sábado, 28 de abril de 2012

Formación del profesorado en la enseñanza de los medios

Es indudable que la televisión debe ser un objeto de estudio en la escuela, pero ¿Están los docentes capacitados para asumir la responsabilidad? La televisión es una dura competencia para la escuela, y tiene distintos objetivos. Los siguientes párrafos tratan sobre los caminos a seguir.



La formación del profesorado constituye un factor fundamental para la calidad de la enseñanza, que no se reduce, ni puede reducirse nunca, a los años de estudios universitarios, ni debe detenerse con la superación de ningún tipo de oposición o proceso selectivo por exigente que éste sea. La formación inicial de los docentes ha de integrar el proceso de la formación permanente. Existe un reconocimiento por parte del currículum sobre la necesidad de abordar en la educación los aspectos y las formas de la comunicación y los medios informativos. Pese a ello, la situación sigue siendo manifiestamente mejorable. Con ello tiene relación también el profesorado, por la existencia, a veces, de suspicacias, prejuicios, desconfianza y hábitos arraigados que impiden la entrada en la clase de tales medios y recursos. Pero además, supone un obstáculo no menos considerable el hecho de que las previsiones legislativas en esta materia estén todavía excesivamente concentradas en áreas de conocimiento muy específicas.

Por lo que se refiere a las actitudes, la curiosidad intelectual y el interés por conocer ha de acompañar siempre tanto a docentes como a discentes, no sólo como una filosofía, sino también en su aplicación a la práctica diaria. Especialmente en campos como el de la comunicación educativa y la enseñanza de los medios. Por un lado, estas realidades tienen un déficit en la atención tradicional a la formación de profesores y la capacitación pedagógica y, por otro, requieren la continua actualización de conocimientos y metodologías dado que son campos del saber que se hallan en una continua transformación. Al día de hoy, existe un desfase entre las necesidades de educación para los medios y la preparación específica en comunicación, tanto de los profesores de medios como de los docentes en general. A la necesidad de formar sistemática y continuadamente a los formadores mediante cursos, materiales, experiencias prácticas... hay que sumar  la necesidad  de incorporación  curricular  de la educación para los medios a las carreras relacionadas directamente con la enseñanza. Si bien la batalla de la tecnología educativa como auxiliar didáctico y recurso pedagógico se va ganando poco a poco, la educación para los medios sigue siendo insuficientemente conocida y valorada.


Extraído de las conclusiones de
Tesis doctoral
Autor: Juan-Francisco Torregrosa Carmona
Director: Dr. Luis-Miguel Martínez Fernández
Hacia una lectura crítica de la información radiofónica y televisiva en la escuela



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viernes, 20 de abril de 2012

¿La escuela debe formar televidentes críticos?

La televisión es parte de nuestra vida, y no puede ser ignorada por la escuela, más que un recurso didáctico, debe ser en si, un objeto de estudio ¿Por qué debemos ser televidentes activos? Los siguientes párrafos reflexionan sobre el tema.



Los  medios  informativos  audiovisuales,  como  la  radio  y la televisión, construyen la realidad al representarla y explicarla -en la medida en que son capaces,  dadas sus limitaciones  técnicas  y expresivas- mediante sus recursos y su específico lenguaje.

En ese contexto se enmarca la nueva realidad educativa. La escuela ya no cuenta con el monopolio de la educación de sus alumnos, que poseen otras vías de asimilación de saberes y de conformación de valores y actitudes, como son la familia y el grupo de iguales, y, en especial, por su fuerza y penetración, los medios de comunicación audiovisual. A ellos dedican tantas horas anuales, en particular a la televisión, que su papel en la educación y en la vida de los escolares, ya de por sí apreciable, crece hasta condicionar la labor de la escuela, que no puede permanecer ajena a esta realidad, ni con la indiferencia ni con el rechazo curricular. El acercamiento crítico a la interpretación que realizan de la realidad, y a los contenidos de todo tipo, ha de ser un presupuesto ineludible del trabajo en las aulas, lo que constituye no sólo un recurso valioso desde el punto de vista del aprovechamiento educativo, sino también un requisito necesario más que nunca en el contexto mediático actual.

La lectura del medio radiofónico y del televisivo, y la formación mediante ella de receptores analíticos y con autonomía crítica (criterio propio), es tan importante o más que la utilización de dichos medios como recurso didáctico, máxime si este empleo no va acompañado de una reflexión y un debate sin el cual podría verse reforzada y legitimidad por la práctica cotidiana en el aula una visión neutra o transparente de los medios, tan arraigada en las sociedades tecnológicamente avanzadas y en los receptores de menor edad y preparación sociocultural más precaria.

Tanto los contenidos  informativos  como  la publicidad  tienen múltiples posibilidades de rentabilidad académica: hacen referencia a la realidad por simulación o por contraste, entroncan directamente con los valores esenciales de la sociedad, demandan una capacidad de análisis tanto formal como semántico, y necesitan ser desmitificados por los alumnos, que, al aprender a descreer de muchas presentaciones de los medios y al conocer los procesos de la comunicación, tendrán, por añadidura, un elemento más que servirá para favorecer la actualización de los contenidos curriculares.  Se aboga por una labor educativa presidida por un enfoque eminentemente crítico, reflexivo al tiempo que instrumental, sin que caiga, no obstante, en los riesgos de una concepción hipercrítica.

Ocuparse de los medios, desde la teoría y la práctica, tendrá también otras virtudes: servirá como fuerza dinamizadora en la clase, como elemento motivador, que rescate de la inhibición a muchos alumnos y permita trabajar en equipo.

Extraído de las conclusiones de
Tesis doctoral
Autor: Juan-Francisco Torregrosa Carmona
Director: Dr. Luis-Miguel Martínez Fernández
Hacia una lectura crítica de la información radiofónica y televisiva en la escuela



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jueves, 12 de abril de 2012

La televisión no favorece la acción y la responsabilidad social sino la contemplación y la resignación.

La televisión brinda espectáculos, entretiene ¿Cuál es su pretensión? ¿Ciudadanos plenos, participativos? ¿O mantenernos sentados, mirando? Los siguientes párrafos reflexionan sobre el tema.



La televisión, antes que nada, entretiene. Y del esparcimiento es difícil que surjan sostenes para la cultura cívica democrática. Pero además de contribuir, aunque sea de manera discutible, a esa tarea social y cultural de carácter esencial que es el entretenimiento, la televisión suele ser adversa a difundir valores sociales y colectivos.

Los ciudadanos, ante la televisión, son espectadores. No son interlocutores, ni por lo general escrutadores, sino receptores contemplativos de contenidos diseñados fundamentalmente para el esparcimiento. Resistente a la interacción, la televisión exige respuestas de sus espectadores pero sólo a partir de los parámetros, las condiciones y el universo que ella establece.

Un televidente quizá pueda reaccionar ante una exhortación de la televisión llamando por teléfono para participar en una promoción de telemarketing -casi siempre a costa de pagar por ello- pero fuera de recursos marginales como ése, que no le permitirán influir en la programación televisiva, ni tendrá vinculación alguna con ese medio.

La televisión es para ser mirada, no para participar en ella, ni con ella, ni a partir de ella. Por eso es antitética con la democracia. La cultura ciudadana, que se sustenta en la participación y la responsabilidad entre otros valores, tropieza cotidianamente con los esquemas verticales de funcionamiento de la televisión. Hay que recordar que responsabilidad es la aptitud para responder. Responsable es el que contesta y de esa manera se compromete con lo que hace y dice. La televisión no proporciona márgenes para ejercer la responsabilidad.

Qué hacer.
A pesar de las limitaciones estructurales que la televisión padece en su relación con los ciudadanos, su índole autoritaria se puede acotar poniendo a discusión sus contenidos, contrastando en unos canales lo que se dice en otros, abriendo espacios en otros medios para deliberar sobre lo que se expresa y deja de expresar en la televisión.

En algunos países se han desarrollado asociaciones de televidentes que, al reconocerse como consumidores de los mensajes de ese medio de comunicación, reclaman respeto a sus derechos como tales.

Extraído de
Televisión y educación para la ciudadanía

miércoles, 4 de abril de 2012

Penetración e influencia particular de la televisión

Nosotros asociamos “televisión” con “entretenimiento”, pero ¿Se trata de un medio “neutro” o “inocente”, como si fuera un simple pasatiempo? La televisión compite con la escuela ¿Es educativa? Los siguientes párrafos nos ayudan a reflexionar sobre el tema.



La cantidad de personas a las que llegan los mensajes de la televisión y la influencia -en parte desconocida, pero cierta- que en ellas ejercen, en particular en los niños y jóvenes, justifican que desde la educación se le preste al medio una atención meditada y amplia. La cantidad de horas que muchas personas pasan frente al televisor aporta otro motivo. De modo general, se suele considerar que la mayoa de niños de entre cuatro y catorce años aproximadamente, pasan unas mil horas delante de la pantalla de televisión frente a las novecientas dedicadas al aprendizaje formal en las aulas.

Por si fuera poco, la supremacía del entretenimiento en el conjunto de las cadenas -cine, concursos y series consumen la mayor parte del tiempo televisivo- recorta de antemano alguna de las potencialidades comunicativas más interesantes del medio, como es el caso de los informativos”.

Las diez grandes líneas de actuación que se proponen en el Informe marco sobre la Televisión Educativa en España (1996), arrojan luz sobre los objetivos y las posibilidades del medio en la educación formal:

1/ Apoyo al sistema educativo en general, y a la labor docente del profesorado de los distintos niveles en particular, con especial hincapié en el desarrollo de una metodología didáctica innovadora.

2/ Mejora de la calidad de vida de la población en general.

3/ Desarrollo de estrategias comunicativas que modifiquen hábitos de riesgo entre la juventud.

4/ Atención a las necesidades de desarrollo educativo y cultural de los sectores de población más necesitados, ya sea por su escaso poder adquisitivo, discapacidades sicas y psíquicas, edad, etcétera.

5/ Orientación académica y laboral, y promoción de un entorno sociolaboral más equitativo, responsable, solidario y amplio.

6/ Promoción y divulgación de las manifestaciones artísticas, expresivas y comunicativas que constituyen nuestro acervo cultural, desde las rces más locales a las más universales, y desde los medios más tradicionales a las más modernas tecnologías.

7/ Fomento de programas que promuevan un mayor conocimiento e interacción entre el mundo de la educación y la sociedad en general, con especial atención a la relación entre la familia y la escuela.

8/ Desarrollo de procesos de formación en el lenguaje, las formas y las cnicas de aprovechamiento social, educativo y cultural de las tecnologías audiovisuales, con especial incidencia en los más modernos desarrollos de la televisión, los servicios interactivos y multimedia.

9/ Promoción y fomento en la sociedad de los valores presentes en la reforma del sistema educativo.

10/ Consolidación de un modelo de educación permanente que prime como estrategias de desarrollo social el acceso al saber y al conocimiento, la vocación intercultural y la asunción del reto innovador que propugna la sociedad de la información y la comunicación desde una visión humanista.

Por su parte, Julio Cabero ha recogido algunas de las ventajas más relevantes que confiere al medio televisivo su aplicación a la educación:
-            Lleva la instrucción y la educación a lugares apartados o con carencia de profesores especializados.
-            Presenta  experimentos en aquellos centros con carencia de laboratorios.
-            Facilita la introducción en el aula de profesores y personas especializadas en temas concretos.
-            Evita los desplazamientos de los alumnos a los centros de información y formación.
-            Simultáneamente es un medio de comunicación de masas y un medio individual de aprendizaje.
-            Ayuda al perfeccionamiento del profesorado al observar otros modelos.
-            Se amplia la experiencia de los niños, los programas facilitan que los estudiantes puedan trascender de su contexto, tanto en el espacio como en el tiempo.
-            Facilita una rápida diseminación de las nuevas ideas del currículum y las innovaciones que sobre el mismo se estén promoviendo.
-            Tiende a mantener actualizados los contenidos de las materias.
-            Los contenidos son presentados de forma atractiva para los estudiantes.
-            Bajos costes de recepción de los materiales.

La literatura especializada ha abordado las causas que motivan el seguimiento de la televisión por parte de la población de todas las edades y condiciones culturales, económicas y de todo tipo.
Se utiliza como elemento lúdico, elemento de diversión y de instrucción -información, aprendizaje, adquisición de conocimientos- informal y no sistemática. Para los niños es el primer gran instrumento de apertura al mundo, a las culturas más lejanas y a las experiencias que están en la base de la civilización adulta. Es, según la metáfora recurrente, el aula sin muros, un medio con mayor poder que la escuela, aunque carezca de interactividad, reflexividad y socialización, que sólo ésta puede proporcionar para una maduración intelectual y psicológica satisfactorias”.

En el caso particular que abordamos, la televisión, como centro paradigmático de la atención de las diversas teorías de los efectos supuestamente consustanciales al consumo medtico, ha recibido y recibe más críticas que elogios. Orozco ha repasado los principales cargos que la doctrina especializada imputa al medio. Su conocimiento resulta preciso para aproximarse a una idea más cabal sobre las posibilidades y los requerimientos de una enseñaza en torno a la televisión, como foco y exponente máximo de una sociedad volcada en lo medtico.

Además, el interés crece por el hecho de que se trata de un conjunto de efectos (parecen ser todos los que están, pero a buen seguro no están todos los que son) relacionados directamente con el ámbito escolar:

1. Desplazamiento de otras actividades consideradas más productivas en términos educativos, como la lectura.

2. Alteraciones del ritmo cognoscitivo, manifiestas a su vez en aburrimiento de los niños en la escuela y en dificultades para mantener la atención dentro del salón de clases.

3. Estimulación informativa y conceptual que incide en altas expectativas frustradas en relación a la reducida información objeto del intercambio cotidiano en el aula y en una disminución real del rendimiento escolar.

4. Estimulación afectiva desproporcionada que redunda en falta de motivación para el aprendizaje formal y desánimo generalizado para los temas de la escuela.

5. Provisión temática estereotipada para la interacción social, que provoca el que al llegar a la escuela se hayan aprendido patrones de comportamiento e incluso maneras de estar en el aula, y por supuesto en otras situaciones sociales, que no corresponden con las expectativas de la escuela y el proceso de aprendizaje formal.

6. Conocimiento paralelo, manifiesto a su vez en confusión de los niños con respecto a la información correcta, provocada por las inconsistencias y hasta contradicciones entre lo que ven en la televisión y lo que trata de enseñar el maestro.

7. Cultivación de cierto tipo de actitudes de manutención del status quo (sic), discriminación y consumismo que aparentemente contradicen las ideas progresistas que en muchas escuelas se busca transmitir o las metas de fortalecer o desarrollar una actitud crítica en los estudiantes.

8. Provisión de referencias para apreciar el mundo externo que van incidiendo en una percepción sesgada de los acontecimientos, desde la mirada particular de la televisión y no de la propia experiencia o de la perspectiva de otras instituciones, como la familia o la escuela.

9. Cambios de percepción en el procesamiento de información, provocados por el uso de formas y códigos propios del lenguaje televisivo.

Con todo lo que haya de cierto en estas y otras afirmaciones similares sobre la televisión, hay que contar a la hora de trabajar en la escuela con los medios. Precisamente la mediación humana y el enfoque y tratamiento pedagico podrá convertir algunos de los vicios y las limitaciones más patentes de los medios en ricas posibilidades de información y conocimiento.

Tales posibilidades empezarán ya por la toma de conciencia sobre los más negativos efectos de los medios y con la voluntad de proponer alternativas, reconocer responsabilidades y adoptar medidas que aprovechen lo mejor de cada medio y den la espalda a todo lo nocivo, sean programaciones globales o contenidos concretos.



Extraído de
TESIS DOCTORAL
AUTOR: JUAN-FRANCISCO TORREGROSA CARMONA
DIRECTOR: DR. LUIS-MIGUEL MARTÍNEZ FERNÁNDEZ



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