Existen diferencias esenciales entre la televisión comercial y la educativa, entre ellas se encuentran los fines ¿Qué funciones se le asignan a la televisión educativa? Por otra parte es necesaria una “Educación en medios” ¿Qué motivos avalan esta necesidad?
La televisión es uno de los medios de comunicación con mayor
presencia en la sociedad occidental, lo que la ha llevado a considerarla como
uno de los medios básicos de comunicación social conjuntamente con la prensa, a
los que se les incorpora el Internet. Esto repercute para que se contemple como
el metamedio que dirige nuestra cultura y los valores que en ella se movilizan.
Como señala Cerezo: el poder del medio radica en “su capacidad de impacto, penetración social y poder hipnótico, debido a
su percepción audiovisual”. Dicho de otra forma el poder que se le concede
como instrumento de socialización y formación de hábitos y valores.
Su importancia es tal, que el volumen de receptores aumenta
constantemente, así como sus posibilidades que se han visto trasformadas por
las oportunidades que ofrecen la tecnología digital e interactiva.
Al mismo tiempo ha sido uno de los medios que más interés ha
despertado para su incorporación a la enseñanza, ya que pocos han sido los
países que no la han utilizado para la formación, o que no han contemplado
proyectos específicos para su incorporación a la enseñanza, ya sea como
instrumento para llevar la formación a los lugares alejados; para enriquecer la
formación presencial desarrolladas en las aulas; o simplemente para aprender a
descodificar sus mensajes y lenguajes.
Adentrándonos en la problemática de las relaciones entre la
televisión y la educación, tenemos que señalar desde el principio que éstas han
sido siempre complejas y analizadas desde diferentes perspectivas como son:
instrumento de comunicación social, cultural, de análisis de la realidad
circundante, expresivo, investigador o didáctico-educativo.
En el último de los aspectos apuntados, se han desarrollado
diferentes proyectos en la Comunidad Latinoamericana, específicamente en
México, la programación de la “Telesecundaria” ha tenido buenos resultados a la
par de manejarse para la formación de las personas de las comunidades rurales.
Las funciones que se le han asignado a la televisión educativa
han sido diversas, y en líneas generales podemos decir que han dependido de las
funciones generales asignadas a la escuela como institución social y cultural,
de la importancia que se le ha concedido al medio y del nivel educativo
concreto al que directamente se refería, sin olvidarnos del hecho de estar
refiriéndonos a una modalidad de educación formal o informal. De todas formas y
a grandes rasgos podríamos decir que entre ellas se encuentran:
Facilitar
medios y recursos para los profesores y las instituciones.
Apoyar la
labor docente del profesorado, sobre todo en el desarrollo de metodologías
innovadoras.
Contribuir al
desarrollo de la formación profesional, ocupacional y continua.
Introducir en
el aula a profesores y personas especializadas.
Mejorar la
formación y perfeccionamiento del profesorado haciendo que éstos puedan
observar propuestas de innovación educativa, y el desarrollo de nuevas
actividades escolares.
Ayudar a la
formación a distancia y flexible.
Mejorar la
calidad de la información y experiencias que se ofrecen en los entornos de
formación.
Ampliar la
oferta educativa.
Para hablar de la utilización educativa de la televisión, es
necesario inicialmente distinguir entre aprendizaje “sobre” y “desde” la televisión. En el
primero de ellos nos encontramos una diversidad de proyectos encaminados al
aprendizaje de los lenguajes del medio y a la alfabetización de los receptores
con el objeto de evitar las manipulaciones que con el medio se originan y poder
capturar e interpretar mejor los mensajes transmitidos por él tanto de forma
consciente como inconsciente. En este sentido Pérez Tornero, ha sintetizado las
finalidades de una educación para la televisión en diferentes motivos, entre
los que podemos señalar:
Descubrir el
carácter mediacional del mensaje de la televisión como representación
intencional de la realidad y desarrollar la capacidad crítica ante él.
Desarrollar
la autonomía ante el medio televisivo de los alumnos, entendiendo a éste como
un servicio público en el que, como ciudadanos libres, tenemos que ser
responsables en el uso.
Explorar las
posibilidades expresivas y comunicativas que ofrece la televisión para
enriquecer la comunicación y el pensamiento humano.
Desarrollar
la autonomía de la comunidad para organizar libremente la televisión al
servicio de los legítimos intereses del grupo.
Potenciar la
garantía de las libertades básicas de la comunicación: expresión y derecho a la
información y también a la expresión de las diferencias.
Impulsar la
democratización del sistema televisivo que tiene que permitir el acceso y la
participación a los ciudadanos, y en este caso a los miembros de la comunidad
escolar.
La realidad es que si nuestro conocimiento del uso de la
televisión para aprender “sobre” ella, y sobre sus mensajes y lenguajes, es
amplia, por el volumen de propuestas y experiencias realizadas, las que además
se encuentran fuertemente consolidadas, no ocurre lo mismo con su utilización
para aprender “desde ella”, es decir para su utilización como instrumento
didáctico. En este último caso muchas de las propuestas realizadas se han
efectuado desde el campo del propio medio y no desde la didáctica y la
formación, además las bases que suelen manejarse tienden a apoyarse más en
criterios aleatorios que en propuestas científicas de actuación.
Aunque diferentes trabajos e investigaciones han puesto de
manifiesto que los alumnos cuando están expuestos a programas de televisión,
aprenden contenidos, adquieren valores y modifican sus patrones conductuales.
También nos encontramos con el hecho de que muchas de las confianzas
depositadas en ella no se han visto confirmadas en la experiencia práctica, y
ello se debe a diferentes cuestiones, que van desde la sobrevaloración del
medio, su contemplación como instrumento técnico por encima de medio didáctico,
las actitudes de pasividad y rechazo que despierta y la formación que tiene el
profesorado para su integración curricular. Y son precisamente de estos
aspectos de los que voy a tratar en mi intervención, pero antes creo que estará
bien dedicar unos instantes a precisar qué es lo que vamos a entender por
televisión educativa frente a otras modalidades de televisión, y las
peculiaridades que introduce en la misma la denominada televisión interactiva.
Sin querer indicar que sólo un tipo de modalidad de televisión
puede ser aplicada en el terreno educativo, pues como bien se ha demostrado
incluso tipos de programas tan alejados inicialmente de esta posibilidad como
las telenovelas o los noticieros se han mostrado altamente eficaces con una
utilización específica en la enseñanza, sí podemos señalar que existe un tipo
de televisión que suele considerarse como educativa, y al respecto, y como han
señalado diferentes autores bajo su denominación se pueden incluir tres tipos
diferentes: cultural, educativa y escolar; que se diferencian por la estructura
de los programas, sus destinatarios potenciales y los objetivos que persiguen.
La televisión
cultural, es la más genérica y se marca como objetivos prioritarios la divulgación
y el entretenimiento, encontrándose el planteamiento inmerso dentro del propio
programa no requiriendo por tanto de materiales complementarios.
Y la
televisión escolar, que persigue la función de complementar al sistema escolar
formal, marcándose como objetivos los mismos que el sistema educativo general,
con el nivel de secundaria.
Desde una perspectiva general, y como apunta Aguaded se
pueden distinguir tres grandes niveles de explotación didáctica del medio: como
auxiliar y recurso didáctico en las aulas (aprender con el medio), como objeto
de estudio (para conocerlo e interpretarlo), y como medio de expresión y
trabajo (comunicarnos con el medio). Fuera de su interpretación como medio de
expresión, sus posibilidades se reducen a aprender “desde” o “sobre” la televisión. Posibilidades
que por otra parte pueden extenderse si asociamos la televisión al medio
videográfico, con sus posibilidades como instrumento de conocimiento y de
investigación.
Extraído de
TELEVISIÓN Y EDUCACIÓN
Berta Patricia Legorreta Cortés
Campus Texcoco
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