"Hemos descubierto que cada hora adicional de exposición a la televisión en niños y niñas que comienzan a andar se corresponde en el futuro con una disminución de la motivación escolar y del rendimiento en matemáticas, un aumento del acoso por parte de los compañeros de clase, una vida más sedentaria, un mayor consumo de comida basura y por último, un mayor índice de masa corporal", señala la directora del estudio Linda S. Pagani, profesora de psicosociología de la Universidad de Montreal e investigadora del Centro de Investigación del Hospital Universitario de Sainte-Justine.
El objetivo del estudio, que se publica en el último número de la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, ha sido determinar el impacto que tiene la exposición a la televisión en niños de dos años y las consecuencias en el éxito académico futuro, la forma de vida y el bienestar general. "Entre los dos y los cuatro años, incluso una exposición gradual a la televisión retrasa el desarrollo", declara Pagani.
En la investigación participaron 1.314 niños. "Se solicitó a los padres y madres información sobre la cantidad de televisión que veían sus hijos a las edades de 29 y 53 meses, se pidió al profesorado que evaluara los hábitos académicos, psicosociales y de salud de los niños, y se midió el índice de masa corporal (IMC) de éstos a la edad de diez años", explican los investigadores.
A pesar de las indicaciones de la Academia Americana de Pediatría, que recomienda menos de dos horas de televisión diarias a partir de los dos años, "los padres muestran un escaso conocimiento real y una escasa concienciación", apunta el estudio.
"Esta investigación confirma las sospechas que ya habían despertado diversos resultados obtenidos en proyectos de menor alcance. Este estudio adopta un planteamiento integral y considera de forma simultánea los factores parentales, pediátricos y sociales", afirma la investigadora.
La primera infancia, el período más crítico
"Los resultados obtenidos son un apremiante mensaje de salud pública contra el exceso de televisión en la primera infancia y para que los padres y madres presten atención a las recomendaciones sobre la exposición de los niños a la televisión", asegura la experta.
Según la investigación, los niños y niñas de dos años que ven demasiada televisión en el futuro diminuirán su motivación escolar en un 7%, el rendimiento en matemáticas (6%), la actividad física desarrollada en los ratos de ocio (13%) y la actividad física general (9%).
Por otro lado, aumentará el riesgo de acoso por parte de los compañeros un 10%, el consumo de refrescos y zumos un 9%, el consumo de comida entre horas un 10% y el índice de masa corporal un 5%.
"La primera infancia es un período crítico para el desarrollo cerebral y para la definición del comportamiento. Altos niveles de consumo de televisión durante este período pueden originar futuros malos hábitos de salud" advierte Pagani.
Dado que la exposición a la televisión fomenta la vida sedentaria, en opinión de Pagani, se debe impedir a los niños de dos años que vean la televisión para evitar que adopten hábitos mentales y físicos pasivos en las fases posteriores de la infancia.
"El sentido común nos dice que la televisión ocupa un tiempo que podría emplearse en otras actividades y tareas más enriquecedoras que fomenten el desarrollo cognitivo, motor y del comportamiento", concluye la investigadora.
Referencia bibliográfica:
Linda S. Pagani, Caroline Fitzpatrick, Tracie A. Barnett. "Prospective Associations Between Early Childhood Television Exposure and Academic, Psychosocial, and Physical Well Being by Middle Childhood", Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine.
Fuente
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