domingo, 19 de diciembre de 2010

Una generación superconectada

Un importante estudio acaba de revelar que los niños y los jóvenes de hoy pasan ocho horas frente a la televisión, los videojuegos y los computadores. Por qué es preocupante.
Cifras clave del estudio de la Keiser Family Foundation: En comparación con lo que sucedía hace cinco años, los jóvenes cada vez son propietarios de más plataformas móviles como Ipods, celulares o computadores portátiles.

Cifras clave del estudio de la Keiser Family Foundation: En cuanto al tiempo que los jóvenes de entre 8 y 18 años dedican a cada medio, el contenido de televisión sigue siendo lo más alto. Llama la atención que sólo dedican a la lectura de material impreso 38 minutos diarios. Las cifras están dadas en horas diarias.


Cifras clave del estudio de la Keiser Family Foundation: La televisión, sin embargo, ya no se ve de la manera tradicional. Los jóvenes están cada vez accediendo a estos contenidos a través de diferentes plataformas como el celular, Internet o la televisión por demanda.


Donald F. Roberts, un experto en medios masivos y jóvenes, pensó que en materia del tiempo que éstos invertían en consumir contenidos de Internet se había alcanzado un límite difícil de superar: seis horas y media al día. Esta fue la cifra que una investigación suya, patrocinada por The Kaiser Family Foundation, estableció hace cinco años.



Papás, más involucrados
Pero la semana pasada, cuando esta institución dio a conocer una actualización del mismo estudio, el tercero de la serie, Roberts tuvo que aceptar su error al divulgar que los jóvenes hoy permanecen frente a estos nuevos medios una hora más. Esto significa que en Estados Unidos los niños de entre 8 y 18 años hoy pasan siete y media horas recibiendo contenido de entretenimiento a través de la televisión, Internet o el teléfono celular, casi el mismo tiempo de una jornada de trabajo de un adulto. Lo anterior, sin contar la hora y media que dedican a enviar mensajes de texto y la media hora que hablan por celular.

Por si fuera poco, si se tiene en cuenta que ellos hacen dos actividades de manera simultánea, es decir, oyen música mientras navegan por Internet, la cifra de exposición a estas plataformas aumenta a 10 horas y 45 minutos. "Es un cambio drástico, -dice Roberts, coautor del estudio-. Estamos muy cerca de que los niños estén conectados las 24 horas, los siete días de la semana". El estudio fue recibido con preocupación por los expertos, pues consideran que es demasiado tiempo en una sola actividad. "Necesitamos entender cómo los está afectando, para bien o para mal", dijo Drew Altman, presidente de la fundación. Vicky Rideout, directora del estudio, señaló que es un reto mayor, pues la televisión ya no es la única plataforma para ver contenidos sino que los niños tienen hoy otras pantallas, la del teléfono, la del celular, la del iPod, y las alternan durante el día. "Pasan mucho más tiempo interactuando con estas pantallas y no sabemos los peligros de esto".

Aunque estas cifras reflejan la realidad estadounidense, en Colombia la situación es muy similar. Un estudio realizado el año pasado por Decode, una compañía canadiense especializada en consultoría y estrategia de mercados sobre jóvenes, encontró que Internet era el sitio, luego de la cama y el trabajo, donde más minutos en promedio diario pasaban los menores de 40 años. Según Piedad Caballero, investigadora de la Universidad Pedagógica, es indiscutible que los jóvenes y los universitarios hoy están más al frente del computador tanto por ocio como por motivos de trabajo, pues "todas las relaciones académicas hoy giran alrededor de Internet".

El estudio de la Kaiser Family Foundation también alarmó a los expertos por qué encontró una asociación entre el uso de estos aparatos y ciertos comportamientos negativos. Si bien es cierto que la mayoría de los jóvenes encuestados tuvo buenas notas en el colegio, el 47 por ciento de quienes los usan por lo menos 16 horas al día tuvo un bajo rendimiento escolar, comparado con aquellos que sólo gastan tres horas al día frente a estos aparatos. Así mismo, en la categoría de usuarios fuertes, se reportan más peleas con sus amigos y dificultades en la relación con sus papás, así como insatisfacción general en el colegio. Según Nathan Freier, experto en interacción humana con computadores, este hallazgo es consistente con otros estudios y está asociado con la manera como ellos dividen la atención para hacer varias cosas al tiempo. "El 'multitasking' reduce la cantidad de atención que se le da a una sola actividad. Es posible que logren hacer más, pero con menos calidad, y eso es problemático", le dijo a SEMANA.

A pesar de esto, los investigadores no saben exactamente si esta relación es causal, si es un factor que contribuye o un simple marcador, por lo que Michael Rich, un experto de la Universidad de Harvard, recomendó hacer más estudios para conocer los efectos concretos de los medios en los niños. "Así como nos preocupamos por los alimentos que están comiendo, tenemos que saber con qué están alimentando sus mentes". Según Freier, muchos niños usan la tecnología de formas nunca imaginadas y las adaptan a sus necesidades. También se sabe que los videojuegos y los mensajes de texto ayudan a que sobrevivan en un mundo cada vez más tecnológico, "pero si no hay balance, puede ir en detrimento de su salud y de sus habilidades sociales", dice.

Vicky Rideaout, afirma que la razón para este rápido incremento es el mayor acceso a Internet y la aparición de nuevos aparatos móviles, como el celular, con propiedades multimedia que les permiten a los jóvenes estar conectados en cualquier sitio, las 24 horas del día. "Es la última cosa que tocan al final del día y la primera que agarran cuando despiertan", dice Roberts. Otra razón es que los padres no establecen reglas frente al tema. El estudio reveló el 71 por ciento de los encuestados tiene televisión y acceso a Internet en su cuarto y el 50 por ciento tiene una consola de videojuegos.

Según María Álvarez, vocera de Common Sense Media, una institución que estudia el fenómeno, el problema se ha incrementado porque los padres nunca están con los hijos y una manera de compensar su ausencia es dándoles ciertas libertades. Además, están tranquilos porque saben que están en la casa, "pero conectados a Internet, navegando sin criterio y sin ninguna guía", señala.

Para Álvarez hay una barrera tecnológica que les impide a los adultos acercarse a estos nuevos medios, así como una brecha generacional que hace difícil entender cómo los jóvenes pueden pasar tanto tiempo conectados a estos aparatos. Y aun cuando se establecen normas, los niños saben salirse con la suya. Una madre cuenta que prohibió a sus hijos ver televisión en las noches, pero un día los encontró en el cuarto viendo un programa en el computador y, ante el regaño, ellos le dijeron: "Esto no es televisión, mami".

A pesar de los hallazgos, Piedad Caballero investigadora de la Universidad Pedagógica, considera que no se puede satanizar la tecnología porque estos aparatos también han ayudado a acercar a la familia y, según estudios, tienen impacto positivo en el desarrollo de los niños. Lo que hay que pensar, dice, es que se trata de un nuevo mundo en el que cada vez van a aparecer más tecnologías, por lo cual hay que estudiar cuál es el tiempo límite de uso. Aunque parezca una respuesta fácil, para Carlos Vásquez, director de tecnología de Microsoft, la clave es el equilibrio. "Prohibir el uso de un reproductor de mp3 es absurdo, lo que hay que hacer es mostrarles usos más positivos y darles alternativas de diversión a los videojuegos". Freier, por su parte, señala que los padres deben preocuparse si no están participando activamente en lo que hace el niño en el ciberespacio. Su recomendación es que participen con sus hijos alrededor de la tecnología. "Jueguen con ellos, mándenles mensajes de texto, construyan confianza para que cuando se estén excediendo puedan intervenir".


 



 



Fuente

http://www.semana.com/


 

jueves, 16 de diciembre de 2010

Televisión. Infancia y violencia

La violencia tiene un gran impacto en TV. Las investigaciones afirman que el 85% de los programas de ficción contiene violencia. Para hacernos una idea, un adolescente, antes de acabar este período evolutivo, habrá contemplado más de 13.000 muertes.


La contemplación de la violencia provoca violencia o al menos eso es lo que se supone, pero es difícil de demostrarlo empíricamente. Las variables que estarían implicadas en el impacto negativo de la violencia televisiva pueden ser las siguientes:



1. El contexto donde ocurre esa violencia. Si los contextos violentos que se nos ofrecen son similares a nuestro medio vital habitual, se podría dar un aumento de las actuaciones violentas por identificación con las mismas. La mayor parte de la violencia en TV ocurre en contextos interpersonales muy similares a nuestras propias vivencias.


2. La justificación de la violencia. La violencia gratuita tiende a aumentar el comportamiento violento, en la mayoría de las situaciones violentas que aparecen en la pequeña pantalla no se presenta como el último recurso sino más bien como el único. Los menores pueden acaba pensando que el ser violento es el único modo de ser.


3. . El contenido de la justificación. Qué se nos puede decir con esa violencia. Los héroes violentos suelen erigirse en portadores de la verdad y la justicia, y dictaminan la bondad de los hechos por encima de los criterios éticamente aceptados por la sociedad.


4. La persona que percibe la violencia: Evidentemente la receptividad de la persona que está expuesta a las acciones violentas en la televisión depende de muchas variables, las principales podrían ser las siguientes:


Grado de frustración con el que se encuentre el televidente (situación puntual que acentúa la contemplación de la violencia).


Agresividad del perceptor (los más agresivos tienden a actuar de forma más violenta cuando ven violencia).


En el caso de los niños hay que añadir la fragilidad de sus criterios éticos, que les hace aceptar las expresiones violentas sin discernir su idoneidad


    La asunción de la violencia por parte de los más pequeños se puede explicar a través de distintos mecanismos psicológicos. Los más destacados podrían ser los siguientes:


IDENTIFICACIÓN con los personajes de los programas televisivos. Mecanismo de raíces psicodinámicas que nos habla de la adopción como propia de las características del héroe por parte del niño.


IMITACIÓN: Condicionamiento Vicario. La imitación de un modelo socialmente aceptable, el héroe, por parte del menor.


AGUDIZACIÓN: La violencia incrementaría el comportamiento violento de sujetos propensos a la misma. Actuaría como estímulo desencadenante en aquellos niños especialmente inquietos.


ANSIEDAD: El temor ante el entorno que se nos presenta como violento, conduce a respuestas defensivas que pueden producir respuestas de imitación, que en este caso serán respuestas violentas.


ASOCIACIÓN: Tiene que ver con el Condicionamiento Clásico. Se trata de asociar que ante situaciones de conflicto la única respuesta posible es la respuesta violenta. La repetición de este mecanismo va a generar otro proceso:


ACTIVACIÓN DEL INDIVIDUO: La repetición de respuestas violentas va a disminuir el umbral de sensibilidad del niño ante la misma y le va a facilitar emitir respuestas similares.


DESENSIBILIZACIÓN: Ley de la Habituación ante la repulsa de la violencia. La sucesiva exposición ante situaciones violentas produce que el niño cada vez sienta menos malestar ante las mismas. Esto podría explicar el silencio en los procesos de victimización entre iguales. Para un niño que está acostumbrado a aceptar las respuestas violentas no le va a suponer nada ver como maltratan a otro niño.


    Pero el proceso de aceptación de la violencia televisiva y su transpolación a la vida real no sólo depende de variables individuales del niño. También la actitud familiar ante esta violencia influencia y facilita esa posible transpolación de la que hablamos. Entre las variables familiares implicadas en la repercusión de la violencia televisiva en los más pequeños estarían:


1. Comportamiento violento de los padres: un patrón de comportamiento violento por parte de algún progenitor o de ambos sumado a la contemplación de violencia en televisión puede aumentar las respuestas violentas en los niños, además de su justificación.


2. La contemplación de programas violentos por los padres: sobre todo cuando esta contemplación no es criticada, puede inducir a los menores a entender que si sus padres no condenan dicha violencia es que la misma es aceptable y, por tanto, ellos la pueden imitar con tranquilidad


    Parece que hasta ahora estamos hablando sólo de series de ficción con personajes humanos, pero de la violencia tampoco se escapan los dibujos animados y las series de animación. En los dibujos animados las secuencias violentas son muy frecuentes. Los datos empíricos nos revelan datos sorprendentes:


El 40 % de las conductas violentas son ejecutadas por los protagonistas.


El 66% de las mismas son de carácter proactivo, no se producen como defensa ante nada.


El 75 % de las consecuencias de la violencia no aparecen o son mucho menores que en las de las de ficción reales.


La mayoría de las veces las conductas violentas están justificadas por un fin (amistad, justicia...)


    No perdamos de vista que la abundancia de programas violentos a los que sometemos a los menores y la falta de respeto por parte de las cadenas televisivas en su compromiso de crear y cuidar franjas de contenido infantil no dejan de ser un maltrato institucional y social a la infancia. Sin embargo, que la violencia contemplada se plasme en la conducta personal dependerá, en buena parte, de la respuesta que den todos aquellos que tienen responsabilidades educativas sobre los niños: la familia, la escuela y los medios de comunicación.


 



Fuente

Escuela de Padres

MEC

Ministerio de Educación de España

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La vida frente a la pantalla

Cien chicos de 14 años urbanos y otros cien rurales contaron cómo es un día de sus vidas en relación con la comunicación y los medios e Internet. El estudio del Ministerio de Educación muestra el grado “vital” de ese vínculo en los adolescentes.

“Soy adicto a cada dos minutos revisar si hay algo en el celular. Creo que sin TV moriría y ni hablar sin Internet”, dice Valentino, un chico de 14 años, de una escuela pública del barrio porteño de Palermo. “Los medios me hacen sentir más contento. Pero no están todo el tiempo en mi vida”, aclara Andrés, de la misma edad, que vive en Capayán, un pequeño pueblo rural de menos de dos mil habitantes del sudoeste de Catamarca. Los dos adolescentes van a 2o año del secundario y dieron su testimonio para una investigación cualitativa que llevó adelante el Ministerio de Educación con el objetivo de indagar para qué usan los medios e Internet un día cualquiera, chicos y chicas de la misma edad pero de entornos educativos completamente distintos. El estudio reveló que “para los pibes urbanos los medios y las tecnologías ocupan un lugar ‘fundamental’, ‘vital’ e ‘imprescindible’ y sin ellos sentirían un vacío enorme”, “no sabrían qué hacer” o “se morirían”. Mientras que para los otros jovencitos, de un entorno rural, “son importantes pero no atraviesan sus vidas”, explicó a Página/12 Roxana Morduchowicz, directora del Programa Escuela y Medios. El celular es el medio que más utilizan (todos, en el caso de la escuela porteña, un 85 por ciento, en la del norte argentino). Como dato preocupante, apuntó la especialista, surge que tanto unos como otros usan los pantallas “en soledad”, sin tener cerca a sus padres para poder consultarlos en caso de que se enfrenten a alguna situación de riesgo, sobre todo durante la navegación en Internet o mientras chatean.

Los principales resultados de la investigación fueron ayer dados a conocer por el ministro de Educación, Alberto Sileoni, y Morduchowicz.
- Todos los adolescentes viven en un mundo de pantallas. Los medios gráficos (libros, diarios, revistas) aparecen más relegados.
- No pasan un solo día sin usar los medios e Internet. Y atraviesan todos los aspectos de sus vidas.
- El celular es –en poco tiempo– el medio que más creció en la población adolescente. Se presenta como que en el futuro podría ser pantalla única entre adolescentes.
- El lugar que –según los propios adolescentes– ocupan los medios en sus vidas es –en sus palabras– “vital”, “fundamental”, “imprescindible”.

En el estudio “Un día con los medios e Internet” participó casi un centenar de alumnos y alumnas de una escuela pública de Palermo –cuyos padres son profesionales– y la misma cantidad de estudiantes de un colegio también público de Capayán, a unos 30 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca, todos de 14 años. Se les pidió que escribieran un diario personal sobre cómo usaron los medios e Internet el día anterior, es decir, el lunes 19 de abril. El mismo día para los dos grupos.

“Redactaron textos con sus propias palabras, y ahí reside la riqueza de los resultados: que son los propios chicos los que hablan de su relación con los medios e Internet”, destacó Morduchowicz, a cargo del estudio.

Los chicos y las chicas contaron qué sienten cuando usan los medios e Internet. Pero también cómo se imaginan un día sin poder utilizarlos. Además, dieron cuenta de si sus padres estaban presentes o no cuando ellos los usan y pusieron en palabras qué es lo que más valoran. La principal diferencia entre los dos grupos es que los estudiantes urbanos eligen tres pantallas: tele, celular e Internet. “Viven en una cultura visual”, enfatizó Morduchowicz. En cambio, los adolescentes rurales usan dos: tele y celular. La conectividad a Internet en Capayán es muy limitada, aclaró la especialista. En el caso de los porteños, sólo el 10 por ciento manifestó que el día anterior había usado MP3, MP4 y Ipod. Para los chicos de Capayán, fueron tecnologías ausentes en su jornada. Tampoco accedieron a un DVD. Un 20 por ciento de los chicos de Palermo contó que vio una película a través de esa tecnología. Con respecto al uso de libros, en la escuela catamarqueña un 25 por ciento de los estudiantes dijo que había leído, pero textos escolares, y un 30 por ciento en el caso de sus pares de Palermo: entre ellos sólo un 5 por ciento dijo que lo había hecho por placer. En cuanto a los diarios, un 20 por ciento de los chicos porteños y apenas un 5 por ciento de los de Capayán dijeron que los habían leído.

“El celular es muy importante para mí, porque puedo comunicarme con mis amigos donde estén”, describió Silvana, de Capayán. Otros compañeros de escuela dijeron: “Los medios me hacen sentir más contento. Pero no están todo el tiempo en mi vida” (Andrés); “Los medios me entretienen y me comunican. A veces ocupan un lugar importante. Me gusta usar mi celular porque me comunico con todos. Me acuerdo lo contenta que estaba cuando recibí mi primer celular” (Jessica); “Usé la televisión para mirar la novela. Me gusta mucho la tele. Y hablé con mis amigas de la novela” (Débora).


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http://www.pagina12.com.ar/

domingo, 12 de diciembre de 2010

El tiempo que los niños ven TV casi no es tema con el pediatra

El 97% cree que es clave saber cuánta televisión, videojuegos e internet consumen sus pacientes, pero sólo el 32% de ellos lo pregunta. Una campaña busca subir esa cifra.  


Pesar, medir, revisar los ojos, los oídos, el desarrollo motor y del lenguaje son básicos en un control de niño sano con el pediatra. Lo mismo saber cómo le va en el jardín infantil o el colegio, si duerme bien o si tiene amigos. Sin embargo, cuál es su consumo diario de televisión, videojuegos e internet no es una pregunta usual, pese a que estos especialistas lo hallan muy relevante.



Así lo muestra una encuesta realizada por el Comité de Medios y Salud de la Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe) a 331 pediatras de todo el país. El 97% de los consultados (pediatras, más otros profesionales que realizan el control de niño sano) piensa que los medios de comunicación y las nuevas tecnologías son importantes en el desarrollo de niños y adolescentes.



Sin embargo, sólo el 32% pregunta habitualmente cuál es el consumo de medios (TV, internet y videojuegos) de sus pacientes y apenas el 21% pregunta cuál es el tipo de videojuegos que ellos ocupan.



"Hay una contradicción, claramente", dice la doctora Valeria Rojas, neuróloga y presidenta del Comité de Medios de la Sochipe. "Existe la intuición de que este tema es importante, también existe el conocimiento científico que avala esa idea, pero no es masivamente conocido, porque no lo pasan en la universidad". De hecho, el 85% dijo que nunca ha recibido capacitación en el tema.



Brecha digital



La encuesta también indagó en el consumo de medios que tienen los hijos de los especialistas encuestados. Y se encontró con que el 40% considera que sus retoños ven "demasiada" TV, mientras que el 48% reconoce que sus niños tienen uno de estos aparatos en su pieza.



"Las horas que los niños y adolescentes pasan frente a estas tres pantallas influye en su rendimiento escolar, en su peso corporal, en la calidad y horas de sueño e, incluso, en el consumismo que muestran", agrega la doctora Rojas. "Por eso, nuestra idea es crear conciencia y entregar las evidencias científicas para que en la consulta nos tomemos tiempo para hablar de estos temas".



El pediatra Francisco Moraga, vicepresidente de Sochipe, corrobora que el tema se toca poco en la consulta. "Generalmente cuando el tema se conversa es porque los padres preguntan, y lo hacen porque sienten que existe una enorme brecha entre ellos y sus hijos en materia digital", opina el médico.



Además, les cuesta poner horas máximas de exposición "porque sienten que les están coartando algo importante a sus hijos, además de que en muchos colegios se está usando la web para hacer las tareas y bajar guías", agrega.



Como el 96% de los encuestados dijo necesitar capacitación acerca de este tema, el Comité de Medios y Salud de la Sochipe lanzó una campaña con material informativo para quienes hacen el control de niño sano y para los padres.



Se trata de materiales usados por la Sociedad Americana de Pediatría que incluye una guía, cuestionario y un magneto para el refrigerador con cuatro tips básicos. Además, se incluyen CDs y DVDs con programas educativos para transmitir en los televisores ubicados en las salas de espera de las consultas.



La campaña contó con la colaboración del Consejo Nacional de Televisión, Novasur y Chile Crece Contigo. Los materiales están disponibles en la página

www.mediosysalud.cl

o pueden ser solicitados al correo mediosysalud@gmail.com .



Sugerencias



Estimular a los niños a hacer preguntas y ser críticos con los mensajes que reciben en la TV e internet.



Saber qué buscan los niños en la TV, internet y los videojuegos.



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http://www.comunicainfancia.cl/

domingo, 28 de noviembre de 2010

No más TV en casa

Hace unos días nos visitó una amiga en casa, venía con su hija y como íbamos a platicar un rato la niña nos pidió ir a ver la televisión, le dije que con mucho gusto y le prendí la tele de el estudio, me fui a platicar con mi amiga y a los dos minutos llegó la niña para decirme si no tenía cable o antena de disco porque no se veían mas que 10 canales en la tele, yo le comenté que no, que en la casa habíamos cancelado ya hacía años el sistema de cable. Cuando la niña se fue a seguir viendo la tele mi amiga me preguntó la razón por la que había decidido cancelar la tele de paga en mi casa y mi respuesta fue la siguiente:

Decidí cancelar la televisión de paga porque era demasiado atractiva para mis hijas y para toda la familia. Me di cuenta que la televisión estaba absorbiendo el tiempo que mis hijas podían dedicar a hacer ejercicio, estudiar, leer un libro o tener un pasatiempo como dibujar o tocar un instrumento musical. También me di cuenta que al llegar a casa mi marido y yo nos poníamos a ver la tele en lugar de platicar porque siempre había películas interesantes, eventos musicales, deportes o noticias que ver.

Pero lo que verdaderamente detonó la decisión familiar de cancelar la tele de paga fue que realizamos un estudio para uno de nuestros clientes (un desarrollador de vivienda) en el que debíamos visitar a personas en sus casas y hacerles una entrevista personal que duraba aproximadamente una hora, las casas eran de interés social y por lo tanto los espacios reducidos, la entrevista se realizó en todos los casos en la sala de las casas. Durante todas las entrevistas nos dimos cuenta que en la sala de las casas el televisor ocupaba la posición central del hogar y no solo eso, nos dimos cuenta también que sin importar que estuviéramos nosotros interactuando con los entrevistados ellos nunca apagaron el televisor, nos dimos cuenta que los hijos y los padres de esas familias giraban alrededor de la tele sin encontrarse jamás, el niño viendo caricaturas, los padres viendo chismes de artistas o telenovelas. Pudimos percibir con tristeza que las familias de los entrevistados estaban siendo separadas por la tele y decidimos que en nuestra familia no iba a suceder lo mismo.

Movidos por esa triste experiencia investigamos más sobre el tema y descubrimos que hay mucha investigación formal realizada respecto a la televisión y su influencia negativa en la dinámica familiar, encontramos que la cantidad de horas de televisión que una familia ve están directamente relacionadas con factores tales como obesidad en adultos, obesidad infantil, depresión, baja autoestima en niños y adultos, desórdenes alimenticios, bajo rendimiento escolar, falta de coordinación motriz en niños, dificultad en los niños para desarrollar rechazo a la violencia, entre otros.

Piénsalo, si tú fueras un niño, ¿qué preferirías hacer?, ¿ver la tele? o ¿leer un libro?. Piénsalo nuevamente porque casi todas las cosas que tú piensas que son buenos para el desarrollo de tu hijo como hacer ejercicio, socializar contigo o con amigos, estudiar, leer un libro, desarrollar su imaginación, están compitiendo en desventaja contra más de 200 canales de televisión destinados a retener a tu hijo sentado en un sillón.

Recientemente conté la cantidad de comerciales que aparecieron en uno de los cortes de una telenovela de horario estelar y el número me dejó con la boca abierta, fueron 21 comerciales solo en un corte. La calidad de la televisión en México es un reflejo de nuestro nivel educativo, mismo que es uno de los peores del mundo, ¿es ese el nivel de educación que quieres para tus hijos?. Si aun no te convences, dedica 10 minutos de la mañana del sábado a ver la tele en el canal de las estrellas y te aseguro que cuando te des cuenta que todo México está pendiente de lo que dice un luchador sin camisa y una vedette en bikini decidirás poner más atención en lo que la tele trae a tu vida. La tele no tiene nada de malo en esencia ya que cumple un papel importante que es divertirnos o entretenernos, pero es necesario regular y controlar el tiempo que tu familia dedica a ella.

A raíz de que mis hijas dejaron de ver la televisión casi por completo (porque la televisión abierta les resulta muy poco atractiva) se han convertido en unas lectoras insaciables de libros de todo tipo, sus calificaciones escolares mejoraron y la cantidad de horas que dedican a practicar música una y danza la otra se incrementó sustancialmente.

Tal vez en tu caso pueda parecer excesivo cancelar la televisión de paga, al menos te invito a seleccionar cuidadosamente los contenidos y a limitar el tiempo que tu familia va a dedicar a ver la televisión. Por supuesto que encontrarás resistencia, pero a la larga tu dinámica familiar se verá recompensada.


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http://ko-kr.facebook.com/


 

viernes, 26 de noviembre de 2010

Atrapados por los videojuegos

Trastornos del sueño, bajo rendimiento académico, obesidad y menor desarrollo de las habilidades sociales, son sólo algunas consecuencias del abuso de los videojuegos en los menores de edad.

Advertencia: "Los padres deben vigilar el modo en que sus hijos juegan ‘videogames’. Si su hijo o usted tienen alguno de los siguientes síntomas, detenga el juego y consulte con un médico: convulsiones, alteración de visión, contorsión de ojos o músculos, movimientos involuntarios, pérdida de consciencia, desorientación..."

Esta es la leyenda -bastante visible- que acompaña las instrucciones de los videojuegos y que, por lo general, es ignorada por los jugadores y por sus padres.

Lo que no dicen los manuales, pero sí un número creciente de estudios académicos, es que el abuso de los videojuegos está ocasionando en los niños y jóvenes trastornos del sueño, bajo rendimiento académico, dificultad para concentrarse, reducción de las capacidades sociales y de lenguaje, obesidad, mala nutrición, tendinitis, problemas visuales, entre otros ‘efectos secundarios’.

Pongámonos de acuerdo: Los videojuegos son moralmente neutros, no son buenos ni malos en sí mismos y, por lo tanto, su uso no puede ‘satanizarse’. Lo grave -y en eso coinciden los expertos consultados por El País- es el abuso que se haga de ellos.

Así lo advierte una investigación del Laboratorio de Psicología de la Universidad San Buenaventura de Cali, según la cual los videojuegos, cuando se convierten en una adicción, "favorecen la conducta impulsiva y agresiva (...) y generan problemas con el manejo del dinero similares a los de algunos ludópatas", como gastar lo destinado a la lonchera, tomar a escondidas el dinero de los padres "o realizar pequeños robos a fin de conseguir dinero para jugar".

También preocupa la edad, cada vez más temprana, en que se inician los niños en los videojuegos.

"A ellos se les remplaza la chupeta por el joystick, que es una especie de ‘chupeta electrónica’ que los mantiene ocupados, y les da a los padres -que no saben qué hacer con los hijos- tiempo para descansar, ver las noticias o el partido de fútbol", asegura el director del Colegio Philadelphia, Alexander Mosquera.

El psicólogo Augusto Pérez, Ph.D, asesor de la OEA para Infancia y Juventud, quien ha dedicado 30 años a la prevención de adicciones en los jóvenes, dice que no hay razón para que un niño menor de 10 años, que debería estar jugando, moviéndose y socializando con niños de su edad, pase más de media hora diaria al frente de un videojuego.

"Con nuestra permisividad, los padres estamos fomentando el sedentarismo y la obesidad infantil. Nadie puede alimentarse bien delante de la pantalla de un televisor, y mucho menos si tiene las manos ocupadas; el resultado es que los niños no comen, comen a medias o a deshoras, y luego no gastan las calorías ingeridas".

El bajo rendimiento académico es otra de las consecuencias de ese exceso, dice Pérez. "No nos digamos mentiras, ir al colegio es aburrido para muchos niños, porque son muchas horas de clases, lecciones y tareas. Pero si al colegio le ponemos una competencia desleal como horas y horas de videojuegos, será mucho peor".

Según Pérez, muchos padres ignoran o subestiman la influencia del abuso de los videojuegos en el cerebro de los niños.

"Mucho tiempo frente a una pantalla produce interferencia con las ondas del cerebro, ocasiona trastornos del sueño como pesadillas o insomnio, y un estado continuo y prolongado de excitación que pone a circular mayores niveles de adrenalina por el sistema nervioso", dice, y explica que si muchos ‘fans’ de los videojuegos tienen bajo rendimiento escolar es, en buena medida, porque su cerebro está entrenado para responder a los impulsos intensos que provienen de las imágenes de los videojuegos.

"Es sentido común: imaginen que, después de pasar horas con el cerebro sobreestimulado por los videojuegos, un profesor les pide que lean un libro, o que analicen, o que atiendan a una clase de historia o filosofía. Sencillamente se aburrirán y no lograrán concentrarse porque su cerebro está ‘formateado’ para responder a estímulos más fuertes", comenta.

En defensa de los jugadores compulsivos, Carlos Ortiz, un estudiante de Ingeniería de Sistemas de 20 años que llega a dormir dos o tres horas al día cuando juega, dice: "Los videojuegos no necesariamente son una pérdida de tiempo, muchos de mis viejos amigos de juego ahora trabajan en diseño de programación de videojuegos, se volvieron dueños de locales y montaron sus empresas".

Y aunque sabe que sus amigos no representan al común de los mortales, añade: "los videojuegos no son del todo malos. El 80% de los que jugamos somos bilingües. Estos juegos aumentan el racionamiento lógico y espacial, promueven la agilidad para las matemáticas, los sistemas y la memorización".

Por su parte Iván Lalinde, un ingeniero que pasó la tercera parte de su adolescencia frente a una consola, opina: "Mientras mis compañeros de clase se drogaban, yo estaba jugando. Si lo miramos así, mi ‘adicción’ no fue tan nociva después de todo". De nuevo, el eterno debate parece reducirse a un problema de equilibrio y moderación.

En Colombia no existen cifras oficiales que den cuenta de la magnitud del problema y el propio Secretario de Salud de Cali, Alejandro Varela, admite el gran vacío estadístico que existe en el Departamento en torno al tema.


Ha sido la aparición de casos en hospitales psiquiátricos y centros de rehabilitación de adicciones y ludopatías lo que ha encendido las alarmas. Así lo asegura Róbinson Montoya, psicólogo de la Fundación Colombiana de Juego Patológico, una de las primeras entidades en Colombia que ha diseñado terapias específicas contra el abuso de los videojuegos.

Juegos peligrosos
Juan, de 9 años, estudiante de tercero de primaria de un reconocido colegio al sur de Cali, confiesa que cuando duerme sueña que es el ‘Dios de la Guerra’, el violento personaje del videojuego que lo tiene ‘atrapado’ en este momento.

Su madre nos cuenta desprevenida que Andrés "está loco porque le compre el ‘San Andreas’, un juego que ya tienen sus primos y en el que hay que robar autos".

Ella se sorprende cuando le contamos que se trata de ‘Grand Theft Auto San Andreas’, un juego que ha sido prohibido en más de siete países y que sólo se vende a mayores de edad. "Entre más malo seas, mucho mejor, porque ganas más puntos. Hay que violar y matar prostitutas, matar policías, robar bancos, pelear y ser lo peor de lo peor", explica Johnatan, un universitario que hallamos un martes a las 3:30 p.m. en una tienda de videojuegos ubicada en Palmetto Plaza, donde promocionan el ‘San Andreas’ con un pendón gigante.

Según Ana María Gálvez, directora del Centro de Estimulación Integral, hay juegos de juegos, y el daño que puedan hacer depende de la edad física y mental del jugador.

Ella narra el escalofriante caso de Antonio, un paciente suyo de 8 años de edad, un niño alegre, amoroso y con buen desempeño escolar, que se vio inmerso en una historia de terror:

Sus padres, profesionales exitosos y muy ocupados, le patrocinaban los videojuegos para que estuviera entretenido, pues ésto les parecía menos dañino que verlo frente al televisor.

Antonio pasó de jugar un par de horas a la semana, a jugar seis horas diarias. Su rendimiento académico empezó a bajar, permanecía inquieto y disperso. La comunicación con los adultos desapareció por completo, no obedecía las normas, agredía a sus compañeros y su alegría se convirtió en enojo.

"Por las noches tenía pesadillas y buscaba pasarse a la cama de sus papás. En el día, se comía las uñas hasta que tenía de nuevo el control de alguno de sus videojuegos", recuerda la terapeuta.

El colegio les hizo un llamado de atención a los padres y les exigió acudir a una evaluación psicológica. Jamás pasó por la mente de los padres que los videojuegos fueran el problema. En cambio, comenzaron a cuestionar la exigencia académica del colegio y la capacidad de los profesores para controlar a su hijo.

Antonio llegó a la consulta psicológica silencioso y aburrido, sus respuestas eran cortas, estaba apático. Sólo hasta la tercera cita aceptó dibujarse en una hoja de papel. El resultado fue sorprendente: Antonio se dibujó a sí mismo con dos partes, uno de sus lados era el de un niño normal, y el otro una figura terrorífica con partes desgarradas, garras y casco.

Antonio rompió en llanto y al fin le confesó a su psicóloga lo que lo mantenía torturado: "me preguntó, ¿sabes quién es Némesis? Y allí estaba la respuesta. Antonio sentía que el personaje más siniestro de sus videojuegos lo esperaba en cada rincón de su cuarto, y de su mundo virtual, para atacarlo y eliminarlo. No lograba sacar este miedo de su mente. ‘Némesis’ había invadido su mundo real", recuerda Ana María Gálvez.

Los planes de soporte y apoyo no se hicieron esperar, Antonio inició clases de arte y sus padres le dedicaron más tiempo y atención. Poco a poco recobró su tranquilidad y se reacomodó al mundo real.

Game over

Al panorama se suma otra problemática, que señala el Secretario de Salud de Cali, Alejandro Varela: "hemos encontrado que se está generando una política de préstamos a los jóvenes (sistema de bonos) en salas de internet de la ciudad, con unas dinámicas sociales contraproducentes, porque el joven luego tiene que buscar cómo pagar esa deuda para seguir jugando, y eso lo puede llevar al robo y la delincuencia", pues se sabe que los menores de edad gastan entre $30.000 y $150,000 mensuales en estos bonos.

Entre los más adictivos, según muchos expertos consultados, están los juegos en línea, como ‘DOTA’, ‘WOW’ (World of Warcraft) y ‘Second Life’, entre otros, que exigen que sus integrantes se conecten a la misma hora desde cualquier lugar del mundo. Los jugadores deben permanecer el mayor tiempo posible conectados, porque el juego nunca termina.

Las claves para avanzar en el juego cuestan entre $50.000 y $100.000. Los jugadores pueden estar conectados hasta 13 horas ininterrumpidas, muchas veces de madrugada, y llegan a pasar un fin de semana encerrados en su afición.

"Duermen en el día, van poco al baño, comen mal, no hacen ejercicio y deterioran su salud física y mental justo cuando están en proceso de crecimiento y formación", advierte Ana María Gálvez, quien hace un llamado a tener reglas concertadas, ojalá desde hoy mismo, entre padres e hijos.

Guía para padres
1. ¿Cuándo puede hablarse de ‘abuso’ de los videojuegos?
Pedagogos y terapeutas consultados por El País coinciden al afirmar que una hora diaria de videojuegos (preferiblemente en horas de la tarde, al llegar del colegio) es el tiempo máximo de tolerancia para los menores de edad.

¿Cuáles son las señales de alerta?
Cuando la frecuencia del juego es tan excesiva que perturba otras áreas de la vida: baja el nivel de estudio y empobrece las relaciones sociales o familiares. Cuando el niño se muestra agresivo si los padres luchan para que disminuya la frecuencia de juego. Cuando no logra controlar, interrumpir o detener los videojuegos. Miente o engaña a su familia, a los amigos, a los terapeutas, para ocultar su grado de implicación con los videojuegos. Deja de asistir a clases a escondidas de los padres. Empieza a eludir los planes que solía hacer con sus amigos. Disminuye sus horas de sueño o se duerme en clase. Muestra poco interés por la comida. Habla en monosílabos. Presenta sonambulismo, y se comporta como si estuviera jugando aún dormido.

¿Los padres deben prohibir el uso de los videojuegos a sus hijos?
No es aconsejable hacerlo, porque esa tecnología es parte de su época y su realidad. Hay que llegar a acuerdos.



Videojuegos: úselos a su favor
María Elena López, psicóloga de la Universidad Javeriana y magister en psicología comunitaria, asegura que los videojuegos hacen sentir a los jóvenes un cierto nivel de poder. Autora del libro ‘Cómo lidiar con los adolescentes’, asegura que a través de éstos los jóvenes buscan superarse, resolver los problemas que les plantean y buscar soluciones inteligentes. Al enfrentarse a las situaciones planteadas por el juego, pueden experimentar ansiedad, frustración y rabia, pero también satisfacción y orgullo de saberse campeones. Haciendo buen uso de los videojuegos, se aumenta el racionamiento lógico y espacial, se adquiere mayor destreza para las matemáticas y habilidad para los sistemas, dice.

Según Mario Ernesto Martín Padilla, psicólogo con maestría en psicología clínica y de la familia de la Santo Tomás, docente de la Universidad de la Sabana, los videojuegos pueden favorecer la concentración y la formación de retos. Además, prepara a los jóvenes para la vida moderna, al hacerlos hábiles en el manejo de la tecnología y del inglés, concluye.

En línea
Otra modalidad son los juegos en línea. En ellos se debe participar con un equipo que es integrado por usuarios de distintos países.

Aunque la afición a los videojuegos no es una ludopatía, porque no hay apuestas, hace que los niños adquieran deudas para pagar una sala de internet.



Por Redacción de Vé



Fuente



http://www.elpais.com.co/

jueves, 18 de noviembre de 2010

Niños Internet y seguridad: la nueva guía de WAN-IFRA

La Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA) acaba de publicar una guía para ayudar a los padres a proteger a sus hijos en el uso de Internet. Esta publicación se entregará de forma gratuita a periódicos de todo el mundo para que la distribuyan entre sus lectores.


La guía, que se distribuirá como encarte o en diferentes entregas, tiene el objetivo de ayudar al periódico a convertirse en un aliado imprescindible para la educación, tanto para los padres como para los profesores. Además, pretende atraer a colaboradores con perfiles poco tradicionales y lograr que contribuyan a su financiación.


Para obtener información detallada, con textos y descargas de imágenes, visite

www.wan-
press.org/nie/articles.php?...

.


La autora de la guía, Roxana Morduchowicz, explica que un estudio llevado a cabo en Argentina había desvelado que un 80% de los niños utilizaba Internet sin supervisión de los padres, el 95% consideraba que esta práctica no acarreaba ningún riesgo, el 75% se creía todo cuanto leía, el 60% pensaba que solo los amigos podían leer sus blogs y en el 90% de los casos los padres desconocían cómo utilizaban sus hijos Internet.


Un estudio similar realizado en Reino Unido concluyó que el 60% de los niños de entre 12 y 15 años y un tercio de los niños de 8 a 11 años utilizan Internet sin supervisión. Asimismo, en Estados Unidos, y según un sondeo reciente, la mayoría de padres asegura imponer límites de tiempo a sus hijos a la hora de navegar por Internet y comprobar los sitios que éstos visitan. En cambio, los adolescentes afirmaban en su mayoría que no tenían límites de tiempo y un tercio respondió que sus padres nunca comprobaban los sitios que habían visitado.


"La guía aporta orientaciones generales a los padres sobre cómo proteger a sus hijos sin llegar a satanizar Internet", afirma Morduchowicz, directora de educación en medios de comunicación del ministerio de educación argentina.


"Internet en familia: guía de buenas prácticas" aborda algunos de los riesgos derivados del uso de las nuevas tecnologías y presenta estrategias para minimizarlos.


La guía contiene recomendaciones para los padres sobre cómo ayudar a sus hijos a aprender a buscar por Internet, a determinar la credibilidad de una información, a no copiar y pegar material extraído de Internet en sus trabajos escolares, a evitar los peligros de sitios nocivos que ofrecen pornografía y otros contenidos y a interactuar en las redes sociales y los blogs.


Y, por encima de todo, la guía presenta un "Código familiar" de conducta para utilizar Internet, así como recomendaciones para los adultos, por ejemplo:


  compartir con los niños una parte del tiempo que pasan conectados a Internet;



  crear entre todos un código familiar de Internet que fomente el debate con los hijos en torno a las normas relacionadas con Internet;



  animar a los niños a comentar con los adultos los sitios nocivos que encuentren;


  tener los ordenadores en una zona compartida de la casa, y no en las habitaciones de los niños;



  transmitir a los niños la importancia de no facilitar datos personales a nadie;



  utilizar más de una página web como fuente de información al hacer los trabajos;



  preguntar sobre su actividad en programas de chat;



  colaborar con un proveedor de servicios de Internet para conocer las herramientas disponibles para proteger a los niños en Internet,



  o filtrar el uso de Internet.


Algunos periódicos han empezado ya a distribuir la guía entre sus lectores. En Argentina, Clarín lo ofreció encartado, con la ayuda del Ministerio de Educación, de Microsoft y de un banco y una empresa de telecomunicaciones del país. En Zambia, The Post lo ofreció en forma de artículo semanal, con la ayuda de UNICEF. En la red mundial de jóvenes lectores de WAN-IFRA se ha creado un foro especial en el que los responsables del sector de la prensa pueden intercambiar opiniones sobre el uso de la guía (

http://worldyoungreadernetwork.ning.com/

).

La elaboración de la guía cuenta con la ayuda del productor de papel Norske Skog y se enmarca en el proyecto internacional News Media Literacy de WAN-IFRA. A finales de 2010 llegará la segunda parte de la guía, titulada "Internet en familia II", un documento centrado en el uso de los chats, blogs y redes sociales entre los adolescentes.

WAN-IFRA, con sedes en París, Francia, y Darmstadt, Alemania, y con subsidiarias en Singapur, India, España, Francia y Suecia, es la organización global mundial de periódicos y editores de noticias. Representa a más de 18.000 publicaciones, 15.000 páginas web y más de 3.000 empresas en más de 120 países. La nueva entidad surgió con la fusión de la Asociación Mundial de Periódicos e IFRA, la organización mundial de investigación y servicio para la industria periodística.


Más información sobre WAN-IFRA en

www.wan-ifra.org o a través de la revista WAN-IFRA Magazine

.




 

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Efectos de la Televisión Sobre la Actividad Física y el Rendimiento Escolar

En el contexto urbano los medios masivos de comunicación constituyen una de las fuentes  más importantes de información  y entre éstos la televisión es el que más impacto tiene sobre la población, especialmente sobre los más jóvenes, niños y adolescentes.


La televisión se ha convertido en puente de contacto entre modos de pensar y actuar diferentes; logrando en pocas décadas modificar conductas y creencias a favor de una cultura global que poco beneficia a nuestra población particularmente niños y adolescentes.



El comportamiento de los niños hacia la inactividad física se encuentra fuertemente relacionado al proceso de urbanización, debido a que en las grandes ciudades se presentan menos posibilidades de desarrollar actividades al aire libre por razones de espacio físico, tránsito, distancias por recorrer, tiempo que se gasta en desplazarse de un lado a otro, contaminación ambiental, razones de seguridad personal y, el tiempo que se emplea en ver televisión, juegos de videos o computadoras. Este descenso significativo de la actividad física, a su vez, se ha correlacionado  a tiempos prolongados frente a la televisión, lo que conlleva a una disminución del gasto energético por un desplazamiento de actividad física más intensa a una actividad muy escasa, favoreciendo el desarrollo de la obesidad.



En un año se ha estimado que un niño gasta más tiempo en ver televisión que en realizar cualquier actividad física o en estudiar, lo que significa que la TV, de alguna manera es un tipo de educación no formal, e inclusive es la segunda actividad a la que se le dedica  más tiempo  después de dormir.



En el año 2001 la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomendó que se limite el tiempo de TV para los niños a dos horas máximo al día, además de sugerir la supervisión por parte de los padres, y la realización de una actividad aeróbica por cada hora de TV.



Se ha evidenciado que el exceso de TV empeora el rendimiento escolar particularmente si se excede de las 2 horas recomendadas por la AAP. Un estudio  observó en niños que tienen mal rendimiento escolar que ven 16 horas a la semana y los que tienen un buen rendimiento ven 13 horas a la semana,  así los niños con mal rendimiento escolar ven 3 horas más de TV semanal. El bajo rendimiento escolar se presenta en 10% de los niños que ven aproximadamente 18 horas/semana y el desinterés escolar en el 18.4% de los casos.



Las razones por las cuales los hábitos televisivos interfieren con el rendimiento escolar son:



• Disminuyen el tiempo dedicado a la lectura, las tareas escolares, el deporte, el juego y la comunicación familiar.
• Las ondas electromagnéticas producen sobre la corteza cerebral un efecto hipnótico y un estado de menor alerta que ocasiona disminución de la atención.
• Se limita el uso de los órganos de los sentidos dándose uso privilegiado a la visión y a la audición.
• Se ha documentado una relación inversa entre la exposición a la TV y la actividad de la corteza cerebral, lo que provoca dificultades en el pensamiento organizado, reacciones más lentas y procesos de asociación no selectiva.
• Afectación de los patrones del sueño en el 24% de los niños que ven TV.



Otro aspecto a considerar es el consumo de alimentos frente al televisor, ya que éste suele ser descontrolado, muchas veces sin tener conciencia de que y cuanto se ingiere.



Si los niños no duermen lo suficiente debido a que están viendo TV, no rendirán bien al día siguiente. Es responsabilidad de los padres o del adulto que esté a cargo del niño u adolescente, de supervisar no sólo el tiempo que dedican a ver TV sino también los contenidos, además sin olvidar los efectos de la TV sobre el sueño, lectura, rendimiento escolar y actividad física, una medida sencilla es no colocar televisores en el dormitorio



 



Fuente


Nutrialimenta

martes, 2 de noviembre de 2010

MAS DE LA MITAD DE LOS MENORES ES SEDENTARIO

Los niños españoles también están 'parados'

Los menores y adolescentes nacionales están inactivos el 80% del tiempo libre

Hacer ejercicio jugando en los centros educativos reduce en un 6% la obesidad

España no sigue la recomendación europea de tres horas a la semana de deporte escolar


MADRID.- Ni en el cole ni en el recreo ni cuando juegan ni los fines de semana... Los niños y niñas españoles están 'literalmente' parados. Los datos 'hablan' por si solos: el 39% de los niños de entre nueve y 10 años y el 68,2% de las niñas no realiza ninguna actividad física. Tampoco se mueven más de la mitad de los adolescentes. Y si estas cifras no les resultan suficientemente preocupantes basta con añadir las que hacen referencia al sobrepeso y la obesidad: 31% de y 30% de los chicos.


Estadísticas como éstas y otras igualmente preocupantes se han puesto sobre la mesa esta semana en Madrid durante la celebración del Seminario: 'Un estilo de vida activo, salud para el presente y para el futuro', organizado por la Fundación Alimentum en colaboración con el Consejo Superior de Deportes (CSD) y la Fundación Deporte Joven.


Así, los resultados de un nueva investigación realizada en 10 centros públicos y concertados de Zaragoza entre escolares de 10 y 14 años constatan que "los chicos y chicas están inactivos el 80% de su tiempo libre", según ha anunciado José Luis Terreros, uno de los autores del trabajo y Subdirector General de Deporte y Salud del CSD.


Durante el seminario se ha criticado la reducción de entre el 20% y el 30% del tiempo dedicado a educación física en los colegios. Desgraciadamente para los estudiantes, la normativa española para esta clase establece que "como mínimo los niños de educación primaria (seis a 12 años) realicen una hora y media de deporte a la semana, mientras que los de secundaria (12-16) inviertan 60 minutos semanales. Este tiempo también es el que deben seguir en el primer curso de ballicher (16 a 18 años), mientras que en el segundo curso la asignatura desaparece", aclara Juan Luis Hernández Alvarez, del Grupo de Investigación en Enseñanza y Evaluación de la Actividad Físca y el Deporte de la Universidad Autónoma de Madrid.


Sin embargo, este escaso tiempo de programación de actividad física en las aulas en realidad es todavía más reducido. "Entre el cambio de vestuario, ir al polideportivo (algunos centros lo tienen a 10 minutos andando), las explicaciones de los profesores y las interrupciones propias de la clase, el tiempo de práctica de ejercicio se limita a 40 minutos. Estamos muy alejados de las recomendaciones europeas de tres horas reales de ejercicio a la semana, tal y como han adoptado ya otros países de nuestro entorno", aclara.


De hecho, la investigación de Zaragoza constata que la dedicación real a educación física es de un 75% a un 80% sobre el hora oficial. "La práctica de deportes en secundaria es de 4, 3 horas a la semana y superior en los chicos (4,4 horas) que en las chicas (2,8)".


Menos tiempo de deporte en el cole y, también, menos actividad físcia fuera de las aulas. Un estudio realizado por Juan Luis Hernández y su equipo con 3.013 alumnos de una media de edad de 13 años refleja que un 27% "nunca realiza ejercicio fuera del horario escolar". En cambio dedican el tiempo libre a actividades sedentarias.


Lo demuestra este grupo de investigadores en otro ensayo con 633 chicos y chicas de entre 10 y 17 años. "Los chavales de 10 a 12 años dedican 170 minutos durante la semana a ver la televisión, a jugar con la video consola o chatear, un tiempo que es de 196 minutos en los que tienen entre 13 y 14 años y de hasta 208 para los de 15 o más".


Datos positivos

Afortunadamente, durante el seminario, también se presentaron datos positivos. Es el caso del programa de promoción de actividad física de tiempo libre MOVI, cuya aplicación durante dos años en 20 colegios de la provincia de Cuenca ha demostrado, por primera vez, que este tipo de iniciativas son eficaces para reducir el exceso de grasa y colesterol en menores.


La investigación (conocida como 'Estudio de Cuenca') ha sido dirigida por Vicente Martínez Vizcaíno, de la Universidad de Castilla La Mancha, y publicada en 'The Journal of Pediatrics'. En ella han participado 1.200 alumnos de entre 8 y 12 años. Así en 10 colegios se realizó el programa MOVI durante dos años, mientras que los escolares de los centros restantes (grupo control) siguieron con sus actividades habituales.


MOVI promueve el ejercicio de forma lúdica y no competitiva. "A un niño que tiene sobrepeso no le puedes motivar para el ejercicio si éste se hace en un entorno competitivo, se le da más importancia a ganar que a jugar y el pequeño puede sentirse ridiculizado. Por esta razón creemos que la actividad física debe plantearse como un juego", apunta Martínez Vicaíno.


Los alumnos realizaron tres sesiones semanales de 90 minutos de ejercicio lúdico (paracaídas, saltadores pogos, pelotas hop, baile, entre otros) a lo largo de dos años. Antes de iniciar el proyecto y una vez concluido los investigadores practicaron a todos los alumnos una análitica para comprobar el perfil lipídico, se les midió la grasa corporal y la circunferencia del brazo. Además se tomaron en cuenta otras variables como la calidad de vida o el nivel de forma física.


Los datos demuestran que las tasas de sobrepeso y obesidad en los que realizaron el programa se redujeron en un 6% en comparación con los alumnos del grupo control en los que, además, aumentó la circunferencia del brazo.


MOVI, que tiene un coste aproximado de 24 euros por niño, logró también disminuir los niveles de colesterol así como la grasa corporal. "Es importante destacar que los chicos y chicas que realizaron el programa tenían mejor autoestima, mayor rendimiento académico, mejores relaciones interpersonales y mejor calidad de vida que los sedentarios", insiste el autor principal de la investigación





Autora

PATRICIA MATEY

martes, 26 de octubre de 2010

Impacto mediático en la salud de los niños

Los límites y normas claras son factores decisivos para su bienestar.

En 2008, la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, junto con otras entidades, realizó una revisión de estudios desde 1980 que alerta sobre los problemas que a largo plazo puede ocasionar en los niños el exceso de  televisión, videojuegos o Internet. A mayor tiempo invertido en dichos medios, se asocia un riesgo mayor para fumar, abusar de alcohol y drogas, tener bajo rendimiento escolar y un inicio temprano en actividad sexual para niños y adolescentes, aunado al frecuente problema de la obesidad infantil.



Un estudio citó que los niños de 3 años tienen más probabilidades de ser obesos a la edad de 7 si ven más de ocho horas de televisión a la semana. No obstante, el niño estadounidense promedio (y no se aleja mucho de la realidad de algunos niños en nuestro medio) tiene una exposición mediática de aproximadamente 45 horas cada semana, repartidas entre televisión, cine, revistas, música, Internet, celular y videojuegos. Ello contrasta con las 17 horas a la semana que pasan con sus padres, y las 30 horas semanales de escuela.


Este año la revista de la Academia Americana de Pediatría publicó un estudio, en el cual menciona que los niños que exceden más de dos horas diarias en ver televisión tienen hasta dos veces más probabilidades de afrontar problemas de atención en clase.


La misma Academia ha emitido recomendaciones específicas para limitar el tiempo de los niños frente a una pantalla, las cuales incluyen: 


• Evitar totalmente la televisión para niños menores de 2 años. 

• Apagar la televisión durante las comidas. 

• Mantener la televisión fuera de habitaciones y áreas para dormir. 

• Establecer días "libres de medios" y planificar otras cosas divertidas para hacer. 

• Apagar la TV cuando el programa escogido termina


Aparte del tiempo que el niño pasa "enchufado" a los medios, es decisivo el contenido que está recibiendo a través de ellos. Un estudio de Symantec Corp realizado este año reveló que entre las 10 palabras más buscadas en Internet por niños, "sexo" ocupaba el cuarto lugar y "porno" el sexto. La utilización de material pornográfico puede llevar a alteraciones psicológicas y conductuales como agresividad sexual, hostilidad y violencia, así como un aumento de crímenes sexuales, disfunción sexual y ruptura familiar, entre otros.


Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh también han encontrado que los adolescentes que regularmente escuchan música con frases sexuales explícitas, agresivas y degradantes tienen el doble de posibilidad de involucrarse en actividad sexual, en comparación con aquellos que evitan dicha música. Asimismo, ver programas de televisión que contienen coqueteo, besos, caricias y referencias a situaciones sexuales aumenta la probabilidad, entre los adolescentes, de quedar embarazada o embarazar a alguien.


Los límites y normas claras, pero primordialmente la disponibilidad de los padres para estar con sus hijos, son factores decisivos para su bienestar


 


Dra. Geraldine Veiman E. 

gveiman@yahoo.com

Fuente

http://www.sigloxxi.com

 


 

lunes, 18 de octubre de 2010

Televisión para niños

Es el mejor "canguro": sale barato e hipnotiza a los pequeños. Así que los padres confían en la 'tele' y la 'tele' piensa ante todo en la publicidad. La familia y la escuela pesan poco frente a este primer poder pedagógico

Creo que el primer servicio que la televisión para niños les prestó a los papás y mamás fue aquel número de dibujos animados -de 1963- en el que cuatro niños cantaban: "Va-mos-a-la-ca-ma...", mientras se encaminaban hacia la puerta; debía de ser un apoyo muy eficaz para que los padres mandasen a sus hijos a dormir a la hora en que lo hacían "todos los niños de España", encarnados en los protagonistas de la historieta.
Se esgrime al instante la "libertad de expresión publicitaria", la "mano visible" del mercado

Entre los niños la comparación social prende pronto; véanse las zapatillas de deporte
Desde entonces, con las privadas, han aumentado los programas para niños, pero a la vez se ha hecho mucho más frecuente el designio de servicio a los padres, porque se ha constatado hasta qué punto la televisión es el mejor baby sitter o canguro de este mundo.

Buscando el canal idóneo sólo con los dedos, sin mirar, con una significativa espontaneidad y nerviosismo casi automáticos, los padres hacen pensar que han acabado por fijar en su mente una conexión directa, como eléctrica, entre el mando que pulsan en la televisión y el efecto instantáneo de que los niños se queden súbitamente quietos y callados. A los gestores de la programación les ha bastado ver de qué manera los niños se embelesan ante la pantalla, sin apartar ya la mirada, para darse cuenta de la facilidad de la función que los padres les asignan y, por tanto, del amplio margen que ello les ofrece para rebajar los costos de producción, y, dado que los padres, con tal de tener a los niños quietos y callados, no suelen interesarse, a menudo ni siquiera enterarse, de la calidad de los contenidos, la televisión para niños va descendiendo hacia los abismos de fealdad, de miseria y de abyección de los que no faltan precedentes.

El inmenso poder pedagógico de la televisión predomina hasta tal punto sobre cualquier otra influencia que las de los ámbitos familiar y escolar quedan totalmente anuladas o aplastadas.

La familia, por una parte, se ha dejado suplantar por el socorrido baby sitter o canguro, del que, por lo demás, sigue sirviéndose con ambigua gratitud. En la enseñanza, el poder pedagógico de la televisión se enfrenta a la debilidad de unas instituciones ya machacadas por las ocurrencias de Gobiernos sucesivos, la más destructiva de las cuales es la que prescribe que los contenidos de enseñanza sean aproximados a la condición y a las circunstancias personales del alumno, a lo que le sea más cercano y familiar: su pueblo, su comarca, sus costumbres... ¡Muy mal! Es el sujeto el que tiene que salir al encuentro del objeto, pues sólo en la separación y en el distanciamiento respecto de lo propio se experimenta el mundo como dueño de sí mismo y el objeto del conocimiento como ajeno, desobediente, inapropiable.

Jamás debió allanarse la separación entre la casa y el colegio, pues esa distancia podría hasta valer como figura del camino de todo conocer. Pero volviendo a la televisión, las pocas veces que hoy se oye ya decir la palabra "censura", se esgrime al instante cierta "libertad de expresión publicitaria", y aunque suene alucinante como noción jurídica, lo cierto es que si la libertad de empresa y de comercio goza de una total legitimidad, mal podría dejar de ser legítima la publicidad, que se ha erigido, por así decirlo, en "mano visible" del mercado, en instrumento esencial de la economía de crecimiento y no sé si tal vez hasta en motor de la rotación de los planetas.

El resorte principal de la publicidad es, a mi juicio, apelar a la comparación social. Ésta se mueve entre los extremos de "ser más" (en castellano antiguo se decía más claro: "valer más") y de "no ser menos" (en los más pobres barrios de chabolas, al menos en los años cincuenta y sesenta, si una familia le hacía a una niña una primera comunión "cara" -vestido blanco largo, librito anacarado, gran número de invitados, etcétera-, obligaba a los vecinos, cuando a su vez les tocaba, a gastarse lo que tenían y lo que no tenían, para "no ser menos"). Curiosamente, entre los niños la comparación social prende muy pronto.

Al menos hasta hace poco, el objeto paradigmático en el que se ejercía la comparación social entre ellos (y entre los adolescentes) eran las zapatillas de deporte, de difusión mundial (porque hoy todo se imita y se iguala en pocos días a la mayor distancia) y creo que con muchas marcas.

Aquí, mejor que "marca", es más exacto "logo" (Naomi Klein). El logo usurpa y suplanta todo valor de calidad -que es "valor de uso"- y lo trueca por el valor de graduación que en cuanto logo ocupe en el ranking o escala de apreciación de las zapatillas de deporte (que es "valor de cambio").

La comparación social no apela a ningún criterio entre cosas, sino a un criterio entre símbolos, al igual que en los matrimonios de la aristocracia, en los que no se casaban dos personas sino dos apellidos.

Sin duda, la publicidad para los niños es lo que más escandalosamente manifiesta el inmenso poder pedagógico de la televisión, porque consigue dejar una educación permanente. Se dirige a los niños a una edad tan tierna que su receptividad y ductilidad están todavía en un grado que ninguna otra influencia podría contrarrestar. Es ridícula y hasta poco decente la buena voluntad de los que proponen remedios frente a lo que en su fuero interno reconocen por fatídico: así, los que recomiendan que los padres acompañen a sus hijos ante la pantalla para incoarles "espíritu crítico", o los que predican un "consumo responsable". Pero hace ya muchos años que a estos buenos consejos "les ha madrugado", por decirlo en palabras mexicanas, la publicidad, que aún más de madrugada, respecto de la edad, empieza a seducir y acuñar a las criaturas, para que sin resistencia se sometan y queden sometidas de modo perdurable al grado de compulsión y servidumbre capaz de perpetuar la conveniente adaptación.

La publicidad tiene ya acostumbrado a todo el mundo a la congénita deslealtad que comporta el risueño y zalamero encubrimiento del equívoco de toda relación de compraventa por ella misma generada y azuzada.

Tan sólo en torno a las fechas de las fiestas de Pascua hay adultos que levantan unas orejas como las de una liebre, escandalizados y quizás hasta ofendidos por la publicidad de los juguetes dirigida a los niños, en la que la perenne deslealtad publicitaria se transfigura en insidia y felonía.

La fórmula más usada en los anuncios de juguetes creo que suele ser la de un niño que se dirige a otro niño imaginario al otro lado de la pantalla y le habla con voz de niño, metiendo ciertos giros que se pretenden infantiles -o de verdad lo son-, como "qué guay", "colega"... que no es que los haya oído -digo estos dos en concreto-, sino que los pongo como ejemplo.

El niño del anuncio tiene el juguete ahí delante, rindiéndole toda clase de alabanza; y a veces no es suyo todavía, sino que está en la tienda, como para ponerse en la misma situación que el niño espectador, porque la insidia incluye el que el fabricante y el publicitario cuenten con que los niños que han visto el ansioso deseo del niño del anuncio se lo pidan a sus padres con las más ardientes, implorantes e interminables súplicas, sin que los padres encuentren otra respuesta que "es muy caro, hijo mío, es demasiado caro, es un gasto que absolutamente no nos podemos permitir".

Lo que más me subleva de semejante mecanismo comercial es que el que trata de hacerse el simpático a través de la voz de un niño contratado por la agencia, imitando incluso clichés atribuidos al habla de los niños, ese que así trata de hacerse el simpático, repito, no es otro que un empresario, fabricante de juguetes, dispuesto a cualquier cosa para despachar su mercancía, siempre legitimado, eso sí, por la ya más arriba mencionada "libertad de expresión publicitaria".


Autor
Rafael Sánchez Ferlosio
Rafael Sánchez Ferlosio, premio Nacional de las Letras Españolas 2009, es escritor.

lunes, 11 de octubre de 2010

TV y videojuegos, favor no exceder su consumo

Aunque despierte menos sentimientos de culpa atribuirles a la TV y a los videojuegos los comportamientos agresivos de su hijo, lo que los niños ven en casa es mucho más definitivo al respecto. Además, bien utilizados, estos medios son herramientas de aprendizaje. Pros y contras de la TV y los videojuegos.

Un papá o una mamá pueden decir que el hecho de que su hijo acostumbre contestarles "con cinco piedras en la mano" no se relaciona con que haya crecido en un ambiente donde era normal que el padre le respondiera mal a la madre -o viceversa- sino con lo irrespetuoso que es Bart Simpson con Homero ("y como nadie puede quitarlo de enfrente de la TV, eso es lo que aprende").



Para otros, la causa de los golpes que su hijo les da a otros niños en el colegio no obedece a las peleas que ve en su hogar, sino a "esos videojuegos a los cuales vive pegado y donde los personajes consiguen lo que quieren a punta de puños y patadas".
¿Y qué hay de esas épocas en las que las tardes de los niños eran para salir a montar en bicicleta o jugar monopolio, actividades a través de las cuales hacían sus primeras aproximaciones a conceptos como reglas, competencia y trabajo en equipo? ¿La culpa también es de la TV y los videojuegos que, como una especie de tenazas, los amarran y les impiden cualquier otra actividad recreativa? "Pues sí –dirán algunos padres-. Ellos llegan del colegio, tiran la maleta y se ponen a ver TV o a jugar play, y de ahí nadie los quita". Tal como lo explica el doctor Álvaro Franco, siquiatra infantil y de adolescentes, siempre será más fácil echarles la culpa a otros que asumir las propias responsabilidades.



"Lo cierto -agrega el doctor Álvaro Pallamares, sicólogo clínico infantil-, es que los padres no pueden afirmar que TV, videojuegos y películas son las causas de los comportamientos violentos o del bajo rendimiento académico de sus hijos. En principio, porque esos elementos no afectan de igual manera a todos los niños, la diferencia en cómo los perciben unos y otros radica en los vínculos que desde temprana edad hayan establecido con sus padres. No es ‘por la edad’ como suele decirse que a algunos niños y adolescentes la TV y los videojuegos los 'impactan' de manera negativa, sino por el tipo de vínculos que hayan creado con sus padres".


AMBIENTE FAMILIAR
Así, si el niño ve violencia en la TV, pero forma parte de un hogar funcional, bien constituido y donde los problemas se solucionan a través del diálogo, no va a pasar nada. Si ve violencia en la TV y en la familia, tenderá a la agresividad.



Aunque la familia y la casa resultan más definitivos que la TV, esta última sí tiene un 'efecto modelo'. De hecho, entre los 2 y los 5 años, los niños establecen parte de sus características emocionales a través de la imitación y la identificación de conductas y actitudes de personas significativas para ellos, sea del colegio, la casa o la TV. "En ese lapso, por el pensamiento intuitivo, si ven a un superhéroe volar, piensan que si ellos se ponen una capa también podrán hacerlo", completa el doctor Franco.



Más adelante, en la edad escolar y debido al pensamiento concreto, el niño no tiene capacidad crítica; entonces lo que ve, es lo que considera aceptado. Por eso en esta etapa es muy importante que esté acompañado de un adulto a la hora de ver TV para explicarle, por ejemplo, que lo que él ve es resultado de la imaginación de alguien y no algo real.
Sin embargo, el tiempo que los niños le dedican a la TV está directamente relacionado con el que le destinan sus padres. Así: si estos últimos tienen la costumbre de llegar del trabajo a 'pegarse' a la pantalla, los hijos harán lo mismo. Hay unos, incluso, a quienes desde muy temprana edad les fue impuesta a modo de 'niñera' y se acostumbraron a verla, pues no tuvieron otra alternativa. De acuerdo con el doctor Franco, los padres deben ser coherentes, y las políticas frente a los videojuegos y la TV ajustarse a la educación que el niño recibe y observa en casa.


"ES MALA Y PUNTO"
No obstante, la televisión no pude 'satanizarse' porque es fuente de información y de formación de actitudes positivas, fomenta la adquisición de habilidades, distrae y relaja. De igual manera sucede con los videojuegos, cuyo uso resulta perjudicial según el tipo de juegos utilizados y el tiempo dedicado a ellos.



Los problemas surgen cuando su práctica se vuelve repetitiva y limita la creatividad e imaginación, o cuando el niño se centra en aquellos juegos de guerra y destrucción. Porque es evidente la relación entre videojuegos y programas violentos y un comportamiento agresivo, así como nadie discute la relación cigarrillo y cáncer de pulmón.



Así mismo, no se aconsejan los juegos con contenido racista o machista (donde la mujer es el 'premio'), así como aquellos que transmiten la idea de que "el fin justifica los medios". Es importante, por tanto, que el niño escuche a sus padres expresarse en contra de esos comportamientos reprobables.



Para algunos críticos, los videojuegos promueven la distracción en solitario, cuando es un solo jugador quien 'combate el mal'; pero también es cierto que a través de los videojuegos algunos niños desarrollan sentimientos de eficiencia, seguridad y autoestima, y pueden estimular su capacidad de constancia y esfuerzo al tener que conseguir un determinado objetivo.



Potencian, además, la observación y el pensamiento lógico y estratégico y le enseñan que hay varias maneras de resolver un conflicto. Además, el niño pierde en muchas ocasiones, lo cual puede aumentar su tolerancia frente al fracaso y la importancia de intentarlo de nuevo.


NO A LA CENSURA
De acuerdo con el doctor Francisco Javier Lavilla, de la Clínica Universidad de Navarra, la necesidad de rapidez en la toma de decisiones predispone al niño a actuar de esta forma sin dejarse llevar excesivamente por las dudas. En líneas generales, los videojuegos pueden cumplir una misión recreativa y educativa, a la vez que debe ser complementada con actividades culturales y deportivas.



Para promover un uso razonable de estos elementos que, se quiera o no, hacen parte del contexto del niño, se debe tener presente que la censura nunca será una buena alternativa. "Es mejor enfocarse en establecer relaciones de calidad entre padres e hijos durante la primera infancia, porque si un adolescente elige y busca la violencia, el tema no se soluciona cortando o censurando la TV o los videojuegos, sino preguntándose por qué lo hace", agrega el doctor Pallamares.



"Los castigos -complementa el doctor Franco-, consisten en retirarle privilegios, como la TV, cuando hace algo inapropiado o irrespeta un valor que los padres quieren transmitirle. Pero hay un ‘plan B’: es la justicia reparativa o aquella en la cual el niño es capaz de reconocer que cometió un error, dar excusas, hacer actos reparativos y reflexionar sobre las consecuencias de lo que hizo".


SU LADO AMABLE...
Razones por las cuales vale la pena hacer de los videojuegos y la TV aliadas, más que enemigas, de la educación de sus hijos:


1. "Yo socializo". Algunos videojuegos favorecen la participación de varios niños. Ello contribuye a desestimar la idea de que éstos son solamente para usar en solitario. "La TV, por su parte, también tiene un impacto social porque, por ejemplo, al día siguiente de ver un programa, el niño habla de éste en el descanso; entonces resulta útil como tema de conversación", explica el doctor Álvaro Franco, siquiatra infantil y de adolescentes.
2. Más coordinación. Los videojuegos favorecen la coordinación 'oculomotora', es decir, la de los ojos con la mano, lo cual estimula la adquisición de habilidades manuales.
3. Fuente de conocimiento.La TV le muestra al niño otras costumbres y le enseña sobre animales y diferentes culturas.
4. Contra las fobias. En Estados Unidos, algunos terapeutas utilizan determinados videojuegos y realidades virtuales para eliminar fobias y superar temores.


SU LADO OSCURO...
1. Crisis. Aunque sucede en un porcentaje muy reducido, algunos estudios señalan que abusar de los videojuegos puede desencadenar cambios en la frecuencia cardiaca y presión arterial, o crisis convulsivas en niños con antecedentes de epilepsia. "Esto sería a causa de los destellos y cambios en la intensidad de los colores", explica el doctor Francisco Javier Lavilla, de la Clínica Universidad de Navarra.



2. "Lo necesito". El uso incontrolado de los videojuegos puede suponer que los niños o adolescentes han perdido el control sobre el juego y que, más bien, es éste el que los domina. Por lo general, se llega a esa situación de manera progresiva. En este momento la situación es de alto riesgo, porque tendería a anteponer el videojuego a otras actividades como estudiar, hacer deporte o compartir con más gente. Incluso podría acudir a las mentiras para seguir jugando.



"En los casos más graves, la práctica excesiva de estos juegos lleva al niño a una huida del mundo real para encerrarse en otro virtual", agrega el doctor Lavilla. Además, la atención excesiva al juego conduce a un agotamiento del sistema nervioso, a la aparición de síntomas de depresión o ansiedad, y a un desinterés por las actividades escolares. Después de dos o tres horas de juego, el sistema nervioso empieza a fatigarse y el niño a ponerse irritable.



3. Kilos de más. El uso excesivo de videojuegos que no implican ningún movimiento físico se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar hábitos sedentarios, poco benéficos para la salud del niño o adolescente y desencadenantes de sobrepeso y obesidad.



4. ‘Mal de ojo’. Al no hacer los movimientos de parpadeo (que lubrifican la córnea) por la excesiva atención que se le presta al juego, pueden aparecer síntomas de irritación ocular. Y estar acompañados de dolor de cabeza, especialmente si el niño tiene problemas visuales.



5. ¿Dolor de espalda? 'Sí señor'. También es posible la aparición de dolores musculares o vicios posturales, como consecuencia de las malas posturas adoptadas durante el juego.



6. "¡Quiero más!". El interés sobre un determinado juego suele tener fecha de vencimiento; así, cuando el niño domina el juego, quiere otro y después otro y así sucesivamente. Esto obliga a un gasto económico importante para el niño o adolescente y, en últimas, para sus padres.


PARA: PAPÁ Y MAMÁ / DE: SU HIJO
Si no puedes contra el enemigo... únete a los videojuegos y a la TV. Ideas para lograrlo:


1. Ni un minuto más... Los padres del niño o adolescente deben fijar un límite al uso de los videojuegos, especialmente en vacaciones. "Si el niño es muy chiquito, que no pase de una hora; si es más grande, de dos; y si es adolescente, hasta tres horas diarias y sólo los días que los padres consideren pertinente", aconseja el doctor Álvaro Franco, siquiatra infantil y de adolescentes.



De acuerdo con el doctor Francisco Javier Lavilla, de la Clínica Universidad de Navarra, el uso de los videojuegos puede resultar muy útil a manera de 'premio', cuando el niño acaba la tarea o ayuda con las labores de la casa, por ejemplo.



También es conveniente acostumbrarse a apagar la TV a las horas de las comidas y de estudiar; no permitir que su hijo vea los programas no apropiados y promover que sólo encienda la TV a la hora de mirar un programa específico, para evitar el hábito de 'canalear'. En cuanto a los videojuegos, póngales límites: sólo los que son clasificados para su edad, no más de una hora al día y que uno de los padres esté cerca.



2. "Vamos juntos". Es fundamental tener control sobre los contenidos de los programas que sus hijos ven y los videojuegos que prefieren. A la hora de comprar estos últimos, selecciónelos de acuerdo con la edad, revise su clasificación y pida una demostración (usted debe ser coherente con los valores que quiere enseñarle en casa).



3. Más vida familiar. En muchos casos, el abuso de TV o videojuegos es la causa de la ausencia de un adecuado clima familiar, y estos elementos son adoptados por los niños y adolescentes para llenar un vacío.



Si usted establece una buena comunicación con su hijo, podrá descubrir, por ejemplo, que le gustan por un deseo de evadirse a un mundo de fantasía. Por tanto, es importante empezar a utilizar los videojuegos como una manera de fomentar la comunicación. También vale la pena estimular discusiones sobre lo que él ve, mediante preguntas como: ¿las mujeres son siempre las víctimas?, ¿qué opinas de eso?



4. ¡Peligro! Los padres deben estar atentos a si el niño o adolescente empieza a mostrar síntomas de adicción. Por ejemplo, es lo primero que hace al levantarse, aprovecha cualquier tiempo libre para usarlos o acude a éstos con afán y apenas termina otras tareas.
Esté alerta si muestra cambios en el comportamiento, como impulsividad o violencia, o en el rendimiento escolar o si abandona otras actividades (deporte o salidas con amigos).



5. "¿Qué vas a hacer?" Interésese en las actividades de su hijo después de clases. Haga un esfuerzo para compartir por lo menos 30 minutos diarios con él sin sentir que en ese tiempo podría estar haciendo algo más importante.



6. No es lo único. Estimule a su hijo a destinar parte de su tiempo libre a actividades que promuevan la socialización y educación. "La idea es que los padres traten de diversificar la recreación de sus hijos para que no todo sea frente a una pantalla de computador o de TV", aconseja el doctor Franco.



7. Menos violencia. Evite los juegos que muestran la acción de matar como algo justificado o como un acto libre de consecuencias. Prefiera aquellos donde se respeta el turno de cada uno o desarrollan una destreza.



8. Realidad vs. fantasía. Hágale saber que los personajes de las películas son actores y ayúdele a separar la realidad de la fantasía. "En caso, por ejemplo, de que vea una película de terror y quede angustiado", agrega el especialista. Y explíquele también que algunos de los comportamientos del videojuego no están bien en el mundo real.


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Asesoría: Doctor Francisco Javier Lavilla, de la Clínica Universidad de Navarra. Doctor Álvaro Franco, siquiatra infantil y de adolescentes, y director del Posgrado de Psiquiatría Infantil de la Universidad del Bosque. Doctor Álvaro Pallamares, sicólogo clínico infantil


 

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