Los medios de comunicación han invadido nuestra vida cotidiana ¿Debe la familia ocuparse activamente del tema? ¿Cuál es la responsabilidad que le cabe? Ante tan fuerte avance, el sistema educativo debe tomar cartas en el asunto ¿De qué manera?
La familia, ni puede rechazar por sistema los medios como un
mal, ni debe dar la espalda a una realidad cultural y social que se ha
introducido en los hogares y que aporta diversión, entretenimiento y formación.
Sin embargo, aunque es la familia quien tiene la primera responsabilidad, no
solamente de cuidar el uso de los medios, tiene el derecho de plantearse otras
metas para su utilización educativa e ir más allá, exigiendo medidas a las
diversas administraciones, ya sean locales o autonómicas.
La familia no debe cerrar los ojos a lo que hacen sus hijos
y debe continuar su exigencia crítica ante los medios. Su responsabilidad es
educadora, empleando los elementos de didáctica familiar que correspondan, ya
que los niños y jóvenes, pueden sufrir en gran medida la influencia física,
psíquica y consumista de los medios. El aprendizaje necesario para que las
familias sean capaces de utilizar con equilibrio la televisión, supone un
esfuerzo completo de todos sus integrantes, especialmente de los padres.
Una salida es -a largo plazo que los espectadores
consumidores ejerzan su derecho de intervención y logren mejorar la calidad de la programación. Para
ello es preciso implicarse como familia consumidora de imagen en la formación
personal hacia medios y mensajes y procurar que los sistemas educativos,
familiares, regionales, estatales y sociales, hagan inexcusable un diseño de
enseñanza aprendizaje en el que se consideren los medios de comunicación y su
análisis crítico (Peralta). Se puede y debe exigir a las productoras de
televisión, sin que ello evite la responsabilidad formativa de la familia, que
mejoren y cuiden los contenidos y los horarios de emisión, que controlen de
forma eficaz la calidad de sus programas.
La responsabilidad
del sistema educativo
En cuanto a la educación en medios, llevamos una década de
programas y proyectos institucionales centrados en lo tecnológico, ¿por qué se
potencia tan poco la educación en medios, lo que supone una alfabetización
audiovisual y digital? Pienso que por la misma razón de que es más fácil
instruir que educar, por la misma razón que confundimos tecnología con
máquinas, olvidándonos que el cerebro es la materia prima de la tecnología, por
la misma razón que en educación trabajamos sin tener en cuenta los objetivos,
ni la de necesidad de planificar los procesos, ni utilizar los recursos
incluidos los audiovisuales, informáticos y mediáticos en función del mismo
proceso, por la misma razón de que desistimos de la reflexión, del pensamiento,
de la filosofía y buscamos lo rápido, el último grito, la moda.
El sistema educativo, en concreto los profesores, deben
estar al día en lo que aportan los medios y las nuevas tecnologías, en la
utilización didáctica de los mismos y en las posibilidades pedagógicas y
formativas que entrañan, sin dejarse subyugar por lo inmediato, lo rápido y lo
vertiginoso: Un ejemplo, se confunde estar al día con disponer de la última
versión de Windows, del último juego informático, del móvil de última
generación o del último dispositivo mediático, cuando la capacidad de estar al
día se debiera manifestar en la actitud de búsqueda de nuevas formas de
investigar la realidad para acercarse a ella, de detección de nuevos problemas
y de la búsqueda creativa de sus soluciones, de aplicar nuevas fórmulas
educativas y didácticas para que los ciudadanos se hagan con la tecnología y
no, como sucede en muchas ocasiones, dependan de ella.
La administración educativa, por ello, debe proponer en
serio la adaptación, competente y honesta del profesorado, basada en su
eficacia didáctica y pedagógica, que implique a toda la comunidad educativa. Al
contrario, vemos que es más cómodo para el sistema educativo enseñar programas
informáticos, muchos de ellos de usar y tirar, que educar para y con los
medios, integrados en una sociedad educadora.
Se hace un inmenso gasto en material tecnológico, pero
escasa inversión en formación de los profesores, escasamente se investigan
nuevos planteamientos didácticos, y en pocas ocasiones se dedican dineros,
espacios y tiempos formativos en interesar a los profesores en estas materias y
dotarlos de herramientas útiles, didácticas, de investigación y de formación
personal. La alfabetización audiovisual, clave para moverse hoy día en el
mundo, y necesaria también en el uso de las nuevas tecnologías, brilla por su
ausencia tanto en los profesores, generalmente desconocedores de ella y de su
importancia educativa, como en los alumnos. Es necesario dedicar más tiempo y
esfuerzo a las nuevas didácticas, su investigación y transmisión, didácticas
especiales que tengan que ver con la totalidad de los medios y también con las
nuevas tecnologías.
En resumen, pienso que se potencia poco la educación en
medios, fundamentalmente por comodidad, de los profesores y de la misma
administración. Los recursos del estado se dirigen más a lo tecnológico que a
lo educativo. La administración ha caído en la trampa de diseñar sus programas,
favoreciendo más la instrucción que la educación, a pesar de que ésta es
fundamental para el desarrollo pacífico, solidario y creativo de la Especie Humana, y
entraña también la instrucción).
Extraído de:
La administración, los medios de comunicación, la familia y
las instituciones educativas deben ser educadores responsables
Enrique Martínez-Salanova Director de Aularia
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