La violencia en la sociedad,
la indisciplina en las aulas es preocupante para muchos docentes, para las
familias con niños y jóvenes de alto grado de conflictividad, así como para el
propio alumnado.
Estos problemas es una realidad en muchos centros
educativos y en bastantes hogares. Debemos entenderla como una desviación en el
proceso de socialización del individuo; donde la televisión juega un papel básico
a la hora de influir en los comportamientos de los niños y jóvenes, y en las repercusiones
educativas y sociales de éstos ¿La televisión fomenta actitudes violentas? ¿Qué
hacer desde la familia?
Dentro de los medios de comunicación de masas, la televisión
es el más cercano y accesible para los niños, ya que su uso está totalmente generalizado
y no requiere ni esfuerzos altos ni de habilidades muy complejas para recibir la
información que allí se muestra. Ésta presenta estímulos audiovisuales, que son
más efectivos que los visuales y auditivos por sí solos. Por ello, se impone
sobre los otros medios de comunicación, siendo una fuente efectiva para la
creación y formación de actitudes en los niños, ya que desde temprana edad, son
sometidos a su influencia sin poseer otro tipo de información.
Se sabe que la TV tiene influencias tanto positivas como negativas
en los niños, por esto es importante analizar estas influencias y sus efectos
para así poder controlar los negativos y promover los positivos. De esta forma,
entre los efectos negativos Medina describe que "la conducta agresiva, la adquisición de los roles de género y, por
último, la educación y la conducta prosocial (o adaptativa)" son las
que se encuentran más influencias por la televisión.
Violencia y
televisión
Actualmente, el tema de la violencia en la televisión ha
generado gran preocupación, debido a que estimularía la conducta agresiva en
los niños (Rice), los cuales pasan muchas horas frente al televisor viendo
programas infantiles (tales como los Power Rangers o Dragon Ball Z, PoKemos,
etc.), o para adultos, siendo los primeros seis veces más agresivos.
La violencia en la televisión y sus efectos sobre las
actitudes de las personas ha sido tema de diversas investigaciones que buscan
establecer si existe alguna relación entre estos dos elementos y su naturaleza.
Los niños que ven violencia en la pantalla se comportan más agresivos
sin importar su localización geográfica, su sexo, su nivel socioeconómico o si
tienen problemas emocionales. Este efecto es interdependiente, es decir, los
niños agresivos eligen programas violentos y aquellos que ven estos programas,
son más agresivos. "La televisión
fomenta la conducta agresiva de dos modos, o imitan el modelo que observaron y
llegan a aceptar la agresión como conducta apropiada" (Rice).
De esta forma, hemos de definir la violencia dentro del
ámbito televisivo, distinguiendo tres tipos: violencia narrada, visual y
verbal. La primera corresponde a las amenazas de carácter verbal, actos y/o consecuencias,
hechos por una persona o personaje en la pantalla o que es escuchado desde fuera
de ésta. La violencia visual efectuada de manera gráfica (aparece en la pantalla).
Por último el lenguaje oral es usado con la finalidad de agredir o intimidar
pero sin recurrir a la amenaza de fuerza física (violencia verbal).
No obstante, la violencia puede ser transmitida, a su vez,
por diversas vías, entre las que podemos encontrar, la amenaza creíble, donde
se da a entender de manera verbal y no verbal que se pretende llevar a cabo un
acto violento con el propósito de intimidar. La agresividad se muestra también cuando
se hacen explícitas las consecuencias de la acción (tendrían acciones legales,
desprecio social, acto violento y autorrecriminación), es decir, mostrar y/o narrar
los daños provocados por un hecho violento, además de la puesta en pantalla de
castigos y premios.
Programas de
televisión y aprendizaje
La imitación, el aprendizaje vicario de Bandura es el primer
mecanismo de aprendizaje que tienen los niños. Sin embargo, éstos "no son selectivos en su imitación para
modelos reales como con personas en la televisión o dibujos animados"
(Levine). Así pues, para Gadow y Sprafkin
"el hecho de ver en la
pantalla conductas agresivas, inducirá una conducta similar en los niños los
que la aprenderán por imitación".
Sin embargo, los niños no imitan tan fácilmente lo que ven,
lo que aprenden en los medios es más que imitación, ya que, de la gran cantidad
de conductas, imágenes, actitudes y valores a los cuales están expuestos,
eligen sólo algunos (Medina). Así pues, el niño, después de observar episodios
violentos, puede que no actúe violentamente pero esto no significa que no haya
aprendido una solución agresiva.
Se ha encontrado que los programas que más violencia
contienen son aquellos que podríamos denominar "programas infantiles"
o dibujos animados, siendo la modalidad visual aquella que predomina, seguida
por la narrada y la verbal.
La manera más frecuente en la cual se presenta es a través de
actos violentos y amenazas creíbles. En este sentido una investigación llevada
a cabo por la Revista
Consumer define como características básicas de la
programación infantil unos contenidos que muestran una excesiva violencia y
mediocre calidad técnica y artística, transmitiendo, en ocasiones, unos valores
(agresividad, sexismo, discriminación del diferente, consumismo irracional y
compulsivo) poco adecuados para los niños, que se encuentran en pleno proceso
de formación de su personalidad. Además, y tal y como se puede comprobar,
contienen mucha publicidad, tanto en los minutos anteriores como posteriores a
los programas.
También otras notas significativas son que los programas
infantiles se dirigen más al campo afectivo-emocional, focalizándose más en las
emociones instintivas que en los sentimientos. Además modifican y distorsionan
la percepción de la realidad y empobrecen el lenguaje e informan poco de lo que
ocurre a nuestro alrededor.
Lo más frecuente es la intimidación, seguido por golpes y
disparos. Las consecuencias de dichos actos están dadas en gran medida por
amenazas con alto grado de credibilidad, daños físicos menores, muerte, daño evidente
pero desconocido en su magnitud, así como dolor o heridas. Dentro de las armas
más utilizadas se encuentran las pistolas, las armas blancas, el propio cuerpo
y otros elementos.
Una vez que el niño ha observado las escenas de violencia
puede que no actúe violentamente pero esto no significa que no haya aprendido
una solución agresiva. A medida que son mayores, la conducta agresiva refleja
más estilo interpersonal que cada uno está desarrollando, lo que se unen
ciertas variables para que un mensaje de los medios de comunicación sea efectivo.
Según Levine éstas son:
- La identificación
con el personaje: si son atractivos, respetados y poderosos, nos
identificaremos con él y lo más probable es que lo imitemos.
- Que la
violencia sea reforzada: los niños llegan a conclusiones morales
observando qué conductas son castigadas y cuáles no lo son, repitiendo,
obviamente, aquellos que son reforzadas y justificada.
- Que
la violencia parezca real o ficticia: aunque los niños sepan que los
dibujos animados no son reales, "el ver frecuentes episodios de violencia
en éstos igual aumenta la agresividad"
Por otro lado, los programas de televisión en los horarios
de mayor audiencia muestran una media de cinco escenas violentas por hora, y
los dibujos animados veintitrés escenas por hora. Por ello se ha concluido en diversos
estudios que las personas que ven mucha televisión son más temerosas e
inseguras, esto ocurre tanto en adultos como en niños. En general, se presenta
una idea equívoca y pesimista del mundo, afectando más a los niños, pues tienen
menos información (Levine).
Investigaciones sobre
violencia y agresividad en la televisión
A pesar de todo lo dicho existen personas que consideran que
el efecto de la violencia en la televisión sobre los espectadores no incrementa
las conductas agresivas. Al contrario, serviría según ellos como un medio para
descargar indirectamente la agresividad, al permitir que el televidente se
relacione con el personaje de tal forma que libere todos los pensamientos y
sentimientos violentos a través de dicha relación (un efecto de catarsis).
Son muchos los investigadores que han planteado una hipótesis
de agresión inducida por programas de televisión en niños. Según Bandura, y como
ya hemos dicho, los niños pueden aprender conductas agresivas a través de la
observación de modelos simbólicos presentados por la televisión. Drabman
y Thomas, añaden que los niños que ven con frecuencia programas televisivos de
contenido violento, se convierten en apáticos a la violencia de la vida real.
Por su parte, Gerbner y Gross en un artículo titulado La Violencia Prolifera,
demostraron que durante el año 1989 ocurrió violencia en el 73 % del total de
programación de los Estados Unidos y en casi todas las caricaturas infantiles.
Según Rothemberg la media es que haya seis veces más violencia durante una hora
de televisión infantil que en una hora de programación adulta.
Por otra parte, investigadores han concluido que los niños
que ven violencia en los medios de comunicación, tienen más probabilidad de
considerar las peleas como un mecanismo normal para solucionar los conflictos
(Levine). No obstante, no podemos establecer una relación causal entre la
televisión y el comportamiento agresivo pero sí podemos afirmar, tal y como lo
hace Lavine "que sus efectos no son
triviales y pueden provocar incluso algunas tragedias". De ahí que la
APA, haya solicitado un mayor esfuerzo para reducir y mitigar, en lo posible,
la violencia televisiva (Papalia).
La contradicción entre los diferentes resultados de los estudios
realizados para evaluar el efecto de la violencia en televisión sobre el
aprendizaje y el comportamiento de los televidentes y la imposibilidad para
establecer resultados concluyentes, lleva a pensar que la conducta humana es lo
bastante compleja como para pretender explicarla a partir de un solo elemento.
En muchas ocasiones los niños ven la televisión como una
consecuencia del medio, es decir, a pesar de las motivaciones y satisfacción
personal que puede generar, el niño contempla la televisión como resultado del
contexto. En este sentido, Pérez, Navas y Polyesko añaden "el factor situacional externo al niño" como
causa de que vea la televisión ya que
"el niño ve televisión porque le es impuesta por el medio; porque no le
queda otro remedio". Se le ofrece en el ambiente del hogar y se le
refuerzo continuamente la conducta de contemplarla; y es que en muchos casos
constituye la única compañía del niño llegando a ser, en ocasiones, una
socorrida niñera.
En toda comunicación se persigue un efecto determinado.
Goranson´s identifica cuatro efectos claves: efectos en el aprendizaje; efectos
emocionales; efectos en la respuesta de catarsis y efectos en la conducta.
Televisión y familia
Sin embargo, ante tal situación, los padres pueden proteger
a los niños del exceso de violencia en la televisión (Donas):
- Prestando
mayor atención a los programas que ven los niños y estableciendo límites
en el tiempo que pasan viendo televisión.
- Evitando
que vean aquellos programas conocidos como violentos.
- Señalar
al niño que aunque el actor no se lastimó, hirió o murió durante el
programa, la violencia puede producir dolor o muerte en la realidad.
- Desaprobando
los episodios violentos que suceden frente a los niños.
Los padres deben utilizar estas medidas para prevenir los
efectos dañinos que la televisión puede tener en otras áreas como el
estereotipo racial o sexual. En este sentido Feinbloom, manifiesta que los efectos
de la violencia física afectan selectivamente a los hombres, mientras que las
mujeres manifiestan igualmente, fuerte reacciones por medio de expresiones de
carácter verbal y psicológico.
Conclusiones
La importancia de la televisión en la sociedad, ha influido
en la vida de todos sus miembros, sobre todo de los niños que son los que pasan
más horas frente al televisor. Por ello, no es algo novedosa el decir que la TV
tiene gran influencia en el desarrollo de los niños no es para nadie una
novedad. Igualmente, se sabe también que su influencia puede ser tan negativa
como positiva. La preocupación científica se ha centrado en el primer tipo,
destacando, la gran cantidad de violencia emitida por televisión en programas
para adultos y también en los destinados a los niños. Por último, es importante
destacar la enorme responsabilidad de los padres en la cantidad y calidad de
televisión a la que estén expuestos sus hijos, pues deben fomentar una vida familiar
con más conversación e interacción entre sus miembros.
Autores
Escandell Bermúndez, Olga & Rodríguez Martín, Alejandro
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
En La televisión: ¿Genera violencia y agresividad en los
niños y adolescentes?
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