miércoles, 22 de mayo de 2013

La formación de telespectadores críticos en educación secundaria

La televisión compite con la escuela, en su carácter de agente educativo. Queda claro que no podemos considerarla como “un simple entretenimiento”, sino como un productor de múltiples efectos y portador de una nueva manera de expresarse ¿Podemos leer críticamente ese medio? ¿Estamos alfabetizados en lenguaje audiovisual? ¿La escuela debe permanecer indiferente? A continuación transcribo las conclusiones de un trabajo de investigación, llevado a cabo en España, sobre un programa para la formación de teleespectadores críticos.



Discusión y conclusiones
La fundamentación, diseño, puesta en marcha y experimentación del programa didáctico «Descubriendo la caja mágica» en varios centros pilotos durante varios años ha sido el objeto central de este trabajo, que pretende contextualizar la necesidad de encuadrar el aprendizaje del medio televisivo en el contexto educativo, en este caso el escolar, tanto porque este medio responde a una especificidad concreta del lenguaje audiovisual, como por el inaplazable reto social de encauzar positivamente las altas dosis de consumo televisivo de los alumnos y alumnas, dentro del currículum escolar.

A lo largo de la evaluación del diseño y la experimentación de esta propuesta didáctica se ha ido poniendo de manifiesto la emergencia de un nuevo eje curricular dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, la educación en medios de comunicación, en el que se sitúa la educación para el visionado crítico y activo de la televisión, que se nos revela como una necesidad acuciante, no sólo por la renovación de la estructura del sistema educativo español, sino también por la propia demanda de la escuela y la comunidad de adaptar los contenidos curriculares al nuevo contexto social y mediático de los alumnos.

Sin embargo, la concienciación de la importancia del tratamiento de la educación televisiva en la escuela ha tenido hasta ahora escasa consideración en los centros escolares, tal como confiesan los docentes participantes en nuestro estudio. Existe por ello un radical desfase entre la realidad cotidiana y escolar que viven los alumnos.

La educación de la competencia televisiva se nos presenta, en consecuencia, como un concepto clave para superar este «divorcio» entre los universos mediático y escolar de los alumnos, ya que la adquisición de habilidades para aprender y enseñar a ver -por parte de alumnos y profesores- la televisión, favorece la conexión de la escuela con el mundo de la calle, acercando a este medio -y por ende, a todos los medios de comunicación- a la realidad de las aulas.

Ahora bien, los expertos evaluadores en el diseño y los profesores participantes en la investigación concluyen que sigue existiendo una notable escasez de materiales curriculares dentro de este eje transversal y es uno de los principales inconvenientes para el desarrollo de estos nuevos ámbitos de conocimiento, ya que los docentes tienen graves dificultades a la hora de diseñar materiales curriculares contextualizados, dentro de materias novedosas y difícilmente sistematizables. Por ello, la evaluación de diseños y experimentación de nuevos programas didácticos permite a los expertos y profesores participantes en la experiencia la posibilidad de implementar materiales curriculares flexibles y contextualizados que permitan dinamizar los procesos de enseñanza-aprendizaje en estos nuevos ámbitos de conocimiento que, sin obviar su carácter transversal, requieren también un tratamiento específico como disciplinas autónomas, donde la televisión y los otros medios se conviertan en objetos de estudio para conocer sus lenguajes, tecnologías, discursos y aportes sociales.

La televisión ocupa un lugar central en la vida de los adolescentes y jóvenes de hoy, siendo el principal patrón de referencia, en conjunción o disyunción, a veces, con el grupo de iguales. Los sujetos de nuestra investigación nos han situado la relevancia de esta interacción, al tiempo que nos han puesto de manifiesto el escaso o nulo tratamiento que, en la familia y especialmente en la escuela, tiene el desarrollo de una educación para el telespectador. Sin embargo, una vez contextualizadas estas percepciones iniciales en torno al medio televisivo, la puesta en marcha de los materiales curriculares contenidos en nuestro paquete curricular, a través de la experimentación del programa didáctico en contextos reales, nos ha permitido ir conociendo procesualmente la dinámica interactiva generada en las aulas, analizando sus contextos, sus estrategias de planificación y organización, el ambiente y clima del aula, los procesos didácticos, y los avances y limitaciones en las distintas fases de aplicación..., desde perspectivas tan enriquecedoras como la visión de los propios sujetos de la investigación -profesores y alumnos- como de observadores externos.

En toda esta fase de implementación de los materiales, se ha podido concluir, en primer lugar, la importancia de la existencia de estos recursos impresos y audiovisuales para la puesta en marcha de programas para el visionado de la televisión, dados los escasos conocimientos y cualificación -en nuestra experiencia- de los docentes y la dificultad de encontrar recursos curriculares adaptados a las nuevas demandas, nos sólo desde el punto de vista metodológico, sino también en cuanto al carácter innovador de estos nuevos contenidos temáticos. Si bien, a lo largo de toda la experimentación se ha puesto en evidencia la trascendencia de estos materiales para el desarrollo de actuaciones en educación para la televisión, también, sin embargo, hay que reconocer que todos los datos obtenidos, especialmente en esta fase de evaluación procesual mediante la recogida de datos cualitativos, demuestran que la existencia de estos materiales curriculares no son de por sí suficientes y la actuación del docente se nos revela como una clave básica para el éxito de los programas.

A lo largo de los análisis de los cuestionarios, diarios, observaciones y entrevistas, podemos entrever ese rol crucial que desempeña la figura docente, ya que no son más que «medios» y requieren de la intervención didáctica del docente para su implementación práctica. Es justo reconocer que los docentes valoran, a lo largo de todas las declaraciones, que no todos los materiales curriculares permiten el mismo «juego didáctico» y que la estructura metodológica innovadora que se presenta en este paquete curricular ha permitido favorecer dinámicas de aula participativas, estrategias innovadoras de evaluación y sistemas de agrupamientos flexibles que combinaron tanto el trabajo individual como el colectivo.

Aunque no exento de dificultades, generadas por los propios contextos institucionales, las limitaciones de recursos, presupuestos, problemas de tiempo, personal, escasa cualificación y perfeccionamiento específicos en la temática, así como por la propia psicología de estas edades -de por sí inestables y en evolución-, a las que habría que añadir las mínimas deficiencias detectadas por los profesores en el diseño y estructura de los materiales, el desarrollo del programa ha permitido, sin duda significativos avances en conocimiento del medio y estrategias para el visionado de la televisión. En cuanto a la adquisición de hábitos, hay que reconocer las dificultades inherentes para la consecución de cambios y mutación en estas dimensiones personales en un lapsus de tiempo tan puntual, desde un punto de vista temporal y espacial, restringiéndose los avances obtenidos al aumento de los niveles de reflexividad sobre las posibilidades personales y grupales de cambios de esos hábitos y sobre el grado de potestad personal para aprender a usar este medio de comunicación de forma autónoma y crítica, esto es, la comprensión del concepto de «competencia televisiva», no sólo por los niveles de praxis de la misma, sino por el autodescubrimiento individual y grupal de las potencialidades personales para conocer el medio, interpretarlo y usarlo inteligentemente.

En suma, la elaboración de materiales curriculares contextualizados se nos presenta como un importante reto educativo en un modelo educativo como la que se ha implantado en España, que propugna diseños curriculares flexibles y abiertos al entorno, especialmente en temáticas novedosas, como el uso de los medios de comunicación y la televisión en las aulas, desde la vertiente crítica, para su conocimiento y adquisición de niveles de competencia óptimos que permitan una apropiación del medio suficiente -concepto de «televidencia»- que favorezcan estrategias y hábitos de visionado más activos y racionales. La presencia de estos recursos impresos y audiovisuales ha revelado a lo largo de toda la investigación el dinamismo que estos medios pueden generar en los procesos de enseñanza-aprendizaje y aunque -como ya hemos afirmado- éstos no son suficientes para dinamizar la interacción en el aula, sí son elementos cruciales en manos de profesores y alumnos, con una cierta motivación para descubrir el universo televisivo.


Autores:
Aguaded Gómez, José Ignacio y Díaz Gómez, Rocío:
"La formación de telespectadores críticos en educación secundaria",
en Revista Latina de Comunicación Social 63. La Laguna (Tenerife)
Dr. José Ignacio Aguaded Gómez
Profesor del Departamento de Educación Universidad de Huelva (UHU).
Lic. Rocío Díaz Gómez
Doctoranda del Departamento de Educación. Universidad de Huelva (UHU), España

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