Entre la experiencia y la temeridad, el riesgo y la oportunidad, los menores españoles han encontrado en las redes sociales su verdadero alter ego. Desterrando tabús y con el ánimo de fomentar la relación sana con las nuevas tecnologías, el informe «Menores y Redes Sociales» nos muestra un panorama en el que la interacción de nuestros hijos con las nuevas tecnologías marca todos y cada uno de los aspectos de sus vidas. El estudio, realizado a través de 13.000 encuestas a menores de diez a dieciocho años, refleja que el 78% de los menores utiliza la red. De ellos, más de un tercio tiene dos o más perfiles en redes sociales y casi la mitad tiene su propio blog.
Las redes sociales contribuyen a la socialización de los menores
El trabajo, avalado por el Foro Generaciones Interactivas de la Fundación Telefónica y elaborado por los profesores de la Universidad de Navarra Xavier Bringué y Charo Sádaba, concluye que una vida social digital intensa refuerza los vínculos de los niños con sus iguales.
De acuerdo con los datos del estudio, los menores que utilizan redes sociales son más críticos y más conscientes de las oportunidades, pero también de los riesgos que encierra un uso intenso de las nuevas tecnologías: así mientras que el 65% de los jóvenes no usuarios de redes sociales declara no percibir riesgos en el uso de internet, solo el 40 por ciento de los internautas avanzados (con dos o más perfiles en comunidades virtuales) creen que navegar está exento de peligros.
Conductas temerarias
Sin embargo, el panorama no es ni mucho menos idílico para los jóvenes que navegan habitualmente en las redes sociales. Su mayor experiencia les expone mucho más y, según los datos del informe, llevan a cabo muchas más conductas peligrosas: exactamente, el 22 por ciento de ellos tiene hábitos arriesgados en la Red.
El 11% de los usuarios avanzados de redes sociales confiesan que no hay ningún problema porque desconocidos sepan sobre sus aficiones y el 17 por ciento de ellos confiesa que es divertido hablar con desconocidos a través de la red. La variable de sexo indica que los chicos se sienten más cómodos con actitudes de mayor apertura y exposición, que son las que más riesgos pueden implicar. En el caso de la edad, la tendencia que se observa es que cuanto más mayor es el individuo, mayor es su temeridad a la hora de compartir datos sobre aficiones y gustos personales.
Los datos confirman lo que el sentido común nos apunta. Las diferencias entre usuarios avanzados en redes sociales y aquellos que no lo son queda patente con el equipamiento doméstico con los que cuentan para utilizar las nuevas tecnologías. El porcentaje de menores activos en redes que tienen en su dormitorio un ordenador personal o una televisión supera al de los no activos en casi 15 puntos porcentuales.
Facebook, Tuenti, Twitter y tantas otras comunidades virtuales, convierten a nuestros niños en «seres sociales». Si bien el estudio de la Fundación Telefónica confirma que el uso de los diferentes soportes se realiza en solitario, se observa «una mayor intensidad en las relaciones "reales" con su entorno cercano de amigos», explica Xavier Bringué, autor del estudio corroborando su aportación con los datos: La mitad de los usuarios avanzados utiliza las redes sociales en compañía de sus amigos.
Rendimiento académico
El uso masivo de las redes sociales ¿influye en los resultados académinos de los menores? El informe «Menores y Redes Sociales? hace una aproximación a esta cuestión de especial trascendencia y demuestra que, si bien los niños que usan con mayor asiduidad estos foros de comunicación manifiestan mayor predisposición «a hacer las tareas escolares con la ayuda de internet, esta actitud no se traduce en un mayor rendimiento académico», concluye el profesor Bringué. Así se ve en los datos: a más perfiles en Facebook, peores notas.
El número de estudiantes que aprueban todas las asignaturas es notoriamente mayor entre aquellos que no usan las redes sociales: más del sesenta por ciento frente al 48% en el caso de los navegadores moderados y 44% en el caso de los usuarios avanzados. En todos los casos, las chicas obtienen mejores notas, una pauta que se repite para todas las edades. La sombra del fracaso escolar planea sobre el uso masivo de las comunidades de internet. El treinta por ciento de los chavales que navegan en las redes reconoce suspender más de tres asignaturas de forma habitual. En este sentido, la diferencia por edad y sexo es la siguiente: los suspensos crecen lógicamente según avanzan los cursos y la diferencia entre chicos y chicas se atenúa.
De individuos pasivos a internautas activos. Muchos de nuestros jóvenes, cada vez es mayor el número de niños que dan el salto de usuarios a creadores de contenidos. Según la investigación realizada sobre la Generación Interactiva en España, en primer lugar aparece la posibilidad de expresar la propia opinión, junto al hecho de poder compartir información con personas conocidas. «Al mismo tiempo —explican los autores del informe— crear contenidos digitales les permite darse a conocer, hacer nuevas amistades y escribir sobre sus gustos (generalmente las mujeres). Y es que la tecnología ha dejado de ser «cosa de chicos»: más de la mitad de los usuarios habituales de redes sociales tienen su propia página o blog propio, independientemente del sexo.
Respecto al grado de dependencia de la Red, los jóvenes encuestados confiesan ponerse nerviosos e incluso enfadarse cuando no pueden conectarse en un porcentaje que varía si son usuarios o no de las redes sociales. Los usuarios avanzados son los que manifiestan mayor dependencia: un 36% de ellos muestran una actitud negativa ante el hecho de no poder acceder a internet.
Pegados al móvil
Los llamados «nativos digitales» fueron antes la generación movilizada. El teléfono móvil es la pantalla estrella y la más característica entre los jóvenes españoles. «Las razones que explican esta afinidad son múltiples: los niños lo perciben como un utensilio realmente personal: es un dispositivo especial y, en cierto modo, aspiracional entre los más pequeños», comenta el autor del estudio. En España, un noventa por ciento de los menores a partir de los trece años tiene teléfono móvil. Este porcentaje es, además mayor si los niños son usuarios de redes sociales. Esta condición afecta también al tipo de dispositivo que manejan, según el informe, los chicos que utilizan redes sociales cuentan con teléfonos nuevos en mayor medida que los no usuarios.
La Fundación Telefónica presentó ayer el informe «Menores y Redes Sociales» en un concurrido aforo que contó con la presencia de Iñaki Urdangarín, presidente del Foro Generaciones Interactivas. El duque de Palma, durante su intervención, destacó la necesidad de trabajar para que las nuevas generaciones «usen las tecnologías del siglo XXI con libertad pero también con responsabilidad».
Las cifras
50% de los menores que navegan por redes sociales lo hace en compañía
40% de los menores que navegan por internet tienen su propio blog o página web
20% de los niños que usan redes sociales tienen restricciones paternas para colgar fotos
56% de los jóvenes registrados en alguna red social utiliza internet para compartir vídeos
40% de los usuarios de redes cree que no hay ningún riesgo en el uso de internet
70% de los menores que están en redes utiliza la tecnología como apoyo para el estudio
35% de los menores tienen dos o más perfiles en las distintas redes sociales
36% de los usuarios avanzados confiesa enfadarse cuando no puede usar internet
80% de los niños cree que internet es útil, ahorra tiempo y facilita la comunicación
22% de los chicos que navegan en comunidades virtuales tiene hábitos arriesgados
El control parental, clave del éxito
Las estrategias de mediación y el control parental son claves en el uso que nuestros menores hacen de Internet en general y de las redes sociales en particular.
Según el estudio, son los padres de los chavales no usuarios de las comunidades virtuales los que vigilan más de cerca actitudes arriesgadas como el hecho de colgar fotos o vídeos en Internet. Así, en el caso de los no usuarios, el 41% tienen un criterio claro de que en este comportamiento contraviene la normativa familiar de forma clara. Sin embargo, apenas dos de cada diez usuarios de redes reconoce tener esa restricción.
Autora
SARA CAMPELO / MADRID
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