domingo, 20 de septiembre de 2020

Sobre el papel de la TV en la educación y qué realmente requerimos

 Quien fuera el malo, ahora es el bueno

Ante la necesidad burocrática de iniciar el ciclo escolar en la tercera semana de agosto, como todos los años, la SEP toma una medida radical: serán las televisoras las que jugarán el papel principal en el proceso educativo al ser encargadas de retransmitir los contenidos escolares para los alumnos. Qué paradoja, quien es el enemigo principal de la formación de niños y adolescentes al promover una pesada carga de mensajes dirigidos al consumismo y antivalores en su programación televisiva, ahora se convierte en el aliado número uno del gobierno. Queda a un lado la idea-queja de una buena parte del magisterio de que lo poco que se avanza en la escuela en la mañana en la formación científica y humanista, según los Planes y Programas de estudio, la TV lo destruye en la tarde y noche con programas y comerciales de contenido contrario.

 


Nuevamente la SEP toma una decisión unilateral de acercamiento a las televisoras. Dejan fuera las aportaciones que pudieran hacer los maestros para mejorar el trabajo bajo las actuales circunstancias. Desechan la corta, pero enriquecedora, experiencia del trabajo en línea que muchos docentes llevaron a cabo para salvar el final del periodo escolar pasado. Es cierto que una gran parte de los alumnos del país no tuvieron la infraestructura necesaria (conexión a internet, computadora, teléfono “inteligente”, es más ni electricidad en ciertas zonas) para hacer la llamada Escuela en casa, pero sí hubo muchos casos de maestros, alumnos y padres de familia que establecieron comunicación, sea virtual o más a la antigüita, para continuar de alguna manera el trabajo educativo.

 

En Nuevo León la experiencia en el cierre del ciclo escolar pasado fue diversa. Mientras que había alumnos y maestros que no contaban con la tecnología necesaria para el trabajo en línea, hubo otros que al tener sus propios recursos tecnológicos, sacaron ideas de su experiencia y creatividad para sortear una situación inédita para la que nadie estábamos preparados. Utilizando diferentes herramientas desde zoom y classroom, hasta whatsapp y correos electrónicos, estuvimos en comunicación con  alumnos y padres de familia para estudiar los contenidos que marcan los Planes y Programas.

 

A pesar del gran esfuerzo realizado por muchos docentes en el diseño de actividades para sus alumnos y revisar tareas de decenas o cientos de ellos en el caso de secundaria, se pueden observar algunas limitaciones derivadas del trabajo en línea. Destacamos dos de ellas:

·      La inequidad se profundiza al dejar de recibir el servicio educativo una gran cantidad de alumnos que no poseen en sus casas la infraestructura tecnológica; además de las condiciones propias de su vivienda, no es lo mismo el alumno que realiza el trabajo escolar en su cuarto, al que lo realiza en la habitación que tiene que compartir con el resto de su familia porque no hay más.

·      Por más herramientas tecnológicas que se utilicen para mejorar el trabajo en línea, y aun suponiendo que la cobertura complete al 100 % de los estudiantes, nunca se va equiparar con la riqueza de la experiencia educativa que se puede extraer en el aula cuando se hace un uso adecuado de la didáctica y la pedagogía con una participación activa del alumno en el proceso educativo y no como un mero receptor. La socialización de conocimientos en el aula, el trabajo en equipo, la interacción directa con los docentes, la convivencia de los estudiantes en el salón de clases y en las demás instalaciones de la escuela son experiencias formativas que el trabajo en línea nunca va a poder brindar.

 

Convivencia y aprendizaje. Foto tomada de Internet

 

Descuido consciente y criminal 

Como algunos pedagogos lo han afirmado, la pandemia desnudó el enorme atraso del sistema educativo mexicano, además de otros sectores como salud, empleo, salarios y teniendo a la corrupción como eje transversal entre ellos. Autoridades afirman constantemente, y medios de comunicación lo repiten, “la pandemia nos tomó por sorpresa, no estábamos preparados para enfrentarla”. Precisamente esa es la falla, no estar preparado, pero no precisamente para una pandemia, un huracán o un terremoto como casos extraordinarios. “Estar preparado” no se trata únicamente de hacer cosas en el presente para enfrentar posibles desafíos o amenazas del futuro. “Estar preparado” se trata de estar haciendo lo necesario para que la población tenga sus necesidades humanas básicas satisfechas de una manera digna; como lo son casa, alimentación, vestido, salud, educación y recreación.

 

En sus conferencias el Dr. López-Gatell constantemente se refiere al abandono que por decenas de años estuvo el sector salud y que esto agranda las dificultades para enfrentar la pandemia con mejores resultados. Exactamente pasa lo mismo con el sistema educativo mexicano. Reformas educativas van y vienen y México sigue descendiendo en los parámetros educativos internacionales. Cada gobierno sexenal que ha presumido una reforma educativa ha ignorado, para que ésta funcione, crear la infraestructura necesaria en las escuelas y modificar las condiciones de trabajo de estudiantes y docentes en cuanto a la organización escolar. Muchas escuelas carecen no sólo de internet y de equipo de las nuevas tecnologías, en muchos casos también de servicios básicos. Además la mayoría de los grupos están atiborrados de alumnos, los programas de estudio son excesivamente largos en sus contenidos, los tiempos de hora-clase son muy limitados, hay falta de personal de apoyo (psicólogos, maestros de educación especial) que auxilien al docente en su trabajo académico, y en general más personal para que realice las 3 o 4 comisiones que a cada maestro se le asigna además de su trabajo docente. Todo esto dificulta la aplicación de la pedagogía y la didáctica propuesta en los Planes y Programas, aún y cuando se da capacitación a los maestros sobre las nuevas metodologías educativas, es imposible aplicarlas en el aula por las razones enlistadas. Cada vez que surge una nueva Reforma Educativa se olvidan acompañarla de los cambios necesarios en la organización escolar para que esa reforma funcione, por eso TODAS han fracasado.

 

Un ejemplo de fracaso del sistema educativo mexicano es que la mayor parte de las reformas educativas coinciden en que uno de los objetivos más importantes de la educación básica es desarrollar en los estudiantes la capacidad crítica y reflexiva en el marco de una educación científica y humanista. El sistema educativo no está diseñado para alcanzar esos logros, por eso muchos docentes se ven con la presión de avanzar y terminar el programa de estudios a como dé lugar, basando la enseñanza en el exceso de prácticas memorísticas. Pocos son los maestros que por iniciativa propia toman lo esencial del programa y logran una participación activa de los alumnos en la construcción del conocimiento, motivando al alumno a aprender no sólo con el objetivo de una buena calificación, sino vincular el aprendizaje con su realidad y cómo utilizarlo para transformar de la sociedad lo que se tenga que transformar. Si el sistema educativo, como institución, formara alumnos críticos y reflexivos tal y como es el enfoque de los programas de estudio, México sería muy diferente a como es ahora en todos los aspectos. Entonces ¿será que le interesa al Estado una educación así para la población? ¿Le conviene?

 

Claro que hacer lo necesario para que funcione una reforma educativa implica construir más escuelas, contratar más maestros y personal de apoyo, crear la infraestructura necesaria en cada plantel y seguramente ampliar el horario escolar con lo que ello implica: desayunos y/o comidas escolares proporcionada a los alumnos, salario profesional a los trabajadores de la educación por lo menos. En fin, hacer estos cambios significa aumentar considerablemente el gasto en educación, lo que no debiera ser tan oneroso ya que la UNESCO recomienda que un país como México dedique el 8% del PIB al gasto educativo. En México no llega al 5 % y en algunos estados como Oaxaca, Chiapas y Guerrero apenas llega al 2,5%. A manera de comparación, Cuba destina alrededor del 13% del PIB a educación, por lo que sus excelentes resultados educativos son reconocidos internacionalmente.

 


“Montaña de Guerrero: cuando la educación a distancia se topa con la realidad.” Pie de Página

Este abandono de la educación en México es descuido voluntario, precisamente porque para el Estado no es una prioridad formar ciudadanos que piensen. Entonces, no invierte lo que se necesita en educación para una formación integral de los estudiantes. Que el niño, adolescente o joven  aprenda a obedecer órdenes o instrucciones y a desarrollar la habilidad de teclear botones de máquinas, robots o computadoras es lo que el sistema laboral requiere para la mayoría de sus empleados. Sólo unos cuantos estudiantes se formarán para dirigir, para pensar cómo producir más cantidad de productos a menor costo y cómo ganar mercados. Estos estudiantes se forman en selectas escuelas privadas.

 

“Ahora, quién podrá defendernos”

Es en este escenario de atraso educativo que llegamos a una situación de confinamiento provocado por la pandemia que vivimos. Entonces, después de sortear el cierre del ciclo escolar pasado,  bien pudiera ser que ahora la autoridad educativa, con la coloquial y famosa expresión difundida por la televisión: ¿Ahora quién podrá defendernos?,  voltee a las televisoras para que estas hagan el papel del popular personaje del Chapulín Colorado. Y es que con la idea por delante de ampliar la cobertura por lo menos a 90% de la población estudiantil y ante la imposibilidad de tener en lo inmediato una infraestructura suficiente para crear vínculos más efectivos entre maestros, alumnos y padres de familia, el acuerdo con las televisoras es la alternativa más a modo que encontraron. Les urge cumplir con la tradición de iniciar el ciclo escolar en agosto.

 

No se trata entonces de que no se pueda hacer otra cosa porque la pandemia “nos sorprendió”, lo cierto es que desde hace decenas de años la educación ha sido abandonada y dejó de ser  parte medular del proyecto nacional de desarrollo, no se ha robustecido de tal forma que estuviera en mejores condiciones de enfrentar la pandemia o cualquier otra eventual contingencia. Ante la imprevisión de muchos países en el aspecto educativo, ya están prestas a entrar en escena empresas transnacionales que monopolizan las tecnologías de la información y la comunicación, TIC, para concretar acuerdos con países, incluido México, con el fin de diseñar programas educativos que les van a permitir tener una gran influencia en todo el proceso educativo.

 

Ante las condiciones tan adversas y complejas del sistema educativo, es muy tentador ceder el problema a empresas privadas especializadas en la comunicación y la educación, con el pretexto de que todos debemos unir esfuerzos para ganarle la guerra al virus. Prefieren aplicar soluciones inmediatas en una especie de outsourcing educativo, a iniciar un programa de gran calado para transformar completamente el sistema educativo mexicano cubriendo las carencias que con la pandemia se desnudan.

 

Otra alternativa

Si bien el uso inmediato de la televisión para retransmitir contenidos tiene la ventaja de alcanzar la mayor cobertura posible en las condiciones actuales, ésta no debe tomar el papel principal en el proceso enseñanza-aprendizaje. Su inclusión debe ser temporal y subordinada al trabajo de los maestros. A la par es urgente iniciar la construcción de una profunda reforma al sistema educativo.

La llamada nueva normalidad en las escuelas no debiera limitarse a pedir a todo el personal escolar a guardar la sana distancia, llevar cubre boca y careta, lavarse las manos constantemente y mantener desinfectadas las áreas de trabajo. La nueva normalidad debe contemplar cambios profundos en el sistema educativo que, ahora sí, permitan formar alumnos reflexivos, críticos, capaces de pensar y tener control de sus emociones para una convivencia escolar sana. En la construcción de estos cambios debe tomarse en cuenta la participación activa de docentes, alumnos y padres de familia, es la única forma de que se acepte y arraigue una reforma educativa.

 

Un programa de transformación del sistema educativo debiera incluir entre otras cosas lo siguiente:

ü Actualización profunda y pertinente dirigida a los maestros, y de aplicación práctica en el aula, sobre un modelo educativo con base humanista y científica que lleve a una verdadera formación integral de los alumnos.

 

ü Revisión de los Planes y Programas de estudio para eliminar el exceso de contenidos en incluir aquellos que privilegien el desarrollo de habilidades lectoras y el gusto por la lectura, el pensamiento matemático lógico, el conocimiento de las ciencias naturales y sociales como explicación científica de la evolución y cuidado del planeta y comprensión de los problemas sociales, la convivencia humana basada en el reconocimiento y aceptación de la diversidad y la apreciación y práctica de las artes como medio de sensibilización y expresión personal.

 

ü Actualización magisterial en el conocimiento y aplicación de las TIC en el aula. Aquí se debe incluir el análisis y discusión sobre el uso de las TIC para el trabajo en línea cuando se tenga necesidad de implementar el programa Escuela en casa ante una contingencia, como en el presente confinamiento.

La experiencia que acabamos de tener en el “trabajo en línea” nos muestra que esta práctica se realizó de manera muy limitada, y muchas veces errónea. El trabajo didáctico en línea no puede consistir en que cualquier docente exponga una clase por un monitor teniendo al alumno sólo como receptor. Creo que este campo del uso de las TIC para el trabajo escolar en línea apenas se está experimentando. Se requiere un mayor estudio de cómo su uso puede ser realmente didáctico.

 

ü Modificación en la organización escolar que contemple aspectos como los siguientes: un máximo de 18 alumnos por grupo en preescolar y 25 en los niveles de primaria y secundaria, tal como lo recomiendan especialistas en pedagogía; modificación en las horas-clase de materias para que se tenga el tiempo suficiente al abordar el estudio de los contenidos. Lo más probable es que se requiera extender el horario escolar para realizar todas las actividades en la escuela sin que sea necesario encargar tareas en casa. Para que esto se materialice será necesario contratar más maestros y construir más escuelas.

 

ü Aumentar el personal de apoyo necesario para auxiliar a los maestros en la atención a alumnos con necesidades educativas especiales o problemas emocionales así como para atender la gran cantidad de tareas que demanda la escuela. El trabajo académico del docente frente a grupo debe ser sólo ese de tiempo completo, no distraer su atención en otras actividades como actualmente se hace.

 

ü Equipamiento de la infraestructura requerida para que las escuelas tengan todos los servicios básicos, además de conexión a internet y los aparatos tecnológicos necesarios como apoyo al trabajo académico de alumnos y maestros.

 

ü Atención a la nutrición de los alumnos eliminando totalmente de las cooperativas escolares la venta de comida chatarra y realizando campañas sobre los beneficios a la salud de una sana alimentación. Procurar programas de distribución de desayunos y/o comidas sanas en las escuelas gratuitas o con un costo simbólico.

 

Es mucha la inversión económica para lograr esta transformación, pero es lo que se necesita. Tal vez sea suficiente aumentando el gasto educativo al 8% del PIB, como lo sugiere la UNESCO.

Las autoridades federales actuales afirman, cada vez que tienen oportunidad, que recibieron un país en ruinas debido a condiciones obscenas como al saqueo de nuestras riquezas, la escandalosa corrupción y la ausencia de políticas públicas que niegan la satisfacción de las necesidades básicas a la mayoría de la población.

 

Superando las lamentaciones, la cuestión es si a la 4T y su austeridad republicana ¿le interesará y será capaz de resolver de fondo, con su Nueva Escuela Mexicana, el atraso educativo en el país implementando una verdadera transformación del sistema educativo? Por lo pronto la última Reforma Educativa, tal y como fue aprobada por este gobierno está lejos de alcanzar este objetivo. Necesitan echarle más ganas.

 

 

 

 

 

 

 

Por José Manuel Ávalos Monárrez

El autor es profesor normalista de Monterrey con 30 años de antigüedad frente a grupo. Actualmente se desempeña en el nivel de secundaria con especialidad en Ciencias Sociales.

Fuente

https://academicxsmty43.blog/2020/08/17/sobre-el-papel-de-la-tv-en-la-educacion-y-que-realmente-requerimos-por-jose-manuel-avalos-monarrez/

lunes, 14 de septiembre de 2020

¿ES LA TELEVISIÓN MALA MAESTRA?

 Hace unos días la SEP (Secretaría de Educación Pública) dio a conocer que (debido a la pandemia del covid-19) el ciclo escolar 2020-2021 se iniciará a distancia. Para trabajar a distancia hizo un acuerdo con cuatro televisoras (Televisa, TV Azteca, Grupo Imagen y Grupo Multimedios) para que den el servicio educativo a los aproximadamente 30 millones de estudiantes del país. Además, resaltó ayudarse de internet y la radio. Para los estudiantes que no tengan acceso a ninguno de los anteriores medios, la SEP comentó que a través del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) se les hará llegar cuadernillos de trabajo. Lo anterior forma parte de una estrategia para no agravar el rezago educativo que se encuentra produciendo el tener las escuelas cerradas.

 

Al respecto, Manuel Gil Antón -académico del Colegio de México (COLMEX)- inició una crítica de la decisión tomada por la SEP. Primero, indica que la estrategia de la SEP no contempla la experiencia de los profesores. Pero su crítica sobresale cuando menciona que el plan desnuda la pobreza pedagógica del gobierno; se refiere al uso de la televisión como medio pedagógico a implementarse.

 

Gil Antón toma como referente a Freire para cuestionar el plan de la SEP. Expresa que la estrategia es la evidencia clara que la SEP concibe a los estudiantes como sujetos a los que hay que depositarles conocimientos, dejando de lado el diálogo que se debe entablar en todo proceso formativo. En sus palabras: “nunca había visto yo un elogio tan grande a lo que don Paulo Freire llamaría la educación bancaria, que consiste en un emisor, un transmisor y luego un espectador; que recibe como cubeta el agua que vierte con una manguera la fosa autorizada del ogro filantrópico en su modalidad pedagógica”. Me parece que Gil Antón olvida la capacidad de agencia de las personas; es un error pensar que la gente percibe pasivamente todos los mensajes que recibe.

 

En general, me encuentro de acuerdo con Gil Antón, pero no coincido con el argumento teórico con el que sostiene su visión. A mi juicio, la estrategia de la SEP es la de reproducir información; dicho plan proviene de la noción social que se tiene de la educación (o tal vez deba decir escolarización); esto no solo incluye el uso de la televisión o internet, sino también incluye el trabajo presencial en el aula.

Bauman refiere al estudio de D. Myers, quien analizó el significado de la educación en 13 civilizaciones y llegó a la conclusión que actualmente la educación es vista como un producto. Bauman interpreta “cuando es considerada como un producto, la educación pasa a ser una cosa que se consigue, completa y terminada, o relativamente acabada”. En este sentido, si la educación es vista como un producto, entonces puede ser otorgada mediante cualquier forma, sea televisiva, online e incluso presencial, pues de lo que se trata es de reproducir ideas y no de producirlas.

 

La crítica que realiza Manuel Gil Antón me parece pertinente, ya que el shock que nos ha generado la pandemia no debe hacernos tomar decisiones a la ligera que en un futuro -cercano- podríamos lamentar. La SEP nos ha planteado la forma (la televisión como herramienta pedagógica) pero ha evitado detallar la manera en que se empleará (por ejemplo, el diseño de los programas televisivos).

 

El uso de la televisión en un tiempo en el que es difícil el regreso presencial a clases me parece una opción adecuada. Pero antes de llevar a cabo el plan debemos anticipar ciertos cuestionamientos que ayuden a enriquecerlo: ¿de qué manera es posible el uso pedagógico de la televisión? ¿es la televisión mala maestra?

 

En mi lectura subalterna del origen de la telesecundaria, recuerdo haber leído que éstas se originaron para llegar a la población rural; en ellas se adecuaba un espacio en el que se instalaba una televisión y a los estudiantes se les otorgaban dos cuadernillos (conocidos como conceptos básicos y guía de aprendizaje). Alguien de la población se encargaba de ir a prender la televisión y poner la programación. Pronto la estrategia generó problemas, ya que los estudiantes tenían dudas en cuanto a ciertos conceptos y vocabulario que manejaba el programa y que no se solucionaban al leer los cuadernillos. También, se encontraban con dificultades al momento de resolver las actividades planteadas en el cuadernillo. Lo anterior llevó a la exigencia de enviar profesores. En un inicio el profesor de telesecundaria se dedicaba a socavar dudas que surgían del programa televisivo y de interpretar lo que pedía el cuadernillo de actividades.

 

Tal vez encontremos las mismas dificultades al echar a andar el plan de la SEP. Las familias que no se encuentran cercanas al lenguaje escolar se les dificultará ayudar a sus hijos.

 

A mi juicio, debemos tener mucho tacto al momento de emplear la televisión como herramienta pedagógica. Propongo dejar de lado una programación grabada en la que se muestre una especie de documental que oriente a los estudiantes a resolver lo que se le pide en el libro. Se debe emplear la mayor inteligencia posible. Pienso en realizar clases en vivo para que los estudiantes puedan plantear sus dudas al momento de la explicación, además seleccionar a un grupo de estudiantes, que desde sus casas funjan la manera en que se está llevando la clase. El programa en vivo permitiría una ida y vuelta sobre el tema escolar; regresiones que frecuentemente acontecen en el aula. Esto se complementaría con que los profesores pudieran llamar a sus alumnos o escribirse vía WhatsApp con la intención de dar un seguimiento puntual a la formación académica y la situación emocional de los alumnos.

 

Además, sería interesante proyectar películas dándoles un sentido educativo; incluso construir nuevos objetivos escolares. (De la anterior, habrá que sumar más y mejores propuestas).

 

Con lo anterior se atisba la gran labor que conlleva una programación televisiva con sentido pedagógicos. En este contexto, me parece adecuada la propuesta de K. Popper (2006) de conceder a las televisoras una patente para producir programas. En nuestro contexto, por la situación que vivimos es necesario conceder la patente a las televisoras y después evaluarlas (desde el vocabulario que emplean hasta las actividades que propician); esto ayudará a ir mejorando la estrategia, ya que mientras la pandemia no cese, será uno de los pocos medios para llevar la educación a las familias mexicanas.

La televisión puede ser buena maestra, así como lo puede ser el teatro, la lectura de un libro; todo depende de la manera en que se emplee.

 

Por último, para animar el pensamiento, quiero compartir una frase de Popper (2006, p. 38), quien indica que “la televisión, así como es una tremenda fuerza para el mal, podría ser una tremenda fuerza para el bien”.

 

 

 

 

 

 

Por Iván Uuli

Estudiante de doctorado en Ciencias en la especialidad de Investigaciones Educativas en el Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (DIE-Cinvestav). Su línea de investigación actual refiere a la comprensión de las relaciones entre escolaridad y trabajo en jóvenes rurales. Correo electrónico: jairo.auli@cinvestav.mx

Fuente: http://www.educacionfutura.org/es-la-television-mala-maestra/

 

viernes, 4 de septiembre de 2020

Mentime que me gusta

 Las redes sociales crean ambientes de información falsa o con sesgos de confirmación, en una sociedad fascinada por las tecnologías y sus pantallas, generando una ilusión de horizontalidad que no es tal aunque resulte aceptada como válida.

 

El aislamiento preventivo puso en crisis al mundo, y los gobiernos mostraron salidas administradas frente a la encrucijada por resolver el golpe en las economías locales. En tanto, los ciudadanos digitales nos quedamos en casa y pasamos el rato consumiendo datos, hablando por Whatsapp o Zoom, entre otras aplicaciones.

 

Tomando las últimas estadísticas estamos mal pero no tanto. Seguimos haciendo la parabólica humana, como en los años noventa, para tener señal y mantenemos en línea. Según la Cámara Argentina de Internet en septiembre de 2019, contábamos con 9.164.684 conexiones, equivalente a un 65,8 % de penetración en los hogares. Para el INDEC, 8 de cada 10 habitantes de conglomerados urbanos usaron datos desde un celular durante el último tercio del año pasado.

 

Esos consumos en las ciudades coinciden con los lugares en donde más contagia la covid-19. Y es allí donde el flujo de informaciones circula a gran escala, con la particularidad de hacerlo por medios sociales como Tik-Tok, Instagram, Facebook o Whatsapp.

 

Whatsapp pertenece a Facebook y Zoom es la herramienta de moda, mientras otras plataformas de contenidos nos divierten hasta morir de aburrimiento. Si bien Netflix ocupa el centro del firmamento de las OTT, la vaca lechera sigue siendo el cable que viene incluido en los paquetes de cuádruple play. Desde 2018 Cablevisión Holding es el principal beneficiario gracias al control cruzado del Grupo Clarín sobre los mercados convergentes y sus prácticas de dumping.

 

Así las cosas, los Estados instrumentaron estrategias aprovechando Internet. Algunos optaron por preservar la salud e integridad de las personas; en tanto, tipos como Donald Trump eligieron la Bolsa en lugar de la vida.

 

Para pensar la comunicación en pandemia podemos hacerlo desde dos ejes.

El del flujo constante de información horizontal descrito por Pablo J. Boczkowski en “La postverdad” (Anfibia, 2017). Allí, el investigador deja en suspenso el análisis de “cámaras de eco” y “burbujas de filtro” por las cuales Trump torció el rumbo electoral que lo llevó a la presidencia en 2017, tras comprar 87 millones perfiles de Facebook y orientar el voto indeciso, vía Cambridge Analytica.

 

Para Boczkowski hay una suerte de “curaduría algorítmica” mezclada con una crisis cultural generalizada en todos los ámbitos sociales, se trate del periodismo, la salud o la escuela. En ese terreno se reproducen las fake news.

 

Además son visibles los errores del periodismo atolondrado que no chequea sus fuentes (o es operado por ellas).

 

Esta horizontalidad debe cruzarse con el eje vertical de la globalización capitalista, porque los ciudadanos cedemos nuestros datos personales como moneda de cambio.

 

Confiamos en que los amigos de FB son buenos y cuando escuchamos que Google News Initiative o FB Journalism Project van a mejorar el mundo, les creemos. Todo a pesar de Trump, los Panamá Papers y las wikifiltraciones del Pentágono.

 

Las redes sociales emulan la tradición oral y juegan al teléfono descompuesto, creando ambientes de información falsa o con sesgos de confirmación, movilizados por pasiones de una sociedad que encuentra en los smartphones las extensiones del cuerpo que adelantó McLuhan. ¡Y estamos fascinados por el sexto sentido de las tecnologías y sus pantallas!

 

Pero hoy el eje del poder vertical crea una ilusión de horizontalidad que no es lineal como en los tiempos de teléfonos a disco. Sus ruidos en la comunicación reproducen rumores que no son otra cosa que mentiras que nos gustan. Acá en Argentina, en EEUU y en la isla de Hong Kong.

 

 

 


Por Federico Corbiere

Docente universitario. Facultad de Ciencias Sociales - UBA

Fuente

https://www.pagina12.com.ar/284224-mentime-que-me-gusta

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