viernes, 24 de julio de 2009

Los tipos y características del aprendizaje televisivo

El aprendizaje es quizás la dimensión psicológica fundamental en el presente tema, ya que involucra a casi todas las restantes. En efecto: tratar los efectos de la televisión implica tratar de los procesos de aprendizaje asociados a la conducta de mirar TV. Por tal razón, en este apartado sólo mencionaremos aquellos conceptos que en la literatura sobre el tema aparecen relacionados o particularizan a éste fenómeno.

Al respecto, entendemos conveniente mencionar una serie de distinciones realizadas por Arenas (1977) para categorizar el aprendizaje televisivo, que consideramos relevantes para ordenar muchos de los problemas conceptuales del presente ámbito. Tales distinciones están basadas esencialmente en la naturaleza del propósito y en la conciencia de aprendizaje implicada en el acto de mirar televisión. A continuación las presentaremos acompañadas de nuestros comentarios.

La primera distinción propuesta por ese autor refiere a la diferencia entre programas educativos y no educativos:
Define a los programas educativos en base a la existencia de una manifiesta intención de educar, incluyendo en consecuencia a los programas que se difunden en las escuelas a través de circuitos cerrados o de canales educativos regionales, los programas educativos de contenidos específicos, tales como los que intentan instruir en gramática, geografía, ciencias o civismo, etc. y -además- a todos los avisos comerciales, propagandas y programas políticos, en tanto que en ellos se apunta deliberadamente a lograr un cambio mental en el receptor de forma tal que esto condicione alguna conducta posterior.

Los programas no-educativos, en cambio, son definidos por la negativa: su función principal no es educar ni transmitir valores sino entretener, divertir y/o conmover. Por cierto, esto no quita que también transmitan valores ni que sean educativos, ni que ello no constituya también un fin por parte del receptor, simplemente tienen un propósito central diferente. Lo destacable es que -en última instancia- se constituyen también como material de algún género de aprendizaje para sus receptores.

La segunda distinción corresponde a la diferencia entre aprendizaje intencional y no-intencional:
El intencional refiere al tipo de aprendizaje que ocurre cuando la persona busca o bien adquirir información (como al ver un noticiero o un documental acerca de un tema de su interés), o bien adquirir alguna habilidad o manera de afrontar un problema (como al seguir un experimento en un programa educativo, aprender una receta de cocina, o aprender como proceder ante una publicidad engañosa), o bien adquirir pautas generales o específicas de conducta (como cuando se mira, con especial atención un programa que trata sobre el diálogo padres-hijos). Aunque el autor no lo señale cabe hacer notar que la intención de aprendizaje puede ser anterior al acto de mirar televisión, y por ende determinarlo, pero también surgir espontáneamente sobre su marcha. Lo que distingue entonces al aprendizaje intencional es la conciencia por parte del receptor de (querer) estar aprendiendo, y no sólo la intención previa de hacerlo.

El aprendizaje no-intencional -siguiendo a Arenas- ocurre en cambio cuando la persona "recibe información y la retiene sin tener conciencia de ello". En rigor, más propiamente: cuando la persona procesa y asimila información a esquemas que se integran en otros mayores o que quedan disponibles para un uso posterior, sin que se lo proponga explícitamente y/o sea consciente de aquel proceso. Para aclarar el significado de ello, agreguemos las dos variantes del aprendizaje no-intencional que refiere Arenas: El aprendizaje incidental y el aprendizaje imitativo, denominado también por otros autores como aprendizaje observacional (Montenegro, 1980).

El aprendizaje incidental ocurre cuando el receptor asimila alguna información que aunque aparece en el desarrollo de un programa no forma parte de su objetivo comunicacional. Así, a modo de ejemplos sencillos: con propósitos de esparcimiento, en un film de aventuras los niños pueden aprender cosas tales como que en los bancos existen cajas de seguridad donde las personas guardan dinero y otros valores y que están equipadas con alarmas de seguridad contra robos; que existe un lugar llamado Hawaii donde hay playas con altas olas sobre las que se práctica un deporte llamado surf; que la nitroglicerina es una sustancia química con la que se construyen bombas; que si alguien comete el delito de robo puede ser juzgado y condenado a la cárcel; etc. Sin duda, a través del aprendizaje incidental se asimilan una serie de informaciones -que independientemente de su objetividad, exactitud y valor- pasan a incorporarse a lo que los psicólogos cognitivos denominan "conocimiento general del mundo". El conocimiento general del mundo incluye tanto el almacenamiento en la memoria de conceptos, hechos y episodios, como el conocimiento sobre procedimientos y destrezas ejecutivas . De tal modo, a través de la televisión las personas pueden aprender sobre determinadas cosas y a realizar otras tantas.

Por último consideraremos el aprendizaje imitativo, tal vez el más importante a los propósitos de la presente investigación. Volviendo a Arenas, este aprendizaje ocurre cuando "el televidente reproduce en su comportamiento lo que ha visto en la pantalla, o se conduce en forma derivada". Por no aparecer explícito en la anterior definición, corresponde señalar que en esta clase de aprendizaje se incluye tanto la adquisición de actos motores y verbales (como, por ej., reproducir un golpe de karate o expresarse en una determinada jerga o con un estilo determinado; lo que en Psicología se denominan conductas moleculares), como la adopción de pautas y/o estereotipos conductuales, valorativos y actitudinales, por cierto mucho más elaborados y complejos que los primeros (como, por ej., la adopción de roles y de sistemas de creencias de determinados personajes televisivos; lo que en Psicología se denominan conductas molares).

Como podrá advertirse, casi todas las dimensiones de los efectos de la televisión constituyen casos particulares de aprendizaje.


Fuente:
http://knol.google.com/k/federico-gonzalez/captulo-1-los-efectos-de-la-televisin/1lpuycm3t2lm3/59#
Federico Gonzalez
Lic. en Psicología
Buenos Aires

miércoles, 15 de julio de 2009

LAS INVESTIGACIONES SOBRE LOS EFECTOS DE LA TELEVISION

Antecedentes de investigaciones y cuestiones teóricas sobre los efectos de la televisión
Mostraremos una reseña de las principales dimensiones investigadas en torno a los efectos de la televisión. Simultáneamente a su exposición se explicarán algunas de las principales cuestiones teóricas presentes en dichas investigaciones.

Las investigaciones sobre los efectos de la televisión comenzaron casi con el nacimiento de la misma. Ya hacia el año 1973 Liebert et al. reportaban centenares de estudios que abarcaban diversas áreas y convocaban numerosos grupos de científicos sociales. En diversos países el tema ha suscitado el interés y la preocupación de una serie de organismos públicos e instituciones educativas, muchos de los cuales han dispuesto importantes subsidios para financiar investigaciones. Asimismo existen una serie de publicaciones específicas sobre la materia, además de institutos y laboratorios de investigación especializados.

Las principales dimensiones bajo estudio han sido, en asistemática mención:
 La caracterización de programas, televidentes y conducta de ver televisión
 Los tipos y características del aprendizaje televisivo
 Los efectos cognitivos
 La conducta agresiva y violenta
 Los efectos sobre la formación de actitudes y valores
 Los efectos sobre pautas culturales y estilos de vida
 La adquisición de hábitos de consumo

UN ANALISIS MULTIDIMENSIONAL PARA UNA SOLUCION SISTEMICA
 La comunicación familiar
 Los efectos en la adquisición de roles sexuales
 Las efectos sobre emociones y sentimientos
 Los efectos adictivos
 Los efectos físicos y fisiológicos

A continuación se tratarán -con diferente nivel detalle- algunos de los temas mencionados. En cuanto al criterio de su selección simplemente se buscó que la serie elegida resultara representativa de la gran variedad del campo y -simultáneamente- que cada tema estuviera vinculado con los que serán empíricamente abordados en los próximos capítulos.

Caracterización de programas, televidentes y conducta de ver televisión
Este tipo de investigaciones resultan básicas para trazar un primer "mapa de situación". En ellas se ha categorizado a los programas conforme a su género, contenido y frecuencia; se ha caracterizado a la población televidente en términos demográficos, psicográficos y culturales; y se ha intentado describir las diferentes modalidades que adopta la situación de ver televisión. A manera de ejemplo transcribiremos una asistemática lista de conclusiones de este tipo de estudios:
  • Según datos de la UNESCO (1965) obtenidos a partir de diversas investigaciones realizadas en varios paises, ya 1965 se encontró que los niños entre 6 y 16 años dedicaban entre 12 y 24 horas semanales de promedio a ver televisión. Al respecto Montenegro (1980) destaca que semejante cantidad de tiempo se aproxima bastante al tiempo que los niños dedican a asistir a la escuela.
  • Greenberg et al (1969) observa que en Canadá y los E.U.A. niños y adolescentes de clase baja veían televisión con mayor frecuencia que los de clase media y alta.
  • Diversos autores, (Lyle (1972); Stein (1972)) han hallado correlaciones positivas entre el exceso de televisión y el bajo desempeño escolar.
  • Himmelweit (1958) estudió la relación entre el cociente intelectual y el hábito de mirar TV, encontrando una relación de carácter inverso. Posteriormente otros autores (Liebert et al, (1973) relativizaron tales hallazgos señalando que podrían deberse a la correlación entre el C.I. y la clase social, a su vez negativamente correlacionada con el hábito de ver televisión.
  • Diversos autores (Friedrich (1973); Lyle (1972)) han encontrado que la preferencia de los niños por los programas violentos se correlaciona con la elección por parte de los padres de este tipo de programas.
  • Coellho (1978) observa que en E.U.A. los niños de edad preescolar ya han visto más de 3000 horas de televisión antes de asistir a la escuela, y al terminar el período escolar ya han empleado alrededor de 15.000 horas.
  • Montenegro (1980) reporta datos de estudios realizados en Inglaterra que indican que en todas las edades el tiempo dedicado a ver televisión sólo es superado por el que se dedica a trabajar y a dormir.
  • Peyru (1991) reporta datos de investigaciones que indican que en series de TV de origen norteamericano un 64% de los personajes se hallan implicados en actos de violencia. La misma investigadora, en un estudio realizado en Buenos Aires encontró que la televisión presentaba un promedio de 7.5 escenas de violencia por hora de lunes a viernes y uno de 17.5 los fines de semana, cifra que ascendía hasta 25 durante los programas infantiles.
  • Peyru (1991) reporta datos de estudios realizados con muestras de niños de 5 años, que señalan que el 85% de las veces que ven televisión no se encuentran solos: El 27% lo hacen acompañados por sus madres, el 18% por sus padres y el 62% por sus hermanos. Mientras los niños de edad escolar lo hacen acompañados entre el 50 y 66% de las veces. Esta autora señala que lo que más sorprendió a los investigadores fue el hecho de cuando más pequeños son los niños más tiempo pasan con sus padres mirando televisión para adultos.
  • Gili (1992) en investigaciones realizadas en España, hallaron que el 48% de las familias acostumbran a mirar TV a obscuras.

Esperamos que las referencias señaladas resulten representativas de la clase de estudios considerados en la categorización aquí sugerida. Asimismo, esperamos que se aprecie el rol fundamental que poseen estas investigaciones para precisar el carácter y magnitud del fenómeno de los efectos televisivos, al margen de su marcado énfasis hacia lo descriptivo.


Fuente:
http://knol.google.com/k/federico-gonzalez/captulo-1-los-efectos-de-la-televisin/1lpuycm3t2lm3/59#
Federico Gonzalez
Lic. en Psicología
Buenos Aires

miércoles, 8 de julio de 2009

El celular podría abrirse camino en la escuela con el guiño oficial

Transcribo un artículo periodístico publicado en un diario de la provincia de Santa Fe, República Argentina, que considero interesante, ya que pone a discusión el uso de los celulares en la escuela.

La ministra de Educación dijo que el aparato podría utilizarse como herramienta pedagógica. Las autoridades no permiten tenerlo prendido y pocos docentes se animan a usarlo en sus clases

Se reactivó el debate sobre el celular en la escuela. Esta vez fue la propia ministra de Educación de la provincia, Élida Rasino, la que se mostró a favor de la posibilidad de que el teléfono pueda utilizarse como una herramienta pedagógica.

La ley que prohíbe su uso dentro de los establecimientos educativos se sancionó en 2006 pero aún no fue reglamentada. La titular de la cartera educativa destacó que se consultará a la comunidad educativa para buscar la mejor manera de aplicar la normativa vigente.En Santa Fe existe desde el 16 de noviembre de 2006 una doble prohibición. A la circular vigente del Ministerio de Educación se sumó la sanción de una ley que impide el uso del teléfono móvil a los alumnos, docentes y no docentes y detalla que las sanciones por incumplimiento deberán ser impuestas por los directivos de los colegios.
“No estamos en contra del espíritu de la norma aprobada por la Legislatura”, aclaró
Si bien la norma no está reglamentada, en los establecimientos educativos de la ciudad es prácticamente unánime la prohibición de que los celulares suenen o se utilicen durante las clases. Incluso la decisión afecta a los adultos que, en algunos casos, deben esconderse para usar el teléfono en las horas libres, “así los chicos no los ven”, señalan.La mirada del gobierno“No estamos en contra del espíritu de la norma aprobada por la Legislatura, hay que limitar el uso distractivo. Creemos que al mismo tiempo se puede regular su aplicación para hacer más atractivas e interesantes las clases”, afirmó Rasino en diálogo con los medios rosarinos.

La ministra indicó que recibió sugerencias de los docentes para “habilitar el uso responsable de los celulares”. Y destacó que toda decisión que se tome al respecto será tratando de buscar el consenso en “los términos de la reglamentación con todos los actores, evitando situaciones de tensión”.

La funcionaria recalcó que serán “los docentes y las instituciones quienes definan la modalidad del uso, ya que no será obligatorio”. Respecto de la legislación sancionada hace tres años en la provincia, Rasino remarcó: “Vamos a mantener el espíritu de la ley evitando que sea utilizado como una herramienta distractiva, que interfiera en la dinámica áulica. Pero al mismo tiempo estamos convencidos de que el celular tiene aplicaciones pedagógicas, permite el cruce de lenguajes audiovisuales y termina haciendo más atractivo e interesante el proceso de aprendizaje de determinadas asignaturas”.Sin demonizarHasta el momento, el celular era para algunas instituciones educativas el enemigo público número uno. A las distracciones que produce que lleguen mensajes o llamadas durante las clases, se sumó la utilización de las cámaras para fotografiar a docentes o compañeros y publicarlo en diferentes blogs o redes sociales de internet.

Esas situaciones generaron especial alarma entre las autoridades de las escuelas. Sin embargo, no todo es negativo y algunos docentes se animaron a saltar los preconceptos y a probar que se pueden incorporar las TIC a las aulas, de manera medida y coordinada dentro de una actividad académica puntual.
En las escuelas consultadas por Diario UNO son pocos los educadores que optaron por aprovechar esa herramienta. En la mayoría se prefiere cumplir con lo que establece la normativa y que los chicos no lleven el aparato a la escuela. Eso se basa, también, en una cuestión de seguridad ya que los chicos pueden sufrir robos cuando entran o salen de la institución.

Los padres
Otro de los temas que debe considerarse al momento de analizar la implementación de la prohibición o no de los celulares en las escuelas son los padres.
En la actualidad, en muchos casos son los mismos familiares los que incitan a los chicos a llevar el aparato a la escuela “por una cuestión de seguridad”. Incluso en algunos casos son los mismos padres los que les exigen que lo dejen encendido todo el tiempo –aunque en silencio o vibrador– y los que los llaman o les mandan mensajes en el horario en que están dentro de la escuela.
Los directivos consultados por Diario UNO recalcaron que a principio de año se informa a los padres sobre las normas respecto del uso de los teléfonos y, en algunos casos, se les exige la presentación de una nota para que el chico pueda llevar el aparato a la escuela.
Al momento de las sanciones porque el teléfono sonó en clases, las reacciones de los familiares son dispares. Hay quienes aceptan la sanción al hijo reconociendo el error del menor y quienes van a la escuela a quejarse porque se le retuvo el celular al chico o porque “no es para tanto”.

Opiniónes
Por Stella Maris CapielloDirectora de la Esc. Nº 8.224
Límites en las clases
Muchos chicos llegan a la escuela escuchando música en el celular pero al momento de ingresar al establecimiento tienen que apagarlo. Ellos ya saben que en las horas de clases no se pueden usar.
He escuchado que la ministra de Educación dijo que el celular puede ser un instrumento didáctico y nosotros veremos, más adelante, cómo se puede utilizar dentro de las clases. Pero hasta que no tengamos una circular o más precisiones respecto de sus declaraciones seguiremos prohibiendo su uso en las horas de clase.
Muchas veces los chicos los han utilizado para mandarse mensajes de texto entre los chicos o con gente que no está en la escuela. Y eso no corresponde. Hemos tenido algunos inconvenientes por ese tema porque a veces los alumnos no entienden cuáles son los límites dentro de la clase.

Cuando encontramos a chicos que mandan mensajes mientras están cursando o a los que les suena el celular, primero se les llama la atención para que lo apaguen. Después se les comunica lo sucedido a los padres, la idea es notificarlos de lo sucedido para que en la casa también se hable sobre el tema. El mayor problema es que se pierde el sentido de la clase.

De todas maneras el año pasado, tuvimos una docente que empezó a incorporar su uso como una actividad didáctica. Los chicos participaron del concurso de una empresa de telefonía móvil, con el celular debían grabar diferentes situaciones referidas a la prostitución.Los docentesLos chicos a veces cuestionan por qué los profesores pueden tener el celular y ellos no. A veces a los docentes les mandan un mensaje de texto y lo miran en la clase.En general todos los docentes tratan de no usar el celular en los 40 u 80 minutos en los que están dictando la clase. Pero no tenemos una función fiscalizadora sobre el tema dentro de la escuela.Por Laura ZuccoloVicedirectora Esc. Nº 1.042

Los docentes tampoco
En las normas de convivencia nosotros ponemos que no se puede traer el celular a la escuela. De todas maneras, en el caso de chicos que necesitan viajar en colectivo y los padres quieren estar tranquilos, se hace una excepción. Los padres tienen que mandar una nota pero cuando los chicos llegan al colegio tienen que apagar el teléfono y dejarlo en la mochila.

Si algún nene lo trae sin autorización, suena en clase o lo usan para jugar en el recreo, se lo retienen y debe venir un mayor a retirarlo de la Dirección. Muchos papás estuvieron de acuerdo con esta decisión, incluso algunos se enteraron que el chico lo traía a escondidas al colegio cuando se lo retuvimos, pero otros protestan porque se tienen que molestar en venir al colegio a retirarlo cuando se lo retiene.

A los docentes nosotros les pedimos que en clases no lo utilicen. Si lo necesitan por alguna cuestión urgente, pedimos que lo dejen en vibrador y lo usen en el recreo y las horas libres. Pero no adelante de los chicos porque es un mal ejemplo.

Hasta el momento, no hubo propuestas para trabajar con el celular en las clases.
Los SMS, una oportunidad para aprender y reflexionar. A pesar de las críticas incesantes que durante los últimos años recibieron los celulares dentro de las escuelas, algunos docentes se animaron a buscar el lado positivo a la situación y tomar algo tan propio de la sociedad actual –en especial de los niños y adolescentes– e incorporarlo a actividades especiales.

El objetivo del trabajo integral que se realizó –años anteriores y que se repetirá, por los buenos resultados obtenidos, éste– con los alumnos de 5º grado en la escuela Dante Alighieri es, por un lado, aplicar las nuevas tecnologías a la enseñanza del italiano y, por el otro, invitar a los chicos a reflexionar sobre cuál es el mejor uso que se le puede dar a los diferentes elementos tecnológicos.

“La propuesta surgió a partir de leer una entrevista a una docente especializada en el uso de TIC, que salió hace dos años en Diario UNO, y que proponía animarse a sumar esas herramientas a las clases”, explicó la profesora Patricia Hernando.El primer paso fue notificar a los padres sobre los objetivos y fundamentos de la actividad. “Les pedimos que quienes tuvieran y quisieran traigan el celular y autoricen a los chicos a mandar dos mensajitos. No era obligatorio y algunos nenes compartieron los teléfonos”, contó.

Los chicos llevaron el celular a la clase de italiano y tuvieron que mandar un SMS a otro compañero invitándolo a hacer algo. El compañero debía contestarle que no quería hacer eso y proponer otra actividad. “Los chicos trabajaron el vocabulario que estábamos dando con mucho entusiasmo sólo por la posibilidad de usar el celular”, recordó la docente. Incluso durante la charla previa, los alumnos comentaron sobre cómo se abrevia en los mensajes de texto en castellano (basándose en especial en la fonética) y buscaron maneras de aplicar las mismas reglas al italiano. Aunque en su mayoría optaron por escribir las palabras completas y controlar la ortografía.Repensar la utilizaciónRespecto de la respuesta de los padres frente a esta actividad, la profesora comentó que se mostraron muy conformes con cómo se había desarrollado el trabajo en clases porque los chicos también comentaron que reflexionaron sobre cuál es el correcto uso que se hace de los celulares en la actualidad.

“Los chicos charlaron y debatieron sobre si era necesario que ellos tengan un teléfono y cuál era el uso real que le daban. La mayoría dijo que lo usaban para jugar y algunos por una cuestión de seguridad”, manifestó Hernando.

Este año, la actividad se realizará otra vez porque los grupos demostraron una gran motivación frente a la propuesta. Además se incorporaron otras acciones como recorrer la escuela y sacar fotos (con celulares y cámaras) para aprender las partes del edificio en italiano. “La propuesta no implica que obligatoriamente los chicos tengan que llevar los aparatos, trabajamos compartiendo lo que se tiene”, recalcó la educadora.

Motivación
El objetivo del trabajo integral que se realizó con los alumnos de 5º grado en la escuela Dante Alighieri es, por un lado, aplicar las nuevas tecnologías a la enseñanza del italiano y, por el otro, invitar a los chicos a reflexionar sobre cuál es el mejor uso que se le puede dar a las diferentes tecnologías.
“La propuesta surgió a partir de leer una entrevista a una docente especializada en el uso de TIC, que salió hace dos años en Diario UNO”, explicó la profesora.

Opinión
Por Delia BlázquezVicedirectora Esc. Nº 1.140
Los papás, de acuerdo
Desde antes de la ley, la reglamentación interna de la escuela establecía que los chicos no podían traer el celular. Después sucedió que hay padres que trabajan todo el día de corrido y que los chicos más grandes tienen doble turno, entonces aquellas familias que ven necesario que el alumno traiga el celular mandan una nota por escrito y el chico llega a la escuela, deja el celular en la Dirección y a la salida lo retira.

En general se cumple, eso produjo que muy pocos chicos traigan el celular a la escuela. En la primaria absolutamente nadie trae y en el secundario son muy pocos. A veces en el turno tarde traen más que en el de la mañana.

Incluso ahora los papás reconocen que está bien la medida porque en la zona hay una ola de robo de celulares a los chicos que salen de la escuela. Hay una criatura a la que ya le robaron tres celulares a la vuelta de la institución.

Los profesores tampoco pueden tener los celulares prendidos durante las clases. Si bien cada docente lo puede tener en su cartera o portafolio, debe tenerlo apagado o en vibrador. De todas maneras algunos alumnos avisaron que hay profesores a los que les suena el celular y salen a la galería a atenderlo. Pero son casos esporádicos. La idea de incorporar el celular como herramienta pedagógica todavía no es un tema que se haya tratado ni propuesto a los docentes.


Fuente
http://www.unosantafe.com.ar/
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