En la sociedad actual el medio televisivo ocupa un lugar y
un tiempo privilegiado en la vida del hombre y, sobre todo de los niños; de
hecho, la televisión se ha ido introduciendo poco a poco en el entorno
doméstico y ha conseguido, gracias a sus tácticas persuasivas de transmitir sus
contenidos, entretener y moldear la mente de los individuos y, en concreto, la
de los niños más pequeños. Su poder subjetivo real emerge en gran parte de su
enraizamiento en la vida individual, personal y colectiva.
Schorb y Theunert en una investigación titulada ¿Qué miras y
qué piensas? plantean la necesidad de investigar sobre los efectos de la
televisión tomando como referente, no los contenidos, sino el pensamiento
generado de los niños y su expresión multiforme. Es por cierto el modelo que
hemos aplicado al incentivar a los niños para que dibujaran los juguetes que
habían visto anunciados y los juguetes reales, después de su compra. La
agresividad publicitaria urge lograr que todo consumidor, sea adulto o niño se
convierta en un receptor competente y lúcido de sus mensajes en lugar de blanco
pasivo e indefenso de sus objetivos comerciales. En consecuencia las
investigaciones por parte de los sectores relacionados con la publicidad y la
televisión se han multiplicado en los últimos tiempos, si bien no siempre en la
línea de poner sus resultados al servicio de un cambio en la programación,
especialmente la infantil, y la adecuación y calidad de sus programas.
Por lo que, en el contexto familiar es donde se desarrolla
la mayor interacción entre el niño y el televisor. El niño, al regresar de la
escuela pasa muchas horas sentado frente al televisor y este factor es debido a
que los padres y familiares que conviven con el niño pasan por alto que la televisión
es un medio que fácilmente crea adicción en el niño. Su problema con frecuencia
es que no saben lo que harían con los niños si no existiera la televisión como
forma de aparcamiento de sus propios hijos.
En efecto, son muchos los niños que, tras regresar de la
escuela al hogar, lo primero que hacen es encender el televisor y permanecer un
buen número de horas junto a él, debido a que, son muchos los padres que
permiten a los hijos permanecer ante el televisor hasta altas horas de la noche
o viendo programas absolutamente desaconsejables para un niño de corta edad.
De hecho, en multitud de ocasiones, este medio es utilizado
en el hogar con el fin de cumplir variadas funciones como son: compañía,
premio, entretenimiento para no interrumpir las actividades de los familiares,
sustituta del diálogo entre padres e hijos, compañera motivadora para que los
niños se levanten pronto por las mañanas (como puede comprobarse en los
esquemas expuestos acerca del consumo televisivo infantil antes de ir al
colegio). Por lo que, la televisión juega un papel fundamental en el núcleo
familiar, condicionando de este modo, el comportamiento y la interacción entre
padres, hijos y familiares.
Tal es el grado de persuasión que toda esta información
televisiva genera en la mente de los niños que, desde que se levantan todas las
mañanas, independientemente de que deban asistir a sus respectivos centros
educativos, como los días en que no deben acudir a tales centros, en concreto
fines de semana y festivos, se hallan sentados frente al televisor, impasibles,
recibiendo constantemente toda variedad de mensajes que transmite el medio
televisivo. Esta franja horaria también se mantiene los fines de semana; así la
mayoría de las cadenas de televisión emiten programación infantil en un horario
comprendido desde las seis hasta las once o doce del mediodía.
Centrándonos en el mensaje dirigido al telespectador
infantil, en el caso español desde el punto de vista de la programación,
existen en la actualidad diferentes vías de acceso al público infantil.
Estos horarios suelen ser los siguientes:
Primera hora de la mañana en días laborables. En este
período, muchos niños consumen espacios televisivos antes de ir al colegio.
Entre las 7 y las 9:30 h., de la mañana, alrededor del90 por ciento de la
audiencia está formada por niños. Casi todas las cadenas ubican en esta banda
productos destinados a esta audiencia.
Mediodía en días laborables. La gran mayoría de los niños
españoles mantiene el hábito de comer a mediodía en casa. Este período suele
ser aprovechado por los programadores para ubicar entre las 13:30 y las 15:00
h., otra banda infantil.
Tardes en días laborables. Esta banda horaria, habitualmente
ubicada entre las 17:30 y las 20:00 h. La mayor parte de las cadenas se
disputa, en este bloque, los más importantes patrocinios infantiles,
especialmente productivos en ciertas épocas del año como la correspondiente a
la campaña de Navidad.
Mañanas de fin de semana. Los fines de semana y los festivos
suelen considerarse días en que la presencia de público infantil es dominante,
en particular en las bandas horarias comprendidas entre las 6 y las 12 h., del
mediodía.
Para los niños con edades comprendidas entre los 6, 7 y 8
años, la televisión constituye una parte importante de sus actividades diarias.
Los niños, continuamente están recibiendo mensajes, no sólo destinados a ellos,
sino que también muestran gran interés por la programación destinada al
telespectador adulto y por la publicidad en general, ya sea destinada a ellos o
a los adultos.
Según Díaz:
Los niños españoles dedican al año más horas a ver la
televisión que a ir a clase: cada uno de ellos ve, a lo largo del año, un total
de 937 horas, esto es, 37 más que las que pasa en el colegio".
En muchos hogares, la televisión forma parte del lenguaje
cotidiano y contribuye, directamente, a construir la realidad que el niño
desarrolla en el tiempo y bajo ciertas condiciones sociales. Este proceso de
construcción social de la realidad es fruto de la interacción y supone plantear
una cierta noción de competencia, que se define en el niño como una forma de
conocimiento mediático.
Extraído de
LAURA PERLADO EKMAN y MARÍA LUISA SEVILLANO GARCÍA. La influencia de la televisión en los niños. Enseñanza, 21, 2003, 163-178.
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