Nosotros asociamos “televisión” con “entretenimiento”, pero ¿Se trata de un medio “neutro” o “inocente”, como si fuera un simple pasatiempo? La televisión compite con la escuela ¿Es educativa? Los siguientes párrafos nos ayudan a reflexionar sobre el tema.
La cantidad de personas a las que llegan los mensajes de la televisión y la influencia -en parte desconocida, pero cierta- que en ellas ejercen, en particular en los niños y jóvenes, justifican que desde la educación se le preste al medio una atención meditada y amplia. La cantidad de horas que muchas personas pasan frente al televisor aporta otro motivo. De modo general, se suele considerar que la mayoría de niños de entre cuatro y catorce años aproximadamente, pasan unas mil horas delante de la pantalla de televisión frente a las novecientas dedicadas al aprendizaje formal en las aulas.
Por si fuera poco, “la supremacía del entretenimiento en el conjunto de las cadenas -cine, concursos y series consumen la mayor parte del tiempo televisivo- recorta de antemano alguna de las potencialidades comunicativas más interesantes del medio, como es el caso de los informativos”.
Las diez grandes líneas de actuación que se proponen en el Informe marco sobre la Televisión Educativa en España (1996), arrojan luz sobre los objetivos y las posibilidades del medio en la educación formal:
1/ Apoyo al sistema educativo en general, y a la labor docente del profesorado de los distintos niveles en particular, con especial hincapié en el desarrollo de una metodología didáctica innovadora.
2/ Mejora de la calidad de vida de la población en general.
3/ Desarrollo de estrategias comunicativas que modifiquen hábitos de riesgo entre la juventud.
4/ Atención a las necesidades de desarrollo educativo y cultural de los sectores de población más necesitados, ya sea por su escaso poder adquisitivo, discapacidades físicas y psíquicas, edad, etcétera.
5/ Orientación académica y laboral, y promoción de un entorno sociolaboral más equitativo, responsable, solidario y amplio.
6/ Promoción y divulgación de las manifestaciones artísticas, expresivas y comunicativas que constituyen nuestro acervo cultural, desde las raíces más locales a las más universales, y desde los medios más tradicionales a las más modernas tecnologías.
7/ Fomento de programas que promuevan un mayor conocimiento e interacción entre el mundo de la educación y la sociedad en general, con especial atención a la relación entre la familia y la escuela.
8/ Desarrollo de procesos de formación en el lenguaje, las formas y las técnicas de aprovechamiento social, educativo y cultural de las tecnologías audiovisuales, con especial incidencia en los más modernos desarrollos de la televisión, los servicios interactivos y multimedia.
9/ Promoción y fomento en la sociedad de los valores presentes en la reforma del sistema educativo.
10/ Consolidación de un modelo de educación permanente que prime como estrategias de desarrollo social el acceso al saber y al conocimiento, la vocación intercultural y la asunción del reto innovador que propugna la sociedad de la información y la comunicación desde una visión humanista.
Por su parte, Julio Cabero ha recogido algunas de las ventajas más relevantes que confiere al medio televisivo su aplicación a la educación:
- Lleva la instrucción y la educación a lugares apartados o con carencia de profesores especializados.
- Presenta experimentos en aquellos centros con carencia de laboratorios.
- Facilita la introducción en el aula de profesores y personas especializadas en temas concretos.
- Evita los desplazamientos de los alumnos a los centros de información y formación.
- Simultáneamente es un medio de comunicación de masas y un medio individual de aprendizaje.
- Ayuda al perfeccionamiento del profesorado al observar otros modelos.
- Se amplia la experiencia de los niños, los programas facilitan que los estudiantes puedan trascender de su contexto, tanto en el espacio como en el tiempo.
- Facilita una rápida diseminación de las nuevas ideas del currículum y las innovaciones que sobre el mismo se estén promoviendo.
- Tiende a mantener actualizados los contenidos de las materias.
- Los contenidos son presentados de forma atractiva para los estudiantes.
- Bajos costes de recepción de los materiales.
La literatura especializada ha abordado las causas que motivan el seguimiento de la televisión por parte de la población de todas las edades y condiciones culturales, económicas y de todo tipo.
“Se utiliza como elemento lúdico, elemento de diversión y de instrucción -información, aprendizaje, adquisición de conocimientos- informal y no sistemática. Para los niños es el primer gran instrumento de apertura al mundo, a las culturas más lejanas y a las experiencias que están en la base de la civilización adulta. Es, según la metáfora recurrente, “el aula sin muros, un medio con mayor poder que la escuela, aunque carezca de interactividad, reflexividad y socialización, que sólo ésta puede proporcionar para una maduración intelectual y psicológica satisfactorias”.
En el caso particular que abordamos, la televisión, como centro paradigmático de la atención de las diversas teorías de los efectos supuestamente consustanciales al consumo mediático, ha recibido y recibe más críticas que elogios. Orozco ha repasado los principales cargos que la doctrina especializada imputa al medio. Su conocimiento resulta preciso para aproximarse a una idea más cabal sobre las posibilidades y los requerimientos de una enseñaza en torno a la televisión, como foco y exponente máximo de una sociedad volcada en lo mediático.
Además, el interés crece por el hecho de que se trata de un conjunto de efectos (parecen ser todos los que están, pero a buen seguro no están todos los que son) relacionados directamente con el ámbito escolar:
1. Desplazamiento de otras actividades consideradas más productivas en términos educativos, como la lectura.
2. Alteraciones del ritmo cognoscitivo, manifiestas a su vez en aburrimiento de los niños en la escuela y en dificultades para mantener la atención dentro del salón de clases.
3. Estimulación informativa y conceptual que incide en altas expectativas frustradas en relación a la reducida información objeto del intercambio cotidiano en el aula y en una disminución real del rendimiento escolar.
4. Estimulación afectiva desproporcionada que redunda en falta de motivación para el aprendizaje formal y desánimo generalizado para los temas de la escuela.
5. Provisión temática estereotipada para la interacción social, que provoca el que al llegar a la escuela se hayan aprendido patrones de comportamiento e incluso maneras de estar en el aula, y por supuesto en otras situaciones sociales, que no corresponden con las expectativas de la escuela y el proceso de aprendizaje formal.
6. Conocimiento paralelo, manifiesto a su vez en confusión de los niños con respecto a la información correcta, provocada por las inconsistencias y hasta contradicciones entre lo que ven en la televisión y lo que trata de enseñar el maestro.
7. Cultivación de cierto tipo de actitudes de manutención del status quo (sic), discriminación y consumismo que aparentemente contradicen las ideas progresistas que en muchas escuelas se busca transmitir o las metas de fortalecer o desarrollar una actitud crítica en los estudiantes.
8. Provisión de referencias para apreciar el mundo externo que van incidiendo en una percepción sesgada de los acontecimientos, desde la mirada particular de la televisión y no de la propia experiencia o de la perspectiva de otras instituciones, como la familia o la escuela.
9. Cambios de percepción en el procesamiento de información, provocados por el uso de formas y códigos propios del lenguaje televisivo.
Con todo lo que haya de cierto en estas y otras afirmaciones similares sobre la televisión, hay que contar a la hora de trabajar en la escuela con los medios. Precisamente la mediación humana y el enfoque y tratamiento pedagógico podrá convertir algunos de los vicios y las limitaciones más patentes de los medios en ricas posibilidades de información y conocimiento.
Tales posibilidades empezarán ya por la toma de conciencia sobre los más negativos efectos de los medios y con la voluntad de proponer alternativas, reconocer responsabilidades y adoptar medidas que aprovechen lo mejor de cada medio y den la espalda a todo lo nocivo, sean programaciones globales o contenidos concretos.
Extraído de
TESIS DOCTORAL
AUTOR: JUAN-FRANCISCO TORREGROSA CARMONA
DIRECTOR:
DR.
LUI
S-MIGUEL
MARTÍNEZ
FERNÁNDEZ
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