Presento a continuación las conclusiones y algunas ideas para próximas investigaciones, de un trabajo sobre los niños menores de tres años y la televisión ¿Qué papel cumple la televisión en la vida del niño? ¿Existen productos audiovisuales que sean verdaderamente educativos?
Se desprenden algunas ideas, preguntas y consideraciones
sobre la relación entre los niños menores de tres años y la televisión:
1. De acuerdo con las investigaciones hechas principalmente
en Estados Unidos, se ha establecido que la presencia de la televisión y de
otros medios electrónicos es central en la vida cotidiana de los niños, y que
el número de horas que pasan frente a la pantalla tiende a incrementarse con el
tiempo, con la edad y si tienen televisor en su cuarto. A esto se suma el
crecimiento de una industria audiovisual dirigida especialmente a ellos. ¿Pero
qué ocurre en nuestro contexto específico? ¿Cómo es la presencia de la
televisión y de las pantallas en general (videojuegos, computadores, juguetes electrónicos,
entre otros) en la vida de los niños menores de tres años, en un país
latinoamericano? Si se tiene en cuenta que una parte importante de los niños en
nuestro país vive en condiciones de pobreza, ¿cómo reciben los mensajes televisivos
estos niños en situación de vulnerabilidad?, ¿qué tipo de programas ven?, ¿cuánto
tiempo están ellos frente a las imágenes? Hay algunos datos preliminares, sin
embargo aún desconocemos varios aspectos. La relación de los niños menores de
tres años con los medios de comunicación parece pasar inadvertida para distintas
instancias y la investigación sobre el tema no avanza, o por lo menos no lo
hace al ritmo progresivo de la industria y el mercado audiovisual dirigido a
ellos.
2. Aunque buena parte de los videos y programas de
televisión dirigidos a niños menores de tres años señalan que persiguen fines
educativos, no se ha logrado establecer con claridad que este tipo de productos
pueda cumplir con estos propósitos: al respecto hay bastante polémica. Por el
contrario, uno de los temas sobre el que existe bastante consenso es el rol que
la interacción con los padres u otros agentes educativos tiene en los procesos
de aprendizaje de los niños. Más que los productos audiovisuales en sí mismos es
la interacción con los agentes educativos lo que marca la diferencia, de tal
forma que uno de los desafíos de este tipo de productos es estimular o
potenciar la interacción entre los agentes educativos y los niños.
3. Una de las preocupaciones centrales de las investigaciones
mencionadas ha sido el tiempo que el niño permanece frente a las imágenes
mediáticas, sin embargo, es necesario considerar también el tipo de contenido
que observan. Al parecer existe alguna evidencia empírica en la que se señala
que cuando los niños mayores de tres años ven programas televisivos con
contenido educativo tienden a presentar a largo plazo mejor desempeño académico
y comportamientos pro sociales, lo que no ocurre cuando ven solo programas de
entretenimiento con contenidos violentos. ¿Qué tipo de programas de televisión,
videos, DVD y videojuegos, ven los niños menores de tres años? ¿A qué tipo de
contenidos tienen acceso?
4. Las investigaciones revisadas han generado hallazgos
interesantes en áreas como el consumo, el aprendizaje y la atención, pero se
requiere también indagar y analizar las condiciones económicas, sociales y
políticas ligadas con la expansión de los productos audiovisuales dirigidos a
niños menores de tres años y su incorporación en la vida cotidiana. La
irrupción y saturación de imágenes en el hogar debe interpretarse a la luz de
dinámicas sociales amplias, de las lógicas del mercado, de decisiones de orden
político y de las condiciones en las que viven las familias de estos niños.
5. Las investigaciones reseñadas han ido tomando distancia
progresivamente de modelos reactivos de recepción televisiva en los que se
consideraba que los sujetos eran seducidos o atrapados por las características
formales de los medios, y cada vez avanzan hacia concepciones de sujetos
activos, que procesan información, que orientan sus acciones y las de los otros
dependiendo de determinados intereses o motivaciones. El reconocimiento de los
niños desde su nacimiento como sujetos partícipes de su aprendizaje puede
impactar la producción de mensajes acordes con sus capacidades, necesidades y
desarrollo.
6. A pesar de los logros de los estudios mencionados, sus
resultados tienen algunos límites. Una parte se llevó a cabo en laboratorios y
en estos espacios no se logra captar del todo las condiciones habituales en las
que un niño y sus padres ven la televisión. En ocasiones es difícil extrapolar o
generalizar los resultados de algunos de los experimentos, por el tipo de
población que participó en ellos o porque el contenido televisivo comercial no
fue considerado en las pruebas. Sin embargo, estos trabajos han ido revelando
la complejidad de una práctica cotidiana aparentemente simple como es la de ver
televisión. Otro de los límites es que se centran en el hogar, y si bien es
cierto que el contacto de los niños con la televisión tiende a iniciarse en
casa, ellos también asisten a otros espacios, como guarderías, jardines
infantiles y hogares comunitarios, donde los medios de comunicación también
pueden estar presentes, por lo que se hace necesario examinar también lo que
ocurre en estos lugares.
7. De las investigaciones analizadas surgen varias preguntas
abiertas, de las cuales se formula aquí una: ¿Cuáles son las consecuencias a
largo plazo en los niños de una exposición tan temprana a los medios de
comunicación y en especial a la televisión? Al respecto hay evidencia cruzada.
Por ejemplo, en el trabajo de Pagani, llevado a cabo en Canadá, se encontró que
había una relación negativa entre una exposición temprana a la televisión, los
logros académicos y hábitos saludables. Luego de hacer un seguimiento a los
reportes de padres sobre el tiempo de televisión que veían sus niños con edades
que oscilaban entre 29 y 53 meses y comparar los registros escolares de estos
en primaria, así como otros indicadores, se señaló por ejemplo, que por cada
hora adicional vista a los 29 meses, se notaba un descenso del 6% en el desempeño
en matemáticas y de 13% de actividad física. En las conclusiones de este
estudio se indica que hay riesgos a largo plazo por una exposición temprana a la televisión. En
contraste, los resultados de la investigación de Schmidt, adelantada en Estados
Unidos, manifestaba que no se observaba que el tiempo de ver televisión
ocasionara ni beneficios ni detrimento de las habilidades cognitivas y del
lenguaje de los niños de tres años.
8. El diseño de los productos audiovisuales para estas
edades implica tener en cuenta los hitos de desarrollo de estos niños, sus
procesos cognitivos, la manera como procesan información de la pantalla, y
desde luego su contexto.
9. Aun en los trabajos analizados no se ha podido establecer
con claridad el tipo de competencias, habilidades o conocimientos que puedan
ser “enseñados” a los niños a través de la pantalla: ¿Qué pueden aprender los
niños de la televisión? ¿Qué se les puede enseñar a través de los medios a los
infantes de estas edades? Estas son preguntas que desafían varias instancias:
académicas, políticas y desde luego a los productores audiovisuales. Para
responderlas es necesario seguir adelantando investigaciones sobre esta área,
seguir planteándose interrogantes y considerando los contextos específicos
donde los niños menores de tres años crecen en un país latinoamericano.
Extraído de:
LA
INFLUENCIA DE LA NUEVA TELEVISIÓN EN LAS EMOCIONES Y EN LA EDUCACIÓN DE LOS
NIÑOS
Revista Internacional de Psicología
Dr. Serafín Aldea Muñoz
Director Departamento de Psicología Universidad de Soria