Las experiencias del niño/a en su familia, con su grupo de
iguales, a través de los medios puede reforzar y ayudar lo aprendido dentro del
marco la educación formal o, por el contrario, entrar en contradicción con lo
que en ella se enseña. La institución educativa no puede ser una isla que deja
fuera de su ámbito toda esta influencia externa, en muchos aspectos
precisamente porque para cumplir sus objetivos necesita neutralizada, pero en
otros porque es poseedora de un potencial educativo que no puede
desaprovecharse.
La televisión (TV) es, sin lugar a dudas, el medio que mayor
influencia ejerce en niños/as y jóvenes. El efecto que suscita es evidente si
se toma en cuenta el número de horas diarias que dedican a esta actividad.
Según datos de Sofres, A.M., en un estudio realizado entre el 8 de enero y 19
de marzo de 1996, el tiempo medio de visionado de TV por día es de 2h 39m en la
franja de 4 a 12 años; de 2h. 46m en la de 13 a 24 años., de lo que puede
deducirse que un tercio del tiempo libre está dedicado a ver TV. A los 3 años
los niños/as ven un promedio de dos horas y media de TV por día (Huston y
otros, 1983).
En algún sentido la escuela no ha sabido, hasta el momento,
adaptarse a la nueva mentalidad que surge de la cultura audiovisual, preparando
a los sujetos para asimilar críticamente sus contenidos e integrando como
recursos educativos procesos mentales diferentes (perceptivos, intuitivos,
inductivos, que introducen cambios rápidos de perspectiva y punto de vista con
soporte de lenguaje icónico, etc.) que se derivan de la utilización del medio
televisivo (audio-visual) con los derivados de la cultura escrita y racional
(conceptualización. abstracción, deducción, reflexión, crítica etc.). La
cultura, el medio en que la infancia/juventud está inmerso, es hoy cada día más
audiovisual (con la riqueza y las limitaciones que ello impone); en tanto la
escuela continúa anclada exclusivamente en la cultura proveniente del lenguaje
escrito. Ello hace que a menos que se comprendan, expliquen y empleen los
recursos audiovisuales en y desde el sistema formal de enseñanza, los sujetos
están siendo sometidos a una mayor influencia por parte de los medios. Esta
sólo puede ser neutralizada o aprovechada en tanto los/as espectadores/as
puedan ser críticos respecto lo que ven. Se ha comprobado que cuanto menor es
el conocimiento de los códigos mayor es la influencia que el medio ejerce sobre
los televidentes. La denominación de «nuevos analfabetos» empleada en relación
a aquellos que no pueden utilizar los nuevos sistemas informáticos y de
comunicación podría aplicarse también a aquellos cuyo desconocimiento de los códigos
audio-visuales los hace más vulnerables y manipulables.
Desde los inicios de la TV numerosos estudios se interesaron
por investigar la relación entre ésta y distintos factores vinculados a la
educación (CI., rendimiento escolar, habilidades cognitivas, nivel e interés
por la lectura etc,) En tanto los primeros estudios encontraron que existía una
correlación negativa entre C.I. y horas de ver TV investigaciones más recientes
comprobaron que ver más TV se relacionaba positivamente con una mayor inteligencia
en niños/as de hasta once años pero que esta relación se revertía en los años
siguientes. Este hecho podría interpretarse resaltando los efectos educativos
de la TV en los niños/as pequeños como un medio de ofrecerles experiencias vicarias
que de otra forma no tendrían y de estimularlos; en tanto a mayor edad se
necesitan otros estímulos más complejos, no solamente visuales, sino que
impliquen un mayor análisis racional y/o una experiencia directa.
También podemos entender que el nivel de los contenidos
presentados por la TV responde al nivel de inteligencia de los niños/as hasta
once años pero que a partir de esa edad los más inteligentes superan ese nivel
y dejan de interesarse por la TV, en tanto que los niños/as con menor CI se
mantienen en este nivel y por ello continúan interesados. No podemos olvidar
que existe una relación comprobada entre nivel sociocultural-económico y los hábitos
de ver TV, siendo las personas de nivel más bajo quienes más TV ven. Los/as
niños/as provenientes de familias de bajo nivel socio-economico- cultural son
aquellos en que se detecta una mayor adicción así como una concordancia de lo
que observan en TV con su propia visión de la realidad. La
correlación negativa encontrada en algunos estudios entre rendimiento escolar y
ver mucha TV puede deberse en parte a que el acostumbramiento a medios
audiovisuales puede dificultar la concentración necesaria para la lectura, base
del aprendizaje escolar.
Sin embargo Gadberry encontró una correlación positiva entre
ver dibujos animados, programas educativos y noticias y rendimiento escolar en
niños/as de primer grado, en tanto que corroboró una correlación negativa entre
el rendimiento y el visionado de programas de aventuras y entre rendimiento y
ver muchas horas de TV. No puede, por tanto atribuirse una influencia
simplemente negativa al hecho de ver TV sino que es importante qué se ve, cómo
se ve y durante cuánto tiempo. En este aspecto es importante la actitud de la
familia, a quien corresponde la tarea de supervisar lo que los niños/as ven,
reforzando con su opinión aquello que consideran educativo o criticando lo que
consideren negativo. Los padres de niños/as más dotados/as son más conscientes
de los efectos educativos del medio televisivo y tienden menos a premiar o
castigar a sus hijos/as usando la TV como reforzador.
Se ha comprobado también que cuando la TV permanece
encendida habitualmente en el hogar los niños/as incrementan el porcentaje de
tiempo que pasan ante la pantalla del 6% al 67% entre los 3-4 años y al 70% entre
los 5-6 años.
A pesar de toda la literatura que parece apoyar la idea de
los efectos destructivos de la TV sobre la infancia interesa superar los mitos
ya que el conjunto de la investigación sobre el tema nos llevan a aceptar que
los/as niños/as son espectadores/as más selectivos y críticos de lo que a
menudo se ha considerado, controlan la TV mucho más de lo que ésta los/as
controla a ellos/as: «La TV no es un
monstuo de un solo ojo (...) que ejerce una influencia maligna sobre los
pequeños telespectadores. Es un canal a través del cual entretenimiento y
aprendizaje puede ser obtenidos y experimentados y cada día que pasa está cada
vez más bajo el control del telespectador» (Gunter y Mc. Aller)
Los modelos de análisis contemporáneos caracterizan al niño/a
como un procesador activo del medio, que atiende selectivamente, busca
contenido comprensible y retiene información sobre lo visto. La investigación
en ámbitos relevantes, tales como la sociología cognitiva, la comunicación
interpersonal y, particularmente la psicología social cognitiva, ofrece ideas
de gran interés para los investigadores interesados en los efectos que la
televisión tiene sobre los/as niños/as. La psicología social cognitiva se basa
en la asunción de que las personas afectan activamente su entorno (del cual la
TV es una parte importante) a través de sus percepciones personales y socialmente
compartidas.
Por tanto, el peso educativo de la TV no puede atribuirse
sólo al tiempo de visionado o al contenido vehiculado sino que fundamentalmente
es la interacción entre el medio y el espectador en un contexto dado lo que
ejerce la acción más profunda. El verdadero mensaje de un medio viene dado por los cambios que éste produce en el entorno que se
inserta, el medio es el mensaje. (McLuhan) Si pensamos que toda invención puede
ser entendida como una prolongación de alguna facultad humana que, al ser asumida
social y personalmente provoca en los individuos transformaciones que afectan su manera de pensar, de percibir y de actuar. <...La
TV tiene éxito porque se dirige a unos esquemas mentales, a unas capacidades cognitivas,
a unas estructuras perceptivas y a unas sensibilidades existentes previamente
en el individuo. Pero al mismo tiempo la TV potencia y modifica estos esquemas,
estructuras, capacidades y sensibilidades.» (Ferrés). La TV abre un nuevo
mundo a la percepción y comprensión del medio por parte de los sujetos
(habituándolos a una hiperestimulación sensorial, ofreciendo una visión
fragmentada de la realidad y modificando los procesos mentales), constituyendo
una fuente importante en el aprendizaje social, influyendo en el modelaje de
actitudes y la transmisión de valores, lo cual se revierte a su vez en cambios
en el comportamiento.
La atención y la comprensión son las dos principales categorías
cognitivas empleadas por los/as niños/as que ven la TV. estudiadas por la investigación. Estas
operaciones constituyen dos facetas de una secuencia continua de actividades
cognitivas que deben ser conceptualizadas en relación una con la otra. Atención y
comprensión interactúan sugiriendo una variedad de formas de ver TV donde el
montaje y las características formales de la producción televisiva pueden
influir de distinta forma.
Por una parte, un espectador puede aplicar estrategias
diferentes de visión dependiendo de sus motivos para ver TV. Así, para
comprender la influencia televisiva, debemos realizar una síntesis de los
procesos cognitivos con los procesos motivacionales implicados en el
aprendizaje, así como incluir un cuidadoso análisis de los motivos, objetivos y
satisfacciones alcanzadas y las operaciones cognitivas empleadas (Huston y
Wright).
Por otra, la comprensión de lo que la TV ofrece se
desarrolla no sólo como consecuencia dcl crecimiento de destrezas cognitivas y
la ampliación del conocimiento del mundo, sino como consecuencia del
aprendizaje de las formas y formatos que constituyen las características del
medio.
Uno de los riesgos de la escuela al intentar una
aproximación a la comprensión del medio es intentarlo de una forma exclusivamente
racional y analítica, dejando de lado las sensaciones y emociones. La
efectividad del mensaje televisivo está dada precisamente por el encuentro
entre el espectador y el emisor, cada uno con su ideología, valores, emociones,
sensibilidad, sentimientos. No se trata de realizar simplemente un análisis del
medio, la verdadera educación debe llevar a una comprensión
afectivo-intelectual, lo cual supone acercarse a los propios sentimientos y
valores, entender las limitaciones y los condicionantes socio-culturales (desde
esta perspectiva enseñar a ver TV puede ser un medio para la orientación personal
de los alumnos, incluida como un recurso, dentro de los planes de acción
tutorial).
Extraído de
Revista Complutense de Educación1998, vol. 9. ni 2:41-77
El mundo de la televisión
Diana García Corona
Profesora Departamento MIDE. Facultad de Educación
Universidad Complutense de Madrid
Ana Isabel Martín Ramos
Licenciada en Ciencias de la Educación
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