viernes, 18 de diciembre de 2020

APAGAR LA PANTALLA Y ENCENDER LOS LIBROS

 Puede pensarse, ya como un lugar común que el contexto de pandemia nos ha traído muchos cambios de diversa índole, no solo en el terreno educativo sino en la vida social en general. Los cambios nos han llevado de manera obligada a una nueva habilitación de prácticas y relaciones en la tarea educativa.

 


Pero ¿y qué sucede con los hábitos educativos de lectura y revisión de textos? La educación a distancia se ha tornado en un esfuerzo un tanto exagerado por hacernos creer que la tarea educativa continúa. Pero en todo ello, ¿Qué hay con los hábitos de lectura? ¿Qué con el espirito investigativo de los escolares? ¿Y qué sucede en la tendencia de acercarse y acompañar por parte de los docentes a los escolares a quién más lo necesitan?

 

El encender las pantallas ha desplazado a otras dispositivos que no son electrónicos y que han quedado desplazados en esta pandemia, ¿cuántos libros han abierto los escolares en estos meses y cuántos han leído?, ¿cómo están equipadas las bibliotecas familiares y qué tendencia tienen los escolares por consultar en formas que se reduzcan a las páginas de internet?

 

Me parece que la pandemia ha desplazado a los libros, los ha dejado en el algún rincón de los recuerdos o más bien de los olvidos. El libro cuya creación tiene más de 500 años en unos cuantos ha pasado a otro lugar, ya son muy pocas las referencias o las recomendaciones a partir de los encuentros vía zoom o meet por recomendar la lectura de algún texto en particular. Esto es grave en sí mismo, debido a que la pandemia deberá de pasar pero la estela de la no lectura tal vez quede. Es obvio decir que se han habilitado nuevas formas de acceder y de consolidar aprendizajes, tanto en la conexión con los docentes como en las consultas por internet, pero no olvidar que los libros son insustituibles.

 

Es importante animar a los escolares a que apaguen los dispositivos electrónicos y enciendan un buen libro de literatura o de otro género lo importante es leer en el formato tradicional.  ¿Cómo hacer para regresar a niños y niñas a que abran un libro y permanezcan frente a él y continúen y concluyan con el ejercicio de leer? Estamos ante un peligro inédito una nueva pandemia, la del analfabetismo funcional.

 

Combatámosla distribuyendo y animando la lectura en cualquier tipo de texto. Pedirles a los maestros que lean para animar a que los escolares a su cargo también lo hagan. Esta es la mejor forma de aniquilar cualquier tipo de virus.

 

 

 

 

Por Miguel Ángel Perez

Fuente de la Información: http://www.educacionfutura.org/apagar-la-pantalla-y-encender-los-libros/

 

lunes, 7 de diciembre de 2020

Pantallas

 El o la estudiante no puede ser un sujeto pasivo. Es algo que todas las personas docentes asumimos cada vez con mayor convicción, aunque casi siempre transformar la realidad en el aula es más una intuición que un hacer.

 


Toda esta situación pandémica es una bomba de apestosa podredumbre que nos ha estallado en las narices, poniendo al descubierto, sin tapujos, que nuestro sistema educativo no funciona, y ahora no tenemos escapatoria. Hay muchas formas de aprender; aprendemos por los sentidos. Antes nos veían y nos oían. Incluso nos olían. Hace poco, la novia de mi hijo recordaba cómo su profe de Matemáticas olía de lejos a mandarina, y a café, de cerca.

 

Hasta el segundo trimestre del curso pasado, nuestro alumnado hacía en clase. Departir relajadamente con un compañero era hacer. Quizá no el hacer que tocaba, pero era un hacer. Ahora, no. Durante la mitad del tiempo, solo nos oyen a través de un streaming (qué fue de la radio), pero no queremos que nos vean (compartimos pantalla: un power point; hasta para eso somos cutres, o no nos da la vida para más). A los profes nos da miedo exponer nuestra imagen (como si no nos hubieran grabado mil veces presencialmente en el aula). Sin embargo, nuestras criaturas exponen la suya constante, voluntaria y casi siempre, inconscientemente. Aunque no en la clase virtual: nadie enciende su cámara, porque eso implica tenerse delante, al natural, sin la posibilidad de seleccionar la foto tramposa y filtrada que acaba en Instagram. Implica reconocerse en uno mismo (¿a quién, siendo adolescente, le gustaba su imagen?) y además, exponerse a los otros.

 

En realidad, cualquier docente vocacional vive en los mundos de los unicornios rosa: queremos que las criaturas asistan voluntariamente a nuestras clases, ávidas de conocimiento; que se interesen por lo que tenemos que contarles. ¿Qué les ofrecemos? ¿Cómo los convencemos de que el conocimiento importa? Quizá haya quien se plantee que sí buscan y atienden en las clases grabadas de los superpedagogos, a pesar de que tampoco participan en ellas. No nos equivoquemos: asisten a esas superclases en YouTube para aprobar nuestros exámenes; no porque tengan ansia de saber. Nosotras, las docentes, debemos cargar con cierta responsabilidad en todo esto. Les hemos transmitido hasta la saciedad que deben estudiar para lograr un buen trabajo (¿qué es «un buen trabajo»?). El error es entender la escuela como lugar de perpetuación del sistema, en vez de lugar desde donde cambiar a mejor el sistema. O, incluso, donde inventar otro. Pretendemos que consuman nuestros contenidos, sin que ellos les garanticen nada laboralmente. Nada encaja, porque garantizar un futuro laboral no es, no debería ser el papel de la escuela. Nunca. En ningún caso.

 

Siempre les recuerdo el episodio de Los Simpson en el que el director Skinner castiga a Bart una vez más. «Ahora te quedarás aquí y te aburrirás», dice Skinner. Pero Bart confía: «Soy un niño; tengo mi imaginación». Pero Bart no es capaz de imaginar nada: solo recuerda imágenes de Rasca y Pica. «Maldita televisión», dice Bart. Las pantallas eliminan la imaginación; entregan la imagen final, sin ofrecer la oportunidad de que cada individuo la construya basándose en sus vivencias, su entorno y su individualidad.

 

Hasta ahora, las pantallas han sido nuestras enemigas. Hemos repudiado la cultura de la imagen, de la pantalla. Pero ha llegado la pandemia. Les pedimos que estén 3, 6 horas delante de una pantalla (seguimos en el empeño de imponer un horario encaminado a la necesidad de ir encauzándolos a un sistema productivo. Tiempos modernos. JA…). Pretendemos que estén 3, 6 horas, sin hacer nada. Solo escuchando absortos lo que nuestra sapiencia quiere transmitirles. Sin hacer nada. Ahora que ya van aceptando esta cosa llamada «nueva normalidad», quienes están en casa, delante de su pantalla, acceden al «nuevo aburrimiento». Les aburrían las clases presenciales y les aburren soberanamente las virtuales. El poco rato que atienden, los imagino con la cabeza apoyada en la mano, somnolientos, resoplando; levantándose a hacerse un Cola Cao (he oído la cucharilla al removerlo en la taza). Debe de ser insoportable. Son sujetos más pasivos que nunca. Fallan los contenidos, que no somos capaces de hacer atractivos. Falla la metodología (otra sacrosanta palabra del argot docente), porque no sabemos cómo dar clase a una pantalla en la que aparecen círculos con dos letras en su interior. Falla, estrepitosamente, el sistema. También el educativo, que pretende sustentarlo y retroalimentarlo. Y no sé si reinventarnos para alargar la agonía es la mejor solución.

 

 

Por: Mercedes López Pérez

Fuente

https://eldiariodelaeducacion.com/2020/11/12/pantallas/

miércoles, 25 de noviembre de 2020

La importancia de controlar el uso de las pantallas en menores

Internet se ha convertido en una potente herramienta, fundamental para el avance de todos y muy importante en la formación de los niños. Pero a pesar de esto, no hay que olvidarse de que también puede traer importantes problemas a los niños si se utiliza de forma incorrecta. Problemas tales como adicción a la red o el empobrecimiento intelectual. Desde Colegio Ingenio, han analizado las circunstancias por las que debe ser necesario la vuelta a actividades como la lectura, la música o el arte, dejando de lado el uso de los dispositivos electrónicos.

 


Pubertad y adolescencia

Los cambios físicos y psicológicos propios de la adolescencia, hacen que los menores busquen la seguridad que les falta en las tecnologías..

 

Retraimiento

El aislamiento familiar y social, son algunos de los primeros síntomas del abuso de las pantallas. El joven cambia su carácter, volviéndose irascible e inestable cuando no está conectado.

 

Niños menos inteligentes

Cada vez son más las voces científicas que aseguran que cuando aumenta el uso de televisión, redes sociales o videojuegos, el cociente intelectual de los niños disminuye, afectando gravemente, y para mal, a su desarrollo neuronal. Dicen que los «nativos digitales» son los primeros niños que tienen un CI más bajo que sus padres.

 

Trastornos psicológicos y conductuales

Siguen aumentando los menores que sufren trastornos vinculados con la adicción a Internet. Las pantallas interrumpen el sueño, que se acorta cuantitativa y cualitativamente y sobre estimulan la atención, lo que provoca problemas de concentración, aprendizaje e impulsividad; sin embargo, subestimulan la inteligencia e impiden que el cerebro despliegue todo su potencial.

 

Empobrecimiento

El uso descontrolado que realizan los menores de los gadgets trae consigo una disminución del tiempo dedicado a otras actividades más enriquecedoras (tareas, música, arte, lectura, etc.) y un estilo de vida muy sedentario que, además del desarrollo corporal, influye en la maduración cerebral.

 

Rendimiento académico

Los principales fundamentos de la inteligencia se ven afectados, lo que conduce a una caída en el rendimiento académico; el afectado mostrará menos interés por los estudios e Internet se convierte en prioritario.

 

Necesidad de control efectivo

Casi el 50% de los niños menores de 14 años dispone de un teléfono móvil propio; los expertos indican que conviene retrasar el momento de la compra, ya que existe un altísimo porcentaje de adicción a estas edades, e implementar el control directo: límites de uso y normas y horarios de consumo (diario, semanal…). En Taiwán, por ejemplo, consideran que el uso excesivo de pantallas es una forma de abuso infantil y han aprobado una ley que establece multas para los padres que no limitan el tiempo de pantalla de los chicos entre 2 y 18 años.

 

El ejemplo es la mejor escuela

Dar ejemplo, como siempre, es la mejor terapia porque los hijos imitan las conductas de los padres, quienes deberían fomentar otro tipo de pasatiempos en familia, como juegos de mesa, paseos, charlas, deporte, lectura, modelismo o actividades artísticas.

 

 

 

 

 

Por: Ángel

Fuente

https://educacion2.com/la-importancia-de-controlar-el-uso-de-las-pantallas-en-menores/

viernes, 20 de noviembre de 2020

TELEBASURA ELECTORAL Y POSVERDAD

 En este contexto cultural el debate presidencial no permite explicitar temáticas, reformular problemas, estimular la discusión racional de la opinión pública. Se convierte en un acicate para la radicalización de las posturas previamente asumidas antes de la discusión.

 


Hace una semana se celebró el primero de los debates electorales entre los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump y Joe Biden, llevado a cabo en Cleveland, Ohio.

 

La disputa retórica entre los candidatos presidenciales de la unión americana, tradición arraigada en la cultura política estadounidense, debe propiciar un espacio para la discusión sobre los programas políticos representados por los aspirantes a la presidencia, mostrar las agendas de los proyectos en pugna.

 

Estos debates han tenido siempre el propósito de orientar la intención de voto del electorado estadounidense hacia la propuesta partidaria personal, pero, ante todo, resultan interesantes porque expresan signos de la atmósfera del tiempo prevaleciente en un momento determinado.

 

Así, en este debate podemos observar indicadores de ese fenómeno cultural tan distintivo de nuestro tiempo denominado posverdad y por qué el actual presidente de Estados Unidos se ha convertido en una de sus encarnaciones ejemplares.

 

¿Cómo entender su rechazo hacia las normas mínimas de un debate razonable? ¿Cómo comprender su indiferencia a los argumentos racionales para contrarrestar las críticas a su gestión de la pandemia o a sus compromisos con la movilización supremacista blanca?

 

Un escenario que debía ser ejemplo del debate democrático fue convertido en un plató autoritario, con un presidente entregado al simulacro de la telebasura; sin el cuidado de las formas, imponiendo la vulgaridad, la elevación de la voz y el ataque personal. Todo ello avasallando con ímpetu de “macho alfa” presentado luego como indicador de superioridad personal.

 

La posverdad implica la cuestión problemática de que el acceso generalizado a los datos por parte de la ciudadanía, como resultado de la Revolución Digital, no ha impedido la marginación de la información y de la evidencia en el debate público por la adherencia emocional a una postura ideológica. En este contexto cultural el debate presidencial no permite explicitar temáticas, reformular problemas, estimular la discusión racional de la opinión pública. Se convierte en un acicate para la radicalización de las posturas previamente asumidas antes de la discusión.

 

 

 

 

Por Leonardo Díaz

Fuente: https://acento.com.do/opinion/telebasura-electoral-y-posverdad-8869212.html

 

viernes, 9 de octubre de 2020

Televisión educativa durante el COVID-19: Cómo empezar y qué tomar en cuenta

 Los distintos países alrededor del mundo han respondido al cierre de escuelas generado por el coronavirus (COVID19) adoptando enfoques de educación remota, muchos de ellos con la implementación de programas de aprendizaje en línea. Sin embargo, el aprendizaje en línea ha expuesto las profundas brechas digitales dentro de cada país y entre los diferentes países, incluyendo a los países de altos ingresos. La situación es aún peor en aquellos casos donde el entorno es de escasos recursos en países de ingresos medios y bajos con índices de penetración de internet generalmente menores al 50% y un gran porcentaje de alumnos sin dispositivos que les permitan acceder al aprendizaje en línea desde casa. Los países, por lo tanto, están recurriendo en gran medida a la televisión para incrementar significativamente el acceso al aprendizaje a distancia.

 


Los países de ingresos medios y bajos han estado utilizando la televisión educativa desde la década de 1950 incluyendo, en fechas más recientes, el uso de lecciones interactivas por televisión. El equipo EdTech del Banco Mundial ha catalogado ejemplos de televisión educativa usados por los países durante el COVID-19 y ha desarrollado una nota orientativa de respuesta rápida acerca de cómo usar la programación de la televisión educativa durante el cierre de escuelas. Este blog resume cinco ideas clave acerca de cómo empezar, utilizar y sostener en el tiempo la educación televisiva para el aprendizaje a distancia, corroborándolo con más de 40 ejemplos actuales provenientes de distintos países.

 

 Cinco ideas clave para empezar

1. Utilizar una mezcla de transmisiones en vivo, contenido grabado con anterioridad (a pedido) y programas de entretenimiento educativo.

En el caso de aquellos países con escasa o ninguna experiencia con la televisión educativa, la manera más rápida de empezar son las lecciones transmitidas en vivo en escenarios que simulen salones de clase (ejemplo: Marruecos, España, Sudáfrica).

La transmisión de material existente grabado con anterioridad (posiblemente disponible únicamente como contenido a pedido) proveniente de organizaciones privadas y sin fines de lucro (ejemplo: Khan Academy) resulta una opción útil para aquellos países que cuentan con programas de televisión educativos ya existentes (ejemplo: CroaciaEspaña). Otra fuente útil para la programación son los programas educativos que brindan educación en forma de entretenimiento. No se recomienda, sin embargo, desarrollar este tipo de programas como una respuesta a corto plazo ante el COVID-19. En lugar de ello, se debe considerar la tercerización, organización y obtención de derechos de propiedad intelectual de fuentes locales o internacionales (ejemplo: Ubongo, usado en 33 países africanos, Sesame Workshop usado en 40 países).

 

2. Identificar canales para la transmisión de programas.

Algunos países cuentan con redes de televisión educativa ya existentes de gran alcance. En el caso de aquellos países que no cuentan con eso, el asociarse con redes de televisión estatal podría ser una solución rápida. El canal estatal de Marruecos dedicado a los deportes está siendo actualmente utilizado, además, para transmitir televisión educativa. El asociarse con transmisoras privadas puede ampliar aún más el alcance de esta programación a lo largo de todas las comunidades, permitiendo, a su vez, transmisiones simultáneas para estudiantes de los distintos grados (ejemplo: México). La retransmisión de contenidos es otra manera de amplificar su alcance, utilizando la transmisión en directo o como contenido a pedido (ejemplo: Kenia utiliza YouTube, Paquistán usa una aplicación).

 

3. Desarrollar horarios para la programación de la televisión educativa

Los horarios de transmisión deben indicar claramente dónde y cuándo se podrá acceder a dicha transmisión. Algunos países están proporcionando horarios amigables con el alumno diaria y semanalmente en la página web del ministerio de educación (ejemplo: Mongolia), otros en las páginas web de su red de televisión educativa (ejemplo: ChinaIndia) y algunos en páginas web institucionales (ejemplo: Kenia).

 

4. Desarrollar una estrategia de comunicación y comunicarse con regularidad.

La comunicación constante durante este periodo resulta fundamental para el éxito de la programación. Comunicarse antes de lanzar el programa (ejemplo: BrasilCisjordania y Gaza). Para ampliar la difusión, comunicar horarios de manera continua y generalizada utilizando cada medio disponible, incluyendo televisión, radio, teléfono celular vía mensajes de texto o WhatsApp (ejemplo: Perú), redes sociales como Facebook (ejemplo: Ruanda) y páginas web de ministerios de educación y redes de televisión educativa (ejemplo: Corea). El organizar todos los recursos relacionados con la programación en un solo lugar facilita su acceso e incrementa su asimilación. Esto puede realizarse en la página web del ministerio de educación, la página web de la red de televisión educativa, etc. (ejemplo: IndiaNigeriaUganda).

 

5. Proporcionar soporte a estudiantes, padres y educadores.

A través de esta programación, los alumnos, padres/cuidadores y educadores requerirán de soporte técnico (ejemplo: pueden utilizarse líneas telefónicas gratuitas de asistencia o chatbots de bajo costo), soporte pedagógico y soporte socioemocional (ejemplo: España). Los profesores pueden ser movilizados para que puedan proporcionar estos soportes (ejemplo: China). La televisión educativa puede hacerse más interactiva, integrando respuestas a preguntas durante las lecciones. Las preguntas pueden recopilarse por medio de llamadas telefónicas, mensajes de texto, email o redes sociales, y pueden ser respondidas durante la grabación en vivo de las sesiones. Deben mantenerse múltiples canales abiertos (ejemplo: Jamaica cuenta con 36 líneas de asistencia) y  debe alentarse la retroalimentación para mejorar la programación (ejemplo: ChinaRusia).

 

Cinco consideraciones adicionales a tener en cuenta

1.      Conectarse con y aprender de otros países. Pueden ser países que tienen ya muchos años utilizando la televisión educativa (ejemplo: BrasilChinaEtiopiaGhanaIndiaMéxico) o países que tienen una mayor experiencia usando la televisión como respuesta al cierre de escuelas. (ejemplo: Corea).

2.      El contenido utilizado durante el cierre de escuelas por el COVID-19 puede ser reutilizado cuando las escuelas vuelvan a abrir para llegar a aquellos niños que no asisten a la escuela. El video cuenta con una gran ventaja: los alumnos pueden revisar el contenido múltiples veces, con lo cual posiblemente se incremente su efectividad. Se deben archivar todas las programaciones de la televisión educativa en plataformas en línea (ejemplo: páginas web de televisión educativa, YouTube) y reutilizarse en las lecciones escolares regulares y para llegar a niños que no asisten a la escuela (ejemplo: México).

3.      Complementar la televisión con un mayor acceso a la Internet y a dispositivos. Esto podría ampliar el alcance, impacto y efectividad de la programación televisiva, así como también las comunicaciones afines, incluyendo horarios de programas y soporte. Esto es posible aún con una limitada conectividad a internet (ejemplo: mensajes de texto, WhatsApp) y con dispositivos simples. El acceso a plataformas digitales que albergan estas programaciones educativas pueden ser gratuitas (zero-rated) (ejemplo: Ghana, Corea, Qatar)También se podría generar asociaciones con proveedores de servicios de internet para brindar acceso gratuito a internet para las plataformas de aprendizaje en línea (ejemplo: KeniaRuandaNigeria). Los ministerios y escuelas pueden prestar dispositivos a los alumnos (ejemplo: Arabia Saudí).

4.      Considerar acciones complementarias como mensajes de texto y material impreso. El complementar la programación televisiva utilizando material impreso, como cuadernos de trabajo, tareas escritas o actividades basadas en periódicos puede mejorar su efectividad (ejemplo: Bangladesh). Los mensajes de texto pueden utilizarse para ‘alentar’ a padres/cuidadores, alumnos y educadores, enviándoles recordatorios para que usen esta programación, compartan opiniones o adopten ‘buenas prácticas’, complementando así la efectividad de esta programación. Notar que el exceso de estos mensajes puede ir en contra de su propósito.

5.      Considerar la diversidad, equidad e inclusión. La variedad de los conocimientos puede añadir diversidad a esta programación, por ejemplo, si se presenta a músicos, chefs o fotógrafos para apoyar a los maestros brindando lecciones de la vida real a los alumnos (ejemplo: Argentina). Puede lograrse inclusividad, por ejemplo, si se incluye como presentadores de lecciones tanto a mujeres como hombres, profesores con alguna discapacidad y personas de distintos grupos étnicos/culturales.

 

Sharon Zacharia y Alex Twinomugisha son miembros principales del equipo EdTech del Banco Mundial.

 

 

 

Por

SHARON ZACHARIA

ALEX TWINOMUGISHA

Fuente

https://blogs.worldbank.org/es/education/television-educativa-durante-el-covid-19-como-empezar-y-que-tomar-en-cuenta

jueves, 1 de octubre de 2020

APRENDE EN CASA: ¿QUÉ MEJORAR DE LOS PROGRAMAS DE TELEVISIÓN?

Además de los libros de texto y los cuadernos de trabajo, uno de los soportes de la estrategia Aprende en casa II es la televisión. Los nuevos programas televisivos, disponibles a partir del 14 de septiembre, intentarán contribuir al aprendizaje de los estudiantes. Desafortunadamente, en los discursos oficiales y las encuestas sobre la primera experiencia educativa a distancia, poco se aborda acerca de la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje, implícitos en ellos los programas de televisión. A partir de la revisión de cinco de éstos, de educación primaria –tres de quinto y sexto grados (de Matemáticas, Geografía y Ciencias Naturales) y dos de tercero y cuarto grados (de Matemáticas) –, se detectan algunos aspectos que deberán modificarse en las nuevas emisiones, así como otros que deberán continuar.



En los programas de televisión analizados se observa una monotonía en la estructura de los mismos: el desarrollo consiste básicamente en la sucesión de videos y el posterior planteamiento de preguntas por parte del presentador, siendo estos dos recursos, prácticamente, los únicos de los que se echa mano. Las clases se vuelven predecibles. Cabe mencionar, con respecto a las preguntas de los conductores, que se debe evitar su abuso: en la clase del primero de mayo de Matemáticas, para tercero y cuarto grados, que duró 22 minutos, se lanzaron once preguntas a los estudiantes, es decir, un promedio de dos por minuto, bombardeo enfocado principalmente a conocimientos declarativos. La respuesta a preguntas no debe ser el producto exclusivo de los programas de televisión: los alumnos pueden elaborar dibujos, esquemas o reflexiones, entre muchas otras más producciones que pueden dar cuenta del aprendizaje de los niños.

El proceso de selección de los videos que se utilizan en los programas debe ser mucho más cuidadoso, en aras de evitar información descontextualizada o excesiva. Por ejemplo, para desarrollar en los alumnos de quinto y sexto grados los conocimientos relativos al uso de medidas estándar y sus múltiplos y submúltiplos, se recurre a videos donde se abordan conceptos muy alejados del alcance de los alumnos, como el IPK (Prototipo Internacional del Kilogramo, por sus siglas en inglés). Lo mismo sucede en la clase de Ciencias Naturales de los mismos grados, del 27 de abril, donde se exponen mediante un video los resultados de una investigación acerca de los hábitos alimenticios en Argentina. Volviendo a los materiales de Matemáticas, se hace alusión a instituciones y secretarías de aquel país sobre los patrones de medida y su relación con organismos internacionales. Evidentemente, la información presentada es ajena al entorno conocido por los niños, difícil de asimilar y poco relevante para los objetivos de aprendizaje.

Aunque la vocación de la televisión es la comunicación unidireccional, es necesario también advertir el papel predominantemente pasivo de los alumnos. La mayor parte del tiempo los estudiantes observan videos y son pocas las ocasiones para algún tipo de actividad que promueva un ejercicio más activo de la mente. Quizá la recuperación del libro de texto, al cual se hace referencia al final de las sesiones sólo para especificar las páginas en las que se abordan los temas, pudiera ser un elemento para propiciar un papel más dinámico en los estudiantes. Los programas de televisión no deben olvidar que lo sustantivo de una clase no es que el alumno escuche una explicación, sino que realice actividades que le permitan modificar sus esquemas de pensamiento y lo conduzcan al aprendizaje. ¿Será esto posible a través de la televisión?

Especialmente en los programas de Matemáticas se aprecia una situación preocupante con respecto a la conducción de los procesos didácticos: el desapego de los enfoques de enseñanza. Una clase para alumnos de tercero y cuarto grados contiene un error tan básico como iniciar mediante el planteamiento de procedimientos formales para restar fracciones. La explicación, como ya se dijo, se da al inicio, cuando lo recomendable es que este tipo de intervenciones por parte del profesor, en las que se aproxima al conocimiento convencional, se sitúen cuando los alumnos ya tuvieron la posibilidad de interactuar con el objeto de estudio; esta situación se repite en la clase de Geografía de los mismos grados, del 27 de abril, cuando la parte inicial de la clase se destina a definir el concepto de calidad de vida. No se incluye en la clase de Matemáticas uno de los elementos fundamentales de su enfoque pedagógico: la resolución de problemas.

En algunos de los programas revisados se observa debilidad en cuanto a la correspondencia entre los propósitos de aprendizaje y las actividades propuestas. Por ejemplo, en la clase de Matemáticas de quinto y sexto grados del siete de mayo, que pretendía que los estudiantes conocieran la utilidad de medir la magnitud del peso, utilizar las unidades de medida estándar y sus múltiplos y submúltiplos, simplemente se les pide a los niños que pregunten a sus familiares cuál es su peso en kilogramos y lo transformen a gramos; buena parte de la clase se destina a conocer un museo argentino sobre balanzas o a revisar, de manera mecánica, los procedimientos para transformar múltiplos y submúltiplos del gramo. El propósito inicial se fue diluyendo en el transcurso de las actividades.

¿Qué conservar? En los programas revisados se observan dos elementos que deberían continuar y consolidarse en las nuevas emisiones. El primero de ellos es el uso de casos: en la clase de Ciencias Naturales para alumnos de quinto y sexto grados, se utiliza un video que expone una historia de un niño con mala alimentación; a partir de él, el alumno puede deducir buenos y malos hábitos alimenticios, sin la necesidad de que estos conocimientos le sean proporcionados mediante una explicación formal. La televisión puede representar un instrumento poderoso para la presentación de historias, testimonios, paisajes o presentaciones artísticas, entre otros recursos, a partir de los cuales se puedan propiciar aprendizajes.

En segundo lugar, en la clase mencionada, aunque quizá no con la intensidad deseable, se observan actividades que propician el involucramiento de la familia y de las actividades propias del hogar: se pide que, en conjunto, el alumno y su familia reflexionen sobre la alimentación que llevan en casa. Actividades como la preparación de un alimento en familia, además de las múltiples áreas de conocimiento que abarca, pudiera representar una experiencia a partir de la cual se promuevan aprendizajes significativos en los estudiantes. Ya múltiples voces claman por el aprovechamiento de la familia en las tareas de aprendizaje, formal o informal, de acuerdo a sus posibilidades.

Como se observa, el uso de los programas de televisión en la estrategia educativa a distancia debe ser revisado profundamente, sobre todo en términos pedagógicos, de modo que las nuevas emisiones gocen de mayor aceptación. Debe aprovecharse el indudable potencial que, en cuanto a cobertura, tiene este medio de comunicación, presentando además una oferta pertinente para la comunidad educativa. Abarcar menos y profundizar más, en cuanto a contenidos, es un planteamiento sencillo que podría redundar en mejores aprendizajes, alejando a la televisión de la tentación de querer cubrir lo que la escuela hace cotidianamente. Se debe recordar que será el único medio de aprendizaje para muchos alumnos, sobre todo de aquellos en cuyos hogares no existen condiciones materiales, sociales ni culturales propicias para la actividad escolar. Ojalá la televisión no sea una extensión de la lastimosa tradición en la que los más desfavorecidos reciben las peores oportunidades educativas. Que no sea una “televisión para jodidos” como, se dice, alguna vez sugirió “El Tigre” Azcárraga, hijo del fundador de una de las cadenas hoy aliadas de la educación a distancia.

 

 

 

Por

Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía. 

Blog: http://proferogelio.blogspot.com/
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