martes, 15 de octubre de 2013

Televisión y Educación


Existen diferencias esenciales entre la televisión comercial y la educativa, entre ellas se encuentran los fines ¿Qué funciones se le asignan a la televisión educativa? Por otra parte es necesaria una “Educación en medios” ¿Qué motivos avalan esta necesidad?



La televisión es uno de los medios de comunicación con mayor presencia en la sociedad occidental, lo que la ha llevado a considerarla como uno de los medios básicos de comunicación social conjuntamente con la prensa, a los que se les incorpora el Internet. Esto repercute para que se contemple como el metamedio que dirige nuestra cultura y los valores que en ella se movilizan. Como señala Cerezo: el poder del medio radica en “su capacidad de impacto, penetración social y poder hipnótico, debido a su percepción audiovisual”. Dicho de otra forma el poder que se le concede como instrumento de socialización y formación de hábitos y valores.

Su importancia es tal, que el volumen de receptores aumenta constantemente, así como sus posibilidades que se han visto trasformadas por las oportunidades que ofrecen la tecnología digital e interactiva.

Al mismo tiempo ha sido uno de los medios que más interés ha despertado para su incorporación a la enseñanza, ya que pocos han sido los países que no la han utilizado para la formación, o que no han contemplado proyectos específicos para su incorporación a la enseñanza, ya sea como instrumento para llevar la formación a los lugares alejados; para enriquecer la formación presencial desarrolladas en las aulas; o simplemente para aprender a descodificar sus mensajes y lenguajes.

Adentrándonos en la problemática de las relaciones entre la televisión y la educación, tenemos que señalar desde el principio que éstas han sido siempre complejas y analizadas desde diferentes perspectivas como son: instrumento de comunicación social, cultural, de análisis de la realidad circundante, expresivo, investigador o didáctico-educativo.

En el último de los aspectos apuntados, se han desarrollado diferentes proyectos en la Comunidad Latinoamericana, específicamente en México, la programación de la “Telesecundaria” ha tenido buenos resultados a la par de manejarse para la formación de las personas de las comunidades rurales.

Las funciones que se le han asignado a la televisión educativa han sido diversas, y en líneas generales podemos decir que han dependido de las funciones generales asignadas a la escuela como institución social y cultural, de la importancia que se le ha concedido al medio y del nivel educativo concreto al que directamente se refería, sin olvidarnos del hecho de estar refiriéndonos a una modalidad de educación formal o informal. De todas formas y a grandes rasgos podríamos decir que entre ellas se encuentran:

         Facilitar medios y recursos para los profesores y las instituciones.
         Apoyar la labor docente del profesorado, sobre todo en el desarrollo de metodologías innovadoras.
         Contribuir al desarrollo de la formación profesional, ocupacional y continua.
         Introducir en el aula a profesores y personas especializadas.
         Mejorar la formación y perfeccionamiento del profesorado haciendo que éstos puedan observar propuestas de innovación educativa, y el desarrollo de nuevas actividades escolares.
         Ayudar a la formación a distancia y flexible.
         Mejorar la calidad de la información y experiencias que se ofrecen en los entornos de formación.
         Ampliar la oferta educativa.

Para hablar de la utilización educativa de la televisión, es necesario inicialmente distinguir entre aprendizaje “sobre” y “desde” la televisión. En el primero de ellos nos encontramos una diversidad de proyectos encaminados al aprendizaje de los lenguajes del medio y a la alfabetización de los receptores con el objeto de evitar las manipulaciones que con el medio se originan y poder capturar e interpretar mejor los mensajes transmitidos por él tanto de forma consciente como inconsciente. En este sentido Pérez Tornero, ha sintetizado las finalidades de una educación para la televisión en diferentes motivos, entre los que podemos señalar:

         Descubrir el carácter mediacional del mensaje de la televisión como representación intencional de la realidad y desarrollar la capacidad crítica ante él.

         Desarrollar la autonomía ante el medio televisivo de los alumnos, entendiendo a éste como un servicio público en el que, como ciudadanos libres, tenemos que ser responsables en el uso.

         Explorar las posibilidades expresivas y comunicativas que ofrece la televisión para enriquecer la comunicación y el pensamiento humano.

         Desarrollar la autonomía de la comunidad para organizar libremente la televisión al servicio de los legítimos intereses del grupo.

         Potenciar la garantía de las libertades básicas de la comunicación: expresión y derecho a la información y también a la expresión de las diferencias.

         Impulsar la democratización del sistema televisivo que tiene que permitir el acceso y la participación a los ciudadanos, y en este caso a los miembros de la comunidad escolar.

La realidad es que si nuestro conocimiento del uso de la televisión para aprender “sobre” ella, y sobre sus mensajes y lenguajes, es amplia, por el volumen de propuestas y experiencias realizadas, las que además se encuentran fuertemente consolidadas, no ocurre lo mismo con su utilización para aprender “desde ella”, es decir para su utilización como instrumento didáctico. En este último caso muchas de las propuestas realizadas se han efectuado desde el campo del propio medio y no desde la didáctica y la formación, además las bases que suelen manejarse tienden a apoyarse más en criterios aleatorios que en propuestas científicas de actuación.

Aunque diferentes trabajos e investigaciones han puesto de manifiesto que los alumnos cuando están expuestos a programas de televisión, aprenden contenidos, adquieren valores y modifican sus patrones conductuales. También nos encontramos con el hecho de que muchas de las confianzas depositadas en ella no se han visto confirmadas en la experiencia práctica, y ello se debe a diferentes cuestiones, que van desde la sobrevaloración del medio, su contemplación como instrumento técnico por encima de medio didáctico, las actitudes de pasividad y rechazo que despierta y la formación que tiene el profesorado para su integración curricular. Y son precisamente de estos aspectos de los que voy a tratar en mi intervención, pero antes creo que estará bien dedicar unos instantes a precisar qué es lo que vamos a entender por televisión educativa frente a otras modalidades de televisión, y las peculiaridades que introduce en la misma la denominada televisión interactiva.

Sin querer indicar que sólo un tipo de modalidad de televisión puede ser aplicada en el terreno educativo, pues como bien se ha demostrado incluso tipos de programas tan alejados inicialmente de esta posibilidad como las telenovelas o los noticieros se han mostrado altamente eficaces con una utilización específica en la enseñanza, sí podemos señalar que existe un tipo de televisión que suele considerarse como educativa, y al respecto, y como han señalado diferentes autores bajo su denominación se pueden incluir tres tipos diferentes: cultural, educativa y escolar; que se diferencian por la estructura de los programas, sus destinatarios potenciales y los objetivos que persiguen.

         La televisión cultural, es la más genérica y se marca como objetivos prioritarios la divulgación y el entretenimiento, encontrándose el planteamiento inmerso dentro del propio programa no requiriendo por tanto de materiales complementarios.

         Y la televisión escolar, que persigue la función de complementar al sistema escolar formal, marcándose como objetivos los mismos que el sistema educativo general, con el nivel de secundaria.

Desde una perspectiva general, y como apunta Aguaded se pueden distinguir tres grandes niveles de explotación didáctica del medio: como auxiliar y recurso didáctico en las aulas (aprender con el medio), como objeto de estudio (para conocerlo e interpretarlo), y como medio de expresión y trabajo (comunicarnos con el medio). Fuera de su interpretación como medio de expresión, sus posibilidades se reducen a aprender “desde” o “sobre” la televisión. Posibilidades que por otra parte pueden extenderse si asociamos la televisión al medio videográfico, con sus posibilidades como instrumento de conocimiento y de investigación.



Extraído de
TELEVISIÓN Y EDUCACIÓN
Berta Patricia Legorreta Cortés
Campus Texcoco

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