable
todos los estímulos, interés ideológico y / o económico, del medio y del
periodista, prejuicios e ideas preconcebidas por parte del emisor y del receptor,
la mitificación de la tecnología y sus fascinantes posibilidades y de los
medios de comunicación más espectaculares, entre otros aspectos de similar
índole.
Por lo que se
refiere al último punto, Jesús Martín Barbero ha observado: “El espacio de la televisión está dominado
por la magia del ver: por una proximidad construida por un montaje no
expresivo, sino funcional y sostenido en base a la “toma directa”, real o
simulada. En la televisión la visión que predomina es la que produce la
sensación de inmediatez, que es uno de los rasgos que hacen la forma de lo
cotidiano. Y ello incluso en la publicidad, pues ella es la síntesis de la
cotidianidad y el espectáculo, aunque ella viva en un equilibrio inestable que
le da un aire transgresor. En la televisión nada de rostros misteriosos ni con
demasiado encanto, los rostros de la televisión serán cercanos, amigables, ni
fascinantes ni chabacanos. Proximidad de los personajes y los acontecimientos:
un discurso que familiariza todo, que torna “cercano” hasta lo más distante y
que se hace así incapaz de enfrentarse a los prejuicios más “familiares”. Un
discurso que produce eso desde la forma misma en que organiza las imágenes: de
manera que produzcan la mayor transparencia, o sea, en términos de simplicidad,
claridad y economía narrativa”.
A una idea
similar cabría adscribir las palabras de Furio Colombo: “la televisión está en
condiciones de crear un territorio propio distinto del territorio físico (país,
nación), de fuerte lealtad e identificación (...) establece entre los hechos
una meritocracia que no depende de la sustancia de ellos mismos, sino de la
frecuencia y de la intensidad de las apariciones, de su exposición a las
cámaras. Más exposiciones equivalen a más valor”.
Diversos
autores, muchos de ellos pertenecientes a la línea de comunicación educativa de
la tradición inglesa, “consideran que una de las grandes posibilidades de la
educación en medios, reside en su cuestionamiento de los medios de comunicación
en cuanto a las formas específicas que emplean para representar el mundo social
e individual. Se parte de la consideración de dichos medios como sistemas de
lenguaje que crean la realidad al representarla, mediante procesos específicos
de selección y combinación de sus recursos técnicos y estilísticos.
Los medios
crean y recrean significados a través de prácticas de significación
esencialmente ideológicas, y en interacción con las subjetividades socialmente
conformadas de sus audiencias. El punto clave de este planteamiento es negar la
aparente transparencia de los medios (especialmente de los audiovisuales, donde
esta transparencia parece aún más creíble).
La educación
en medios se dirige precisamente hacia el desarrollo de habilidades y
conocimientos que permitan comprender de qué manera los medios crean significados,
para así cuestionar esta noción tan extendida que los concibe como “ventanas al
mundo”.
En este mismo
sentido se consideran valiosas las aportaciones que la educación en medios
puede ofrecer al diseño curricular y la práctica educativa. La relación entre
el currículum escolar y el mundo real se da también en términos de
representación. El currículum ofrece una representación del mundo al alumno”.
Dicha
representación está basada en unos procesos de selección y combinación de
conocimientos que son validados y organizados social y, por lo tanto,
ideológicamente.
“El conocimiento
no sólo se construye socialmente, como lo afirmaron los sociólogos del
conocimiento durante los setenta, también se le representa de ciertas formas.
Estas formas deben ser sujetas a escrutinio crítico por parte de maestros y
alumnos. Tampoco existe algo así como un currículum o una práctica pedagógica
transparentes. Tana Wollen lo plantea de la siguiente manera: “maestro y medios son incapaces de presentar,
simplemente, el mundo real a sus estudiantes; lo representan a través del
lenguaje que emplean para explicarlo, las imágenes y ejemplos que usan para ilustrarlo,
los ejercicios que diseñan para asegurarse de que sus representaciones son
correctamente entendidas”.
En este
contexto es relevante que el potencial crítico de la educación en materia de
comunicación y medios, no se vea frenado por una tendencia excesivamente
tecnicista que ignore o descuide a la comunicación social como el fenómeno global
e integral que constituye.
Se defiende
desde el enfoque crítico, por tanto, que todos los ingredientes de la
información audiovisual, cuya consideración en sentido amplio abarca también a los
mensajes publicitarios, contribuyen a la representación social de la realidad,
a la construcción mediática de los acontecimientos y hasta de las opiniones, que
no tienen por qué estar lejos necesariamente de lo original en su forma de
presentación, más allá de lo consustancial a la intervención humana más
“objetiva” y a la mediación técnica, pero pueden estarlo. No olvidemos, por
ejemplo, que a veces en televisión una noticia editada desvirtúa totalmente una
entrevista en bruto, al seleccionar totales (declaraciones a cámara) sacados de
contexto, con lo que parece a ojos del espectador que se dice algo distinto o
incluso contrario a lo que en realidad se dijo, sin que ni siquiera tenga para
ello que haber mediado mala fe por parte quienes seleccionan la información y
montan las imágenes.
De ahí
también se deriva la necesidad de contar con un emisor y un receptor formado,
desde la escuela y fuera de ella, en el espíritu crítico, la capacidad de
análisis y comprensión, y el conocimiento siquiera básico de cómo funcionan la
radio y la televisión, aspectos que hacen más libre, menos vulnerable al
ciudadano frente a los medios de comunicación audiovisual y frente a sus semejantes.
Lo que no es poco.
Extraído de
TESIS DOCTORAL
AUTOR:
JUAN-FRANCISCO TORREGROSA CARMONA
DIRECTOR: DR.
LUIS-MIGUEL MARTÍNEZ FERNÁNDEZ
Publicaciones recomendadas
No hay comentarios:
Publicar un comentario