jueves, 31 de mayo de 2012

Los contenidos televisivos y los jóvenes

Es claro que los jóvenes buscan “su lugar en el mundo”, muchas veces recurren a la imitación. Son grandes consumidores de productos televisivos ¿Qué resulta de esa interacción? ¿Qué valores pueden encontrar en la TV? ¿En qué radica la influencia particular que ejerce en los jóvenes?




En el caso de los jóvenes y adolescentes, su relación con la televisión comparte algunas semejanzas con el resto de receptores, pero son probablemente más significativas las diferencias. Ello hace necesario un trabajo diferente que atienda a esas peculiaridades.

El seguidismo y hasta la obsesión por “las marcas”, presente con fuerza persuasiva y auténtica razón de ser en los anuncios de televisión, lleva implícito el triunfo de los valores que le son más propios a la sociedad de consumo: imitación, consecución de los productos más caros, cuya “necesidad” muchas veces es ficticia, pero que reafirma o define la identidad personal y la identificación colectiva de muchos jóvenes a través de la materialidad.

El afán por imitar todo tipo de conductas o expresiones, los problemas alimenticios que pueden desembocar en graves enfermedades (anorexia, bulimia...), así como otros efectos, algunos de ellos perniciosos, se derivan especialmente de la aceptación acrítica, exclusivamente emocional, de la publicidad y de la fascinación que la sabia conjunción de recursos expresivos y posibilidades visuales y sonoras provoca en los más indefensos.

Los padres observan que son cuatro las direcciones principales hacia las que orientan la conducta de sus hijos los anuncios de televisión (134):

a) Hacia el consumismo. Hacia desear y exigir todo lo que ven anunciado. El razonamiento implícito de los niños sería éste: todo lo que es anunciado es bueno y deseable, por tanto hay que comprarlo.

b) Hacia las marcas como signos distintivos, ya desde muy pequeños.
Una cosa es mejor para los niños, y en consecuencia hay que comprarla, si es de determinada marca. El efecto “marca” está siempre mediatizado y reforzado por la influencia de los iguales.

c) Hacia la moda. La publicidad genera deseos y exigencias de vestir de determinada manera, ponerse la gorra como sus ídolos, vestir su misma ropa, etc., lo que se traduce en exigencias inmediatas de compra.

d) Hacia la imitación de comportamientos en las formas de actuar y de hablar. Como expresan los propios padres: “Correr y ganar como el que lleva las zapatillas Nike”.

Respecto a los contenidos dañinos y nocivos, en relación con los jóvenes, se ha de tener muy presente la influencia negativa que pueden ejercer los medios de comunicación, y sobre todo la televisión, en aspectos como la valoración y la identificación del alcohol y del resto de drogas con situaciones gratificantes o con el logro de aspiraciones o deseos, aspectos presentes a veces en películas o en series de gran audiencia dirigidas que, dirigidas o no al público de esas edades, son vistas por él.

Cuando se detecte tal tratamiento conviene abordar en clase esa realidad de manera crítica y realista, poniendo al descubierto tales presentaciones encubridoras de más crudas situaciones, convirtiendo tales contenidos televisuales en un pretexto para aportar información, en una buena ocasión para prevenir. Las actividades con los alumnos mayores podrían incluir, por ejemplo, el visionado de algún documental o una película adecuada sobre el tema, así como la visita al aula de especialistas en drogodependencias para aclarar dudas y hacer que se avance en la educación para la salud o, en su caso, en la coeducación y el respeto al otro en su diferencia (ideológica, racial, de género, etcétera).

En España los medios de comunicación han dejado de tener un espacio y un tiempo mínimos para el maltrato doméstico y la violencia de género ejercida principalmente contra la mujer. Ahora se sabe que no había correspondencia entre el reflejo y el tratamiento mediático de este grave problema social y la realidad del mismo, frecuentemente oculta y que tiene unas dimensiones hasta hace pocos años desconocidas para el público y para la agenda de los medios. Es un ejemplo de avance respecto a la responsabilidad de los medios informativos, sobre la cual ha de estar vigilante no sólo la empresa emisora o editora sino también todo receptor que se precie de serlo, todo ciudadano consciente de vivir en alguna de las nuevas mediápolis, lo que refrenda la oportunidad de que la enseñanza escolar no desdeñe la educación para la comunicación.



Extraído de
TESIS DOCTORAL
AUTOR: JUAN-FRANCISCO TORREGROSA CARMONA
DIRECTOR: DR. LUIS-MIGUEL MARTÍNEZ FERNÁNDEZ



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